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La Asamblea General de Las Naciones Unidas tras la votación del proyecto de resolución sobre la situación en Ucrania el 24 de marzo de 2022. UN Photo/Mark Garten

¿Cómo se están posicionando los gobiernos africanos ante la guerra en Ucrania?

La agresión rusa contra Ucrania está generando una variedad de reacciones en África, algunas de ellas encontradas. Una es la consternación por una invasión que remite al reparto colonial del continente. Otra es la indignación por las imágenes de la discriminación contra extranjeros africanos en su huida del país.

La indiferencia tampoco está ausente, especialmente entre poblaciones que viven sumidas en sus propias crisis en el Sahel, Etiopía, Mozambique, República Democrática del Congo o el Sáhara Occidental. Pero también crece la preocupación por el abastecimiento de alimentos y las implicaciones económicas que esta guerra pueda provocar.

Si atendemos solo a las posturas gubernamentales, las votaciones de las resoluciones sobre Ucrania en Naciones Unidas nos ofrecen una ventana para el análisis. Los tres miembros africanos del Consejo de Seguridad, Tanzania, Ghana y Gabón, votaron a favor de una resolución de condena que finalmente no se aprobó por el veto de Rusia. Esto llevó a la Asamblea General a considerar una resolución sobre la Agresión contra Ucrania, que se aprobó el 2 de marzo por 141 votos positivos, 5 negativos y 38 abstenciones, además de 12 ausencias.

El grupo africano se mostró dividido en esta ocasión: mientras 28 países votaron a favor, 17 se abstuvieron y 8 se ausentaron. Solo Eritrea votó en contra, en apoyo abierto a Rusia. Algo parecido ha ocurrido en la resolución sobre consecuencias humanitarias de 24 de marzo.

Es evidente que, frente a sus vecinos del norte, los países africanos no logran coordinar sus posicionamientos geopolíticos a través del Grupo Africano.

Para entender esta diversidad, es útil diferenciar los motivos encontrados que subyacen a las políticas africanas en esta cuestión.

Sentido del voto de los países africanos de la resolución de la Asamblea General de naciones Unidas sobre la agresión a Ucrania. CSIS

Defensa de la soberanía nacional y la integridad territorial

Una razón fundamental por la que más de la mitad de los gobiernos condena la invasión de Ucrania es que esta viola un principio fundacional de los modernos estados africanos. En su intervención ante el Consejo de Seguridad, el embajador keniano en Naciones Unidas expresaba así la importancia del respeto de las fronteras, aunque sean heredadas de la colonización: “Si (los africanos) hubiéramos optado por buscar estados sobre la base de la homogeneidad étnica, racial o religiosa, todavía estaríamos librando guerras sangrientas muchas décadas después”.

Este es un motivo mucho más explicativo que el potencial alineamiento con los países del Atlántico Norte frente al eje chino-ruso. Dicho alineamiento es solo evidente en algunos casos: Liberia tiende a votar sistemáticamente con Estados Unidos. Y algunos países francófonos muy dependientes, como Níger, pueden atender más a las indicaciones de París que a otras consideraciones. Pero en las resoluciones de la Asamblea General, esto es más la excepción que la norma.

Influencia rusa

En los últimos años, tanto el gobierno como grupos privados rusos han aumentado su presencia en África. Rusia invierte en sectores extractivos clave y constituye el principal proveedor de armas al continente. Mercenarios privados del Grupo Wagner operan en países como Mali, República Centroafricana, Libia o Mozambique.

Por otra parte, en África Austral, Rusia es todavía considerada como heredera de la Unión Soviética y del apoyo que prestó a los movimientos de liberación nacional, que se enfrentaron a regímenes racistas o coloniales apoyados por Estados Unidos o por gobiernos europeos.

Esto explica que en resoluciones sobre Crimea de años anteriores, países como Eritrea, Zimbabwe, Sudán, Mali o Etiopía hayan tendido a votar contra la condena a Rusia. Sin embargo, en las resoluciones de marzo de 2022 solo el primero ha mantenido su apoyo explícito al gobierno del Kremlin. La opción de casi la mitad de los países africanos ha sido la de abstenerse o ausentarse.

