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¿Cómo optimizar el reparto de los fondos de cohesión entre regiones europeas?

Entre 2014 y 2020, la UE destinó –a través del Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER)– casi un tercio de su presupuesto total, 351,8 mil millones de euros, para su política de cohesión económica, social y territorial, que busca reducir las desigualdades y apoyar el desarrollo de todas sus regiones.

Junto a las investigadoras Foroogh Salekpay y Cori Vilella, proponemos una nueva forma de distribuir los recursos limitados del FEDER: una combinación del reparto igualitario de los fondos con un reparto igualitario de las pérdidas (lo que las regiones no llegan a recibir).

¿Cómo se asignan los fondos?

La asignación de estos fondos se realiza a través de complejas negociaciones políticas entre los estados miembros de la UE. Para su distribución, se clasifica a las regiones en tres tipos, según su PIB per cápita:

  • Las regiones más desarrolladas (R1), con un PIB per cápita superior al 100 % de la media de la UE.

  • Las regiones en transición (R2), con un PIB per cápita situado entre el 75 % y el 100 % de la media de la UE.

  • Las regiones menos desarrolladas (R3), con un PIB per cápita inferior al 75 % de la media de la UE.

Sin embargo, las peticiones superan los recursos disponibles y la dotación del FEDER es limitada y no puede satisfacerlas todas. Por otra parte, a partir de 2008, coincidiendo con el estallido de la crisis financiera, se ha ralentizado la convergencia entre regiones europeas.

Reparto de recursos

Este tipo de situaciones, en las que los recursos son insuficientes para satisfacer todas las demandas, es lo que se conoce en teoría económica como problemas de adjudicación de reclamos conflictivos. Ejemplos de ello son la quiebra técnica (bancarrota) o la división de herencias.

De acuerdo a este enfoque de recursos limitados, existen diferentes formas de repartir el presupuesto. Las principales son:

  • La regla proporcional, que reparte proporcionalmente lo que se pide.

  • La regla igualitaria, que reparte el presupuesto a partes iguales, teniendo en cuenta la demanda.

Si lo que se busca es alcanzar la convergencia, reduciendo las diferencias económicas entre regiones, en el reparto de fondos hay que priorizar a las regiones menos desarrolladas (R3). Estas son las que tienen mayores demandas por habitante. Para ello, lo que se propone es empezar la repartición por estas regiones, lo que va igualando las demandas.

Por ejemplo, si la región menos desarrollada (Grecia R3) pide por habitante 1 622 euros y la siguiente (Rumanía R3) pide 1 604 euros, se empieza asignando a Grecia R3 hasta satisfacer la diferencia entre ambas regiones. Esto es, Grecia R3 recibe primero 18 euros por habitante. Cuando las dos demandas se igualan se reparte la misma cantidad entre las dos regiones. Y se aplica el mismo proceso al resto de las regiones.

Esta forma de repartir, llamada CEL, asigna cero euros por habitante a las regiones más desarrolladas. Pero este reparto es inaceptable en la práctica y, además, hay que asegurar que todas las regiones reciban una parte del presupuesto.

Equilibrio y equidad

El objetivo debe ser garantizar un reparto que logre un mejor equilibrio entre la convergencia regional y la equidad en la asignación del presupuesto.

Nuestra propuesta es combinar la prevalencia de la asignación a las regiones menos desarrolladas (R3) con la distribución de un mínimo (min) que sea el mismo para todas las regiones, independientemente de su PIB per capita. Una vez distribuido dicho mínimo, el resto del presupuesto se reparte siguiendo la priorización de las regiones menos desarrolladas (CEL).

Hemos dado el nombre de CELmin a esta nueva forma de reparto. Su aplicación muestra una mejora en la distribución del presupuesto de desarrollo regional. Comparativamente, la CELmin logra un mejor equilibrio en la convergencia regional, sin penalizar en exceso a las regiones más desarrolladas (R1).

En conclusión, la CELmin es una solución viable y eficaz para la distribución de los fondos de desarrollo regional en la Unión Europea. Combinando las ventajas de la distribución igualitaria con la priorización de mayores demandas, asegura un mínimo de recursos para todas las regiones.

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