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La tecnología humaniza la educación

Las tecnologías de información y comunicación (TIC), en paralelo con los desarrollos en psicología cognitiva y ciencias de la educación, están produciendo un cambio de paradigma formidable en la educación, tanto en relación con el proceso de aprendizaje como en la misión de los educadores.

Tradicionalmente, el objetivo de la educación había sido trasladar conocimiento, preparar a los estudiantes para un trabajo y para que ocupen su lugar en la sociedad. Sin embargo, el futuro de la educación se ve, cada vez más, como una oportunidad para desarrollar y fortalecer nuestras cualidades individuales. Aquí es donde radica el verdadero cambio.

En el futuro, gracias a la tecnología, la educación no solo consistirá en adquirir los conocimientos necesarios para realizar este o aquel trabajo, sino que también nos permitirá ayudar a desarrollar la personalidad de los estudiantes, centrándonos particularmente en sus fortalezas, adaptando la cantidad de tiempo dedicado a estudiar a sus necesidades y capacidad, midiendo los resultados del proceso de aprendizaje y qué métodos de enseñanza pueden ayudar mejor en el desarrollo personal y profesional.

Tecnología integradora

Aquí es donde la tecnología puede contribuir a la humanización del proceso de aprendizaje. A veces pensamos que la tecnología es un obstáculo para la proximidad o la sociabilidad, pero es una falacia basada en la idea de que la tecnología es una amenaza para la humanidad, que destruye puestos de trabajo a través de la automatización o que los robots terminarán conquistando el mundo.

Por el contrario, la integración de tecnología y enseñanza puede ayudar a humanizar poderosamente el proceso de aprendizaje. Además de adaptarse a las circunstancias de los alumnos, puede reforzar la relación entre alumnos y profesores. También facilita la labor docente, por ejemplo, en la medición del rendimiento académico, en la transmisión de información básica o respondiendo a preguntas frecuentes. De esta manera, la tecnología permite que los educadores se enfoquen en actividades con mayor valor añadido.

Aprendizaje híbrido

Flexible, adaptable, intensivo, fácil de usar e incluso entretenido: estas son las características del aprendizaje híbrido (blended), que combina el aprendizaje en línea con clases presenciales. La ventaja del aprendizaje en línea es que puede mantener el impulso de aprendizaje al adaptarse a las circunstancias del alumno. También permite una mayor interactividad con otros participantes.

Las metodologías híbridas, tanto en la educación universitaria como en la formación continua, representan el futuro. No obstante, todavía hay algunos analistas que minimizan la importancia del aprendizaje en línea o que argumentan que nada puede reemplazar la enseñanza cara a cara.

También se cree que la alta dirección es contraria a la formación en línea en la empresa. Aunque todavía hay ciertas resistencias, se trata fundamentalmente de una cuestión generacional ya que las nuevas generaciones de directivos, que estarán más familiarizados con el entorno en línea y la comunicación a través de plataformas móviles, son más receptivas a estas metodologías. Solo tenemos que ver las salas de juntas con paneles de hace un siglo, con sus muebles clásicos y chimeneas, y compararlas con el entorno de las oficinas del siglo XXI, más transparente, funcional y tecnológico.

Es interesante notar que la mayoría de los educadores con experiencia en metodologías híbridas reconocen que los resultados son tan buenos o mejores que los de la enseñanza tradicional. La resistencia se produce generalmente entre los que la desconocen: alrededor del 80 por ciento de los docentes sin experiencia en la enseñanza en línea dicen que es menos eficaz que la enseñanza presencial.

Una fórmula en auge

Independientemente de los argumentos, la simple verdad es que las instituciones educativas que ofrecen cursos híbridos, que combinan las clases en línea, de alta calidad, con la enseñanza tradicional en el aula, están creciendo rápidamente.

Por ejemplo, un estudio reciente en Estados Unidos muestra que el 70,8 por ciento de los líderes académicos creen que la educación en línea es un componente crítico de sus estrategias a largo plazo —un aumento del 48,8 por ciento de los que creían esto en 2002—. Al mismo tiempo, el 77 por ciento cree que la capacitación en línea produce los mismos o mejores resultados que la enseñanza presencial tradicional. Solo el 28 por ciento admite que su personal docente acepta el valor y la legitimidad de la enseñanza en línea.

Una encuesta sobre formación continua, realizada por Roland Berger, estimó que el 77 por ciento de las empresas de EEUU usaron el aprendizaje en línea para sus programas de desarrollo profesional, mientras que en Europa más de 3.000 empresas utilizaron este tipo de métodos de enseñanza. La misma encuesta estimó que el 90 por ciento de las empresas utilizarían plataformas de aprendizaje electrónico en los próximos años.

Parece natural que el aprendizaje híbrido desempeñará un papel cada vez más importante en la educación ejecutiva en los casos en que los participantes no puedan asistir presencialmente. La cuestión clave, pues, es qué porcentaje de formación presencial y qué porcentaje de clases en línea son los óptimos para maximizar el aprendizaje.

Obviamente, lograr la combinación correcta de enseñanza en línea con la enseñanza en el aula dependerá de los objetivos del programa, el perfil de los participantes, los contenidos, las habilidades que se quieren desarrollar e, incluso, el coste, la infraestructura y la capacidad de los instructores y profesores para enseñar en línea.

Los retos de futuro

¿Cómo deberían las instituciones educativas consolidar sus ventajas competitivas en un contexto relativamente fragmentado que ofrece oportunidades significativas de desarrollo e innovación? ¿La experiencia educativa en sí misma, asociada con una marca en particular, continuará proporcionando la principal ventaja competitiva de las universidades?

Dado que el acceso a la información en estos días es prácticamente ilimitado, con una gran cantidad de contenido educativo distribuido a través de openware, ¿será el contenido el rey, y las compañías capaces de crear contenido las ganadoras? ¿Es posible que una plataforma LMS (Learning Management System) se convierta en dominante? Quizás alguna institución educativa combine su presencia en todos estos frentes.

Dada la evolución fulgurante de las tecnologías, es difícil prever el ritmo de la evolución. Todavía existe incertidumbre y falta de conocimiento sobre la efectividad y la viabilidad de algunas tecnologías y aplicaciones en la educación.

Los MOOC

Algunos analistas han reaccionado de forma exagerada, pronosticando un tsunami en el sector educativo como consecuencia, por ejemplo, de la aparición de los MOOC (Massive Online Open Courses, cursos masivos y abiertos en línea). Sin embargo, no se han cumplido las profecías que vaticinaban la sustitución de la educación formal por los MOOC.

En primer lugar, porque las universidades, especialmente los centros de prestigio, ofrecen una experiencia vivencial, en paralelo al programa educativo, difícilmente reducible a un programa masivo. Además, los MOOC no han encontrado el reconocimiento de las empresas empleadoras, que siguen reclutando en las buenas universidades.

Por otro lado, tampoco han cumplido la expectativa de llegar a un público universal y de garantizar un acceso a la educación con independencia de los recursos. De hecho, la mayoría de participantes en este tipo de cursos son graduados, muchos de ellos con título de máster. Finalmente, no han generado un modelo de negocio sostenible, ni han permitido reducir los costes de funcionamiento de las universidades tradicionales.

En todo caso, la carrera por integrar educación y tecnología empezó hace tiempo, y un gran número de universidades avanzan rápidamente.

En este contexto, el rol del docente se volverá decisivo, pasando del rol de conductor del proceso de aprendizaje a la gestión de los módulos en línea. La nueva generación de profesores, además de contar con un profundo conocimiento de sus áreas, también necesitará coordinar las metodologías de enseñanza en línea, usar las plataformas educativas y manejar información y materiales multimedia, además de optimizar la utilización de los ingentes contenidos digitales disponibles para todo el mundo.

Estamos ante un reto significativo y fascinante. Como explicaba Aristóteles, “el futuro de las sociedades depende de la educación de los jóvenes”. La tecnología puede hacer que las futuras generaciones de estudiantes aprendan mejor, que sean más humanas y que creen una futura sociedad global más justa y próspera.


La versión original de este artículo aparece en Revista Telos, de Fundación Telefónica.


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