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Los conflictos, el acoso y el clima obligan a más de 110 millones de personas a desplazamientos forzosos

El número de desplazados forzosos aumentó a 108 millones de personas en 2022 y se espera que lleguen a 117 millones a finales de 2023, según la Agencia de Naciones Unidas para los refugiados (ACNUR). De esta cantidad, algo más de 60 millones son desplazados internos, personas que han sido forzadas a abandonar sus hogares pero que no han cruzado sus fronteras (reconocidas internacionalmente); mientras que casi 30 millones son refugiados fuera de su país de origen. El resto se desglosan como solicitantes de asilo, apátridas, repatriados y personas que requieren protecciones internacionales.

Según ACNUR, esta cantidad se distribuye geográficamente así: 22 % en Europa, 18 % en las Américas, 18 % en el este y el cuerno de África, 14 % en Oriente Medio y el norte de África, 11 % en el oeste y África central, 9 % en Sudáfrica y 9 % en Asia y el Pacífico. En un reciente informe de esta agencia se pide un reparto más equitativo de la responsabilidad de acogida ya que son la mayoría de países de renta baja o media quienes acogen a estas personas.

La protección de estos desplazados es también fundamental. Solo en enero y febrero de 2023, 368 personas fallecieron en su trayecto por el mar en Europa. Por eso es fundamental conocer los datos y las causas en detalle.

Un aumento de un 17 % por conflictos y violencia

Una de las principales causas del desplazamiento de personas es el conflicto y la violencia. Es la principal razón por la que el número de desplazados internos ha crecido tan rápidamente. Solo del 2021 al 2022, la cantidad creció en un 17 %.

La guerra en Ucrania ha provocado el desplazamiento más veloz de personas y uno de los mayores desde la Segunda Guerra Mundial. Ucrania se sitúa en novena posición de los solicitantes de asilo. Esto sucede, sin embargo, porque en la Unión Europea la gran mayoría de los ucranianos (dos tercios, lo que equivale a 4 millones) se registraron exclusivamente para ser beneficiarios del régimen de protección temporal en vez de seguir