No se puede ir a la guerra sin una economía fuerte que la respalde. Con las sanciones económicas a Rusia se busca privarla de los recursos económicos que necesita para hacer funcionar su economía y, a la vez, financiar la guerra contra Ucrania.
Todo hace pensar que Pekín sabía lo que los americanos intuían y el resto nos negábamos a reconocer: que Putin invadiría Ucrania. China gana en principio en su alianza con Rusia, pero pierde si Rusia adopta, como ha adoptado, el derrotero de la invasión.
Ucrania, una vez conocida como el granero de Europa, sufrió una hambruna terrible bajo Stalin. Este desastre, entre otros, perjudica las relaciones modernas entre los dos países vecinos.
El riesgo de que Ucrania, pero también los países europeos y Estados Unidos, sufran ciberataques por parte de Rusia o de grupos afines a su causa es elevado.
Para entender la guerra de Rusia en Ucrania, hay que fijarse en la mezcla de nacionalismo religioso y militarista bajo el mandato de Putin, que se manifiesta plenamente en la nueva Iglesia de las Fuerzas Armadas rusas.
En un mundo globalizado y digital las fronteras desaparecen y la guerra encuentra otros campos de batalla, como los medios de comunicación, las redes sociales, las leyes y la economía.
El presidente ruso puede ser muchas cosas, pero en ningún caso se comporta de forma errática o perturbada, sino, más bien al contrario, toda su biografía sigue un patrón lineal y coherente. Así lo señala un experto en patologías psicológicas.
Para Putin y para algunos rusos, los villanos de la crisis no son solo los nacionalistas ucranianos, sino también los gobiernos occidentales. Consideran que Occidente tiene un conjunto de normas para sí mismo, y otro para países como Rusia.
Rusia y Ucrania han acordado cerrar en territorio bielorruso una posible salida a la guerra. Bielorrusia es cómplice de Rusia en este conflicto y su estado marioneta desde hace muchos años.
La dependencia de Alemania del gas natural ha socavado la unidad de Occidente a la hora de tratar con Rusia, creando una oportunidad para Vladimir Putin.
Casi nadie vio que el proyecto de Putin era la restauración del Imperio zarista, la gran Rusia o algo lo más parecido posible a la URSS. Se apuntan muchos a esta teoría, pero solo desde hace pocas horas.
Para comprender el conflicto actual entre Rusia y Ucrania, es necesario conocer la historia de las relaciones entre ambos países y la composición étnica y religiosa del Estado ucraniano.
En los conflictos internacionales, puede observarse cómo las formas de liderazgo de cada país son diferentes, y dependen de la educación y los valores de la sociedad de la que proceden.
Xavier Ginesta, Universitat de Vic – Universitat Central de Catalunya
Mientras gran parte de la comunidad internacional clama contra los planes de Vladimir Putin en Ucrania, llama poderosamente la atención el silencio de la UEFA, órgano rector del fútbol europeo. ¿El motivo? Sus intereses comerciales con la gasística semipública rusa Gazprom.
Se acaba de conmemorar el 30 aniversario del fin de la URSS y Rusia pasa por uno de sus momentos más críticos. Putin busca recuperar el viejo imperio perdido desde el despotismo y la crueldad.
El presidente estadounidense ha ordenado el despliegue de tres mil soldados más para apoyar a la OTAN en Europa del Este. Con ello, Biden se adentra tanto en un conflicto regional como en un territorio jurídico enmarañado.
Ucrania vive con incertidumbre la nueva amenaza rusa mientras Moscú y Washington apuran las conversaciones para evitar la invasión de las tropas de Putin. La tensión es máxima. Cualquier detalle puede marcar la diferencia entre la paz y la guerra.
Rusia parece estar cada vez más cerca de invadir Ucrania, a pesar de las advertencias de Estados Unidos y otras potencias occidentales. He aquí algunas ideas clave para ayudar a entender el origen de esta crisis.
Associate Professor of Instruction in the School of Interdisciplinary Global Studies, Affiliate Professor at the Institute for Russian, European, and Eurasian Studies, University of South Florida