Una metáfora primaria es potente en la mente de quienes la escuchan: la ‘máquina del fango’ a la que Pedro Sánchez hace referencia es particularmente eficaz.
Ya ha llegado al Congreso de los Diputados español la polémica proposición de Ley sobre la amnistía por hechos vinculados al procés catalán. La normativa produce la extinción de la responsabilidad penal, administrativa y contable.
Una campaña desarrollada en un marco emocional, el telón de fondo de los pactos autonómicos PP-Vox y la esperanza por la remontada, que activó al electorado, entre otros motivos, han hecho que Pedro Sánchez se convierta en “perro viejo de la política”.
La estrategia del presidente del Gobierno de adelantar elecciones, de la que muchos desconfiaron, no ha dejado a Pedro Sánchez un escenario desfavorable.
El escrutinio de la noche electoral sorprendió a todas las encuestas, con un resultado mucho mejor de lo esperado para el PSOE y un triunfo amargo del PP, muy alejado de la mayoría absoluta. Todo depende ahora de lo que decidan los partidos independentistas catalanes, sobre todo Junts, la formación de Carles Puigdemont.
Con este anuncio el presidente del Gobierno ha sorprendido a sus oponentes y a la ciudadanía en general. Pero el adelanto de las elecciones no perjudica tanto al PP o al resto de la derecha como a sus socios de izquierda.
¿Suponen las elecciones autonómicas y municipales la cuenta atrás para un cambio de ciclo político? Los comicios revelan la fortaleza del PP en las grandes ciudades y dejan muy tocado, aunque no hundido, el proyecto socialista. Vox irrumpe como fuerza de gobierno, Podemos sufre un descalabro y Ciudadanos se encamina a la desaparición.
Posponer un cambio de dirección en el Partido Popular acentuaría las diferencias internas, incomprensibles para el electorado que sale disparado hacia otras opciones políticas, y anticiparía un reguero de dimisiones de quienes abandonan la nave a la espera de nuevas oportunidades.
Los comicios del domingo confirman la vuelta a un sistema de tres partidos, con la posición hegemónica del PP en el espectro político del centro-derecha, un nacionalismo otra vez fuerte en Galicia y un PSdeG que afronta otra recomposición.