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El coronavirus deja el turismo en números rojos

“Quédate en casa hoy para poder viajar mañana” es la frase con la que la Organización Mundial del Turismo (OMT) lanza un mensaje de esperanza en medio de la incertidumbre nacional e internacional provocada por la crisis del coronavirus.

Aunque ahora lo que más preocupa es el impacto de la pandemia en la salud de los ciudadanos, también hay una gran inquietud por sus repercusiones económicas (y por el nefasto recuerdo que dejó en todos la Gran Recesión de 2008).

Los efectos de la COVID-19 sobre el sector turístico, pueden ser particularmente graves. El turismo representa un 12,3% del PIB español y, a finales de 2019, empleaba a 2,62 millones de personas.

2020: el año que no hubo Semana Santa

El cierre de fronteras en España y Europa (que se mantendrá al menos hasta mediados de abril), junto a la prohibición de entrada a viajeros provenientes de zonas de alto riesgo emitida por otros países han colocado a España en una situación de turismo cero.

La imposibilidad de viajar ha paralizado la cadena de producción turística de España. Si ya a mediados de marzo hubo un importante número de cancelaciones, y las reservas habían caído (sobre todo a Canarias y Baleares), ya es un hecho que la temporada de Semana Santa se ha perdido.

Turismo en números rojos

Expertos del sector señalan que, en la primera quincena de marzo, las ventas de las empresas turísticas españolas cayeron cerca de un 50%, y que la cancelación de congresos o convenciones por la crisis del coronavirus ha supuesto una pérdida para el turismo MICE (Meetings, Incentives, Conferences and Events) de más de 120 millones de euros en 2020.

Según previsiones de Exceltur, en un escenario “positivo” de dos meses de paralización de actividad, las pérdidas económicas podrían alcanzar los 18 800 millones de euros para el sector turístico. Y si la crisis se extendiese cuatro meses, se llegaría a los 33 800 millones.

Por otro lado, extrapolando los datos de pernoctaciones y entradas de viajeros que se realizaron en 2019 en el periodo de marzo a mayo, las pérdidas, solo en el sector hotelero español, superarían los 3 000 millones de euros.

Ayudas al sector

La primera medida de ayuda a las empresas del sector turístico, de transportes y de hostelería, relativa a una línea ICO de 400 millones de euros, fue considerada claramente insuficiente por los miembros del sector.

Las medidas económicas anunciadas posteriormente (movilización de 200 000 millones de euros, flexibilización en la aprobación de ERTE por fuerza mayor, o el programa de compra de deuda del BCE por valor de 750 000 millones de euros) pueden ayudar a inyectar liquidez al sistema.

No obstante, la industria turística reclama otro tipo de acciones, que incidan en las peculiaridades de sus diferentes ramas productivas: alojamiento, agencias de viaje, transporte, eventos, etcétera.

Los efectos de la COVID-19

El 19 de marzo las autoridades sanitarias decretaron el cierre de de los hoteles y alojamientos turísticos. Aunque las grandes y las pequeñas cadenas hoteleras intentan paliar la crisis con cierres o retrasos en la apertura de temporada, esta medida se ha traducido en la aplicación extensiva de ERTE en el sector hotelero. La cancelación sin gastos de reservas de tarifa no reembolsables por parte de algunos intermediarios turísticos agrava aún más la situación.

En el caso de las agencias de viaje, esta crisis podría afectar al 90% de sus trabajadores. Para evitar su descapitalización por las cancelaciones, asociaciones españolas y europeas del sector han propuesto la emisión de bonos de viaje al cliente. En términos generales, estas asociaciones plantean dotar de una mayor flexibilidad a las normas de reembolso establecidas en la Directiva Comunitaria de Viajes Combinados y Servicios de Viajes Vinculados.

También las empresas de transporte terrestre, marítimo o aéreo se han visto afectadas por las cancelaciones de viajes, bien por restricciones operativas o por la fuerte caída de la demanda turística.

Las grandes aerolíneas que operan en España han solicitado flexibilizar la política de reembolso de billetes y el aplazamiento de las tasas aeroportuarias y de los impuestos de aviación a nivel nacional o de la Unión Europea.

La clave está en el tiempo

La duración de esta crisis será un factor determinante para que el sector turístico pueda sobrevivir a ella y recupere las cifras de negocio de hace apenas un trimestre.

En cualquier caso, se tardará en recuperar la confianza (en la economía, en el futuro familiar, en la seguridad sanitaria…) necesaria para reactivar la actividad turística. Probablemente sea la demanda a destinos domésticos lo primero que se recobre, dado que los consumidores nacionales tenderán a centrar sus estancias turísticas en su propio país. No será hasta más tarde, cuando gradualmente los consumidores vuelvan a optar por destinos internacionales.

La crisis del coronavirus y las decisiones tomadas por el Gobierno para frenar el avance de la enfermedad han afectado duramente todas las actividades vinculadas con el sector turístico en España. Es necesario, por tanto, que las medidas de apoyo que tomen las administraciones públicas permitan que la industria turística pueda sobrevivir a medio y largo plazo a este impacto coyuntural.

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