La autora expone el ideario del ecoeconomista José Manuel Naredo, que propone integrar el conocimiento científico con formas de conocimiento intuitivas y éticas para una economía más inclusiva.
Los Gobiernos deben incentivar una innovación menos centrada en la automatización y más en tecnologías compatibles con las personas para generar mejores empleos y, así, una prosperidad económica más compartida.