El calentamiento global puede tener repercusiones en muchos sectores económicos. Es necesario tener en cuenta el empleo y los derechos laborales en la transición hacia una economía más sostenible.
El nombramiento de Janet Yellen como Secretaria del Tesoro la colocará al mando de la economía estadounidense. Desde ese puesto deberá enfrentar la crisis provocada por la covid-19.
Solo se conocen las líneas generales del Plan de Recuperación presentado por el Gobierno de España, así que todavía no se puede cuantificar su impacto en el PIB, ni si permitirá alcanzar los 800 000 empleos prometidos.
El presidente de España, Pedro Sánchez, ha presentado el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, que canalizará los fondos europeos destinados a superar la crisis. Contará en los 3 próximos años con 72 000 millones de euros.
El FMI señala en su informe de septiembre de 2020 que la economía española evolucionará en función de la salud de sus ciudadanos. O sea, que no es cierto que haya que elegir entre economía y salud. Al contrario, dice que sin salud no hay economía.
En su acuerdo de diciembre de 2019, la coalición PSOE-Podemos se comprometió a derogar la reforma laboral del gobierno de Rajoy (2012). La pandemia ha alterado los tiempos pero la propuesta está en marcha.
Alentar la venta callejera podría ser parte de la recuperación del COVID-19 para muchas ciudades alrededor del mundo, donde el trabajo informal ya es una parte importante de la economía.
La caída de la complejidad de la economía española hace que la mayoría de los puestos de trabajo sean de bajos salarios y baja cualificación. En este contexto, es difícil reducir las desigualdades.
La covid-19 y el confinamiento han cuestionado cinco paradigmas: horario y duración, lugar desde el que se trabaja, forma de liderar, la vida laboral en una sola empresa, y el trabajo como desarrollo profesional y personal.
Solo una de cada cinco personas con discapacidad trabajaba en España antes de la crisis de la COVID-19. La situación laboral y formativa ahora es mucho más complicada para este colectivo. ¿Cómo va a afectar el nuevo panorama a un grupo de personas tan vulnerable como este?
Reducir la temporalidad en el empleo, revisar el sistema de protección del desempleo y aprender a hacer teletrabajo son las tres grandes lecciones que deja la crisis de la COVID-19 al mercado laboral español.
Tras los ERTE y el impulso al teletrabajo, a aplicación del permiso retribuido para los trabajadores de sectores no esenciales, implica un nuevo reto para las empresas todavía en activo.
Ante las dudas sobre el futuro que dejará la pandemia a España e Italia, solo existe la certeza de la gestión china de la crisis y la necesidad de contener la propagación del virus.
El trabajo de miles de profesionales asegura la provisión de alimentos, fármacos, mascarillas, jabón, internet y electricidad, entre otros productos y servicios.
La nueva reforma laboral que va a desarrollar el gobierno de coalición de España pretende recuperar el equilibrio de las relaciones entre los empresarios y los trabajadores. Sin embargo, también suprime algunas medidas que habían eliminado rigideces del mercado de trabajo.
Los datos evidencian que las personas mayores de 50 años tienen más dificultades para encontrar empleo que las jóvenes. Todo apunta a que el motivo es la falta de formación para desarrollar los nuevos trabajos que requieren de habilidades de las que este grupo de edad carece.
Profesor asociado de la Facultad de Ciencias Economicas y Empresariales de la Universidad Pontificia Comillas / Director del Master in Talent Management de Advantere School of management, Universidad Pontificia Comillas
Profesor Asociado de Economía Aplicada e Investigador del Instituto Universitario de Análisis Económico y Social (IAES) y de la Cátedra de Responsabilidad Social Corporativa, Universidad de Alcalá