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Charles Dickens con sus hijas (Robert Hindry Mason, 1869). Wikimedia Commons

Las mujeres de Charles Dickens

Charles Dickens (1812-1870), famoso escritor inglés de la época victoriana, es objeto de debate y controversia en estos últimos años y no es por ninguna de sus novelas, relatos o ensayos periodísticos, sino por su relación con las mujeres.

Tres son las mujeres que, principalmente, marcaron su vida: Maria Beadnell Winter fue su amor juvenil e inspiración para algunos personajes de sus novelas; Catherine Hogarth fue su esposa, con quien tuvo diez hijos y de quien se separó en 1858; y Ellen Ternan (Nelly) es el nombre de la actriz con quien mantuvo un idilio en su madurez, durante más de 10 años, en lo que era un secreto a voces.

Poco se ha escrito sobre ellas, pero desde los años noventa del siglo XX hasta ahora, la crítica especializada ahonda en estas figuras y las rescata de un olvido injusto o de un retrato inexacto, como ha sido el caso de Catherine (Hogarth) Dickens, su mujer, una gran desconocida para el gran público. Del mismo modo, Nelly Ternan, conocida como “la mujer invisible”, según Claire Tomalin, ha recibido más atención recientemente. Tomalin escribió una biografía sobre la relación entre la actriz y Dickens en 1990. En el año 2013 se llevó su historia a la pantalla en la película The Invisible Woman.

Un primer amor frustrado

Maria Beadnell Winter / Dora.

Dickens enamorado nos trae, por primera vez en español, la correspondencia entre Dickens y Maria Beadnell Winter, su amor juvenil, en diversos momentos de la vida de Dickens. Con forma de ensayo biográfico, esta obra redescubre la faceta amorosa del escritor. El joven Dickens sufrió enormemente en su juventud al encontrarse con el rechazo frontal a sus planes de boda por parte de los padres de su amada Maria, fuente de inspiración del personaje de Dora en la novela David Copperfield.

La esposa y madre, Catherine

El matrimonio entre Charles Dickens y Catherine Hogarth fue feliz al principio. Tuvieron 10 hijos en un período de 22 años. Sin embargo, su relación se deterioró con el tiempo. Dickens extendió la idea de que su mujer era débil y una madre incompetente, lo que construyó una imagen de Catherine Dickens como una mujer perturbada y mentalmente inestable, y la gran culpable de la infelicidad del matrimonio. Este retrato fue alimentado por el mismo Dickens, gracias a lo que se conoce como “la carta violada”, donde describió los supuestos problemas mentales de Catherine, así como la infelicidad de su matrimonio, y que se filtró a la prensa en 1858.

No es extraño que se piense que la representación literaria que hace Dickens de un matrimonio infeliz, como el de Dombey y Edith, su segunda esposa, en la novela Dombey and Son está basada en la propia experiencia de Dickens. En el capítulo 47, la voz narradora describe esta pareja como dispar, mal avenida e infeliz, lo que podría aplicarse a la situación del matrimonio en el momento de la publicación de la novela (entre octubre de 1846 y abril de 1848).

“The barrier between Mr. Dombey and his wife was not weakened by time. Ill-assorted couple, unhappy in themselves and in each other, bound together by no tie but the manacle that joined their fettered hands, and straining that so harshly, in their shrinking asunder, that it wore and chafened to the bone. Time, consoler of affliction and softener of anger, could do nothing to help them. Their pride, however different in kind and object was equal in degree; and, in their flinty opposition, struck out fire between them which might smolder or might blaze, as circumstances were, but burned up everything within their mutual reach, and made their marriage a road of ashes”

(El muro entre Mr Dombey y su mujer no se había debilitado con el tiempo. Pareja mal avenida, infelices consigo mismos y con el otro, estaban unidos únicamente por las esposas que encadenaban sus manos, y que apretaban hasta el hueso. El tiempo, que consuela las aflicciones y suaviza la ira, no podía hacer nada para ayudarles. Su orgullo, aunque de diferente tipo y dirección, era idéntico en grado; y en su obstinada oposición saltaban chispas entre ellos que podían arder en llamas o carbonizar, dependiendo de las circunstancias, pero que quemaban todo lo que alcanzaban y hacían de su matrimonio un camino de cenizas.)

Catherine Hogarth Dickens a partir de una obra de Daniel Maclise, R.A. Wikimedia Commons

Una imagen falsa

En 2010, la experta estadounidense Lillian Nayder rescata la figura de Catherine en su biografía The Other Dickens: A Life of Catherine Hogarth. Por primera vez se despojaba a Catherine Dickens de esa imagen construida en su contra, y se reconstruye un retrato más ajustado a la realidad recuperando material inédito y correspondencia de amigos y familiares. Nayder traza la vida de Catherine no solo en los años de matrimonio con Dickens, sino también durante su juventud, en el ambiente intelectual del Edimburgo de principios del siglo XIX. Asimismo, proporciona claves para entender la relación que mantuvo con sus hermanas, sobre todo, con Helen, la más joven, quien fue su gran apoyo tras la separación. Según Nayder, Catherine Dickens fue una mujer inteligente, culta, apreciada en su entorno familiar y cultural por lo que esta biografía permite al público descubrir una figura que hasta hace bien poco había sido silenciada.

Esto ha supuesto un vuelco en la consideración de la mujer de Dickens. Tras la obra de Nayder se han publicado, en esta misma línea, otras biografías, artículos e incluso se ha llevado a cabo una exposición en el museo Charles Dickens titulada “The Other Dickens: Discovering Catherine Dickens”, basada en el libro de Nayder quien, además, fue la comisaria de la exposición.

Encierro y locura

Al arrojar luz sobre Catherine, la biografía de Nayder desveló la estrategia de Dickens de distorsionar y silenciar la figura de su mujer. Esto se confirma cuando en el año 2019 el investigador John Bowen descubrió unas cartas (en concreto, 98), depositadas en la Universidad de Harvard. Estas cartas, que contienen información de primera mano de Catherine, revelan que el famoso autor tuvo la intención de encerrar a su mujer en un manicomio a pesar de estar totalmente cuerda. El descubrimiento de estas cartas ha llamado la atención del público donde se habla constantemente de la misoginia de Dickens.

Catherine Waters, aporta, sin embargo, interesantes opiniones sobre los esfuerzos que realizó Dickens por apoyar campañas en contra de la injusticia social y legal contra la mujer. El escritor fue además mentor de autoras como Eliza Lynn (Linton) y Harriet Martineau, a quienes ofrecía espacio en su revista Household Words para que realizaran contribuciones periódicas.

Gracias al trabajo de especialistas universitarios, conocemos más y mejor la relevancia de las tres mujeres principales en la vida de Dickens. Estas mujeres silenciadas, que habían permanecido a la sombra del escritor victoriano, recuperan voz y presencia en la crítica y en la cultura contemporáneas.

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