No Alineamiento e influencia china

La abstención o ausencia de casi la mitad de los gobiernos africano se explica fundamentalmente por el deseo de no tomar partido en un conflicto que enfrenta a potencias mundiales. Existe una larga tradición de no alineamiento entre los africanos procedente de la Guerra Fría. En las últimas décadas, la mayoría de sus gobiernos ha sabido aprovechar lo que cada potencia tenían que ofrecer.

Por otra parte, la abstención de China también ha sido una referencia. No debe olvidarse que la posición china en la Asamblea General suele ser coincidente con la mayoría de los africanos, con los que se coordina a través Grupo de los 77. Si esto cambiara, es probable que viéramos a más países votando de manera diferente.

La posición de un gobierno tan importante como el de Sudáfrica debe entenderse en la convergencia de esta diversidad de motivos. Habría que añadir que se trata del miembro africano de la alianza de los BRICS (Brasil-Rusia-India-China-Sudáfrica), de los que solo el primero ha condenado la invasión rusa. El gobierno de Pretoria ha argumentado además que pretende jugar un papel mediador en el conflicto.

Sin embargo, el presidente Ramaphosa ha expresado cierta comprensión hacia los motivos de su homólogo Putin para invadir Ucrania. Y la propuesta sudafricana de una resolución alternativa a la aprobada sobre las consecuencias humanitarias en Ucrania tuvo el apoyo explícito de Rusia y China. Este escoramiento ha sido criticado por muchos en el país, que argumentan que una posición verdaderamente no alineada no implica no condenar un acto de agresión como el cometido contra Ucrania.

¿Y el tipo de régimen político?

El carácter más o menos democrático de los regímenes africanos no está determinando su posición en este conflicto. Gobiernos democráticos como Sudáfrica o Namibia se han abstenido, mientras que gobiernos autoritarios como Chad, Gabón o Somalia han votado a favor.

Sin embargo, de manera agregada, entre los que han apoyado la resolución dominan los regímenes “libres” (6) y “parcialmente libres” (14) frente a los “no libres” (8), según la clasificación Freedom House. Por su parte, entre los abstencionistas o ausentes dominan los últimos (2 libres, 8 parcialmente libres y 15 no libres). Estos mismos indicadores consideran a Eritrea como uno de los países más opresivos del continente.

Una nueva Guerra Fría y la unidad de África

Hay quienes ya hablan de una nueva Guerra Fría, que enfrentaría a un bloque atlántico de países democráticos y un bloque de potencias con regímenes autoritarios y hasta totalitarios.

El principal referente de estos últimos no sería tanto Rusia como China. Si estos análisis tuvieran razón, ¿se convertirían los países africanos en nuevos escenarios calientes de la confrontación? ¿Profundizaría esto el reforzamiento del despotismo que suponen los recientes golpes de estado en África?

La tentación de ambos bloques de apoyar a gobernantes autoritarios ya se ha puesto de manifiesto. En este juego, las largas conexiones históricas entre europeos y americanos con África no les pondrán necesariamente en una situación de ventaja frente a Pekín y su aliado ruso. El discurso chino de cooperación sur-sur y el ofrecimiento de ayuda sin condicionalidades, incluyendo depuradas técnicas de control social, pueden resultar más atractivos para muchos gobernantes africanos.

La alternativa, defendida por muchos analistas del continente, es reforzar un polo africano de poder más autónomo y profundizar en los procesos de integración económica y política regional.

Así, el principal impulso a favor de la democratización, la redistribución o la seguridad en la región debería proceder de las mismas organizaciones africanas. Pero eso implicaría un fortalecimiento de los lazos políticos y económicos internos a costa de las familiares dependencias externas. Y no está claro que muchos gobiernos en el continente estén dispuestos al coste personal y político que tendría esta apuesta de futuro.

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