El Instituto de Ciencias del Espacio pertenece al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), la institución pública más grande dedicada a la investigación en España y la tercera más grande de Europa, y depende formalmente del Ministerio de Economía y Competitividad de España a través de la Secretaría de Estado de Investigación, Desarrollo e Innovación.
El ICE - CSIC participa a un nivel significativo en más de una docena de misiones y experimentos en tierra. Entre éstas podemos citar una participación significativa en misiones de la importancia de LISA Pathfinder & LISA, para la detección de las ondas gravitacionales y el Observatorio de Rayos Gamma Fermi de la NASA. También hemos hecho contribuciones significativas a experimentos tales como el Telescope Array de Cherenkov, el Dark Energy Survey, y están liderando científicamente el espectrógrafo CARMENES.
El Instituto de Ciencias del Espacio articula la participación del CSIC en la confederación de institutos independientes afiliados al Instituto de Estudios Espaciales de Cataluña (IEEC). Se trata de una fundación sin ánimo de lucro, fundada en febrero de 1996, cuya Junta Directiva incluye, además del CSIC, la Generalitat de Catalunya, la Universitat de Barcelona (UB), la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB) y la Universitat Politècnica de Catalunya (UPC). Nuestro Instituto se beneficia así de la interacción y colaboración con la estructura más grande del CSIC y con la comunidad y el gobierno catalán. El Director del Instituto de Ciencias del Espacio es a la vez, co-Director de la Fundación IEEC. Esta asociación con el CSIC y el IEEC se refleja en nuestra sigla (IEEC-CSIC).
Hasta mediados de septiembre podemos disfrutar de un cometa descubierto hace poco más de una semana en el cielo del amanecer por un astrónomo aficionado japonés. Se acercará tanto al sol que puede que no sobreviva.
Supernovas, la mayor explosión que la humanidad haya contemplado jamás. Desde el principio de los tiempos, han contribuido a la evolución química del universo, y continúan haciéndolo.
El descubrimiento de flujos de agua salada en Marte y la posibilidad de que albergase microorganismos sirven de excusa para abordar muy pronto la exploración humana del planeta rojo.
Analizados los resultados del impacto de la misión DART en el asteroide Dimorphos, podemos decir que el año 2022 marco el comienzo de un plan de defensa planetaria activa ante la posible llegada de un asteroide devastador.
Los meteoritos, rocas llegadas desde lejanos rincones del sistema solar, nos traen un valioso mensaje que bien merece nuestra protección. Es necesario que lleguen a manos expertas, y protegerlos.
2023 CX1, que se desintegró en el Canal de la Mancha, fue descubierto unas horas antes de la colisión. Este tipo de detecciones, cada vez más habituales, nos permitirán protegernos de encuentros con rocas más grandes y peligrosas.
Los meteoritos condríticos pueden “cocinar” vida, lo que aumenta la probabilidad de la ubicuidad de la vida extraterrestre, incluso en el Sistema Solar.
Las observaciones del cometa ZTF indican que está próximo a la magnitud estelar +5 y, por tanto, es visible a simple vista desde un lugar con poca luz artificial.