Para la pensadora Simone Weil el trabajo era filosofía, pensamiento, mística. Vale la pena revisar su ideario ahora que las nuevas tecnologías amenazan con cambiar el concepto de trabajo.
La filósofa francesa constituye uno de los ejemplos extremos en los que la vida encarna las creencias personales, incluso a costa de la salud y de la propia muerte.
Tendencias, modas y éxito tienen muy poco que ver con la filosofía. Pero hay preocupaciones que destacan por encima de otras y nombres propios que conviene conocer.
Dedicando el tiempo necesario y prestando el suficiente interés conseguiremos decidir de manera racional si aquello que consideramos bueno y malo lo es realmente.