Aunque la pandemia es una crisis global, no se deben aplicar medidas de recuperación estandarizadas. Hace falta entender las dinámicas locales, fomentar el largo plazo y la autogestión.
La actual crisis sanitaria ha reavivado el debate sobre la vivienda, núcleo de la actividad humana durante el confinamiento, que debería cumplir con unas condiciones básicas de habitabilidad.
Se cuestiona si la rápida expansión de la COVID-19 ha tenido algo que ver con la alta densidad y los modelos urbanos concentrados de las grandes ciudades.
Esta pandemia debería dar pie a la puesta en marcha y generalización de prácticas urbanas que hacen nuestras ciudades más sanas, más resilientes y más autosuficientes.
La reconversión de espacios industriales en artísticos es un asunto con larga tradición en ambientes académicos y técnicos, y con menor recorrido en su concreción práctica.
Las superislas de Barcelona son un magnífico modelo para replicar en ciudades de todo el mundo y mejorar así la vida de los ciudadanos y la salud del planeta.
La capital financiera del mundo sufre un problema estructural con la vivienda, en el que se mezclan variables como la especulación inmobiliaria, el precio de los alquileres y los desalojos.
En ciudades como París, Londres y Madrid se están realizando desarrollos urbanísticos para acometer el crecimiento de población. Pero las grandes infraestructuras están teniendo lugar en sitios como China, India y Arabia Saudí.
No es el sitio en el que se vive ni tampoco el lugar de trabajo. Los terceros espacios buscan favorecer la interacción social, algo necesario para la salud de la vida urbana contemporánea.
Aún es pronto para valorar la incidencia de esta medida en los niveles de contaminación, pero los aledaños de Madrid Central han visto cómo ha aumentado la intensidad del tráfico.
La cultura de la movilidad pasa por considerar el derecho a poder moverse por la ciudad de forma adecuada al ciudadano y a su realidad. ¿Hará eso posible el proyecto de ‘Madrid Central’?
Google, Apple, Facebook, Amazon, Airbnb o Tesla están redefiniendo aspectos clave como el trabajo, la movilidad, el ocio o incluso la forma de vida. Las ciudades son los campos de prueba de sus innovaciones.
Investigadora responsable de diseño arquitectónico en Fundación Matia, Doctora por la Universidad Politécnica de Madrid, Universidad Politécnica de Madrid (UPM)
Doctorando en Sociología Urbana y miembro del Grupo de investigación de sociedad, medio ambiente y territorio (GISMAT), Universidad Complutense de Madrid