Todo docente busca generar emociones positivas en sus clases y, a la vez, desarrollar al máximo el potencial académico de sus estudiantes. Lo cierto es que hay una relación directa entre ambas cosas: según las investigaciones más recientes, las emociones juegan un papel clave en los buenos resultados académicos. La cuestión es: ¿hasta qué punto influye el profesorado en esas emociones?
El estilo docente y la motivación
La teoría de la autodeterminación nos dice que los comportamientos de los docentes en clase pueden ser motivadores o desmotivadores. La clave está en si apoyan o frustran tres necesidades psicológicas consideradas básicas y universales en todos los estudiantes: la autonomía, la competencia y la relación.
La autonomía hace referencia al sentido de iniciativa, a llevar acabo las acciones por voluntad propia, sin presiones externas; la competencia se refiere a la capacidad de realizar tareas de manera eficaz; y la relación, a sentirse conectado y vinculado con los demás.
Un profesor con estilo motivador satisface las necesidades de sus estudiantes, ofrece opciones, fomenta la iniciativa, procura que los contenidos sean prácticos y útiles, comunica claramente lo que se espera, proporciona ayuda y asistencia cuando es necesario y muestra atención a las preocupaciones de los estudiantes.
Al contrario, un docente desmotivador ejerce su poder, es impaciente, utiliza un lenguaje controlador y agresivo, critica a los estudiantes y los deja sin orientación.
Estos estilos de enseñanza han resultado ser fundamentales para explicar los resultados académicos de los estudiantes. En este sentido, un docente con estilo motivador tiene muchas probabilidades de que sus estudiantes sientan más emociones positivas y, en consecuencia, obtengan mejores notas.
Los mensajes en el aula
Pero no solo es importante el estilo de enseñanza que se adopta, sino también los mensajes que se lanzan en el aula. Para persuadir e implicar a los estudiantes en las tareas escolares existen dos maneras de comunicarse: se pueden utilizar mensajes enmarcados en la ganancia (resaltando los beneficios de realizarlas) o en la pérdida (destacando el coste de no realizarlas).
Por ejemplo, un docente puede decir a un estudiante: “Si prestas atención a la explicación, esto te va a resultar fácil”; o bien puede decirle: “Si no prestas atención a la explicación, esto te va a resultar difícil”. Otros ejemplos pueden ser: “Si estudias, disfrutarás de esta asignatura” frente a “Si no estudias, te perderás la oportunidad de aprender cosas interesantes”; “Si haces la tarea, te pondré un punto positivo” frente a “Si no haces la tarea, te quedarás sin patio”.
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Utilizar uno u otro tipo de mensajes tiene diferentes consecuencias. Los mensajes que se centran en la pérdida se relacionan con un peor rendimiento académico, procrastinación y preocupación ante los exámenes. Contrariamente, los mensajes enmarcados en la ganancia han demostrado su relación con la motivación de calidad, mejores notas, una relación profesor–estudiante más positiva y una mayor vitalidad de los estudiantes.
Sin embargo, la relación de estos mensajes con las emociones de los estudiantes era algo desconocido hasta hace poco.
Estilo de enseñanza, mensaje y emociones
Los mensajes enmarcados en la ganancia suelen, a lo largo del tiempo, fomentar las emociones adaptativas de los estudiantes (disfrute y orgullo), tanto si los profesores muestran un estilo de enseñanza motivador como desmotivador. Esta es la principal conclusión de nuestro reciente estudio, en el que participaron 1107 estudiantes de secundaria.
Las emociones positivas se relacionaban directamente con las notas académicas. Además, cuantos más mensajes enmarcados en la ganancia daban los profesores, aparecían menos el aburrimiento, la desesperanza, la ansiedad, la ira y la vergüenza. Una buena noticia, dado que son emociones negativas que influyen negativamente en las notas de los estudiantes.
Por otro lado, independientemente del estilo motivador o desmotivador del docente, lanzar mensajes que se centran en la pérdida mermaba las emociones positivas de sus estudiantes.
Según estos resultados, el tipo de mensajes que utilizan los profesores en clase tiene una importancia mayor que el estilo de enseñanza que puedan desarrollar.
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La importancia de la comunicación docente
Estos resultados nos ayudan a comprender mejor las relaciones que se establecen entre el estilo de enseñanza, el marco del mensaje y las emociones de los estudiantes.
Los hallazgos destacan la relevancia de los mensajes de los profesores centrados en los beneficios para persuadir a los estudiantes de que sigan sus consejos en clase. De esta forma, no sólo pueden influir positivamente en el rendimiento académico de los estudiantes y en sus resultados, sino que también pueden promover emociones positivas y adaptativas, contribuyendo a una mejora de su bienestar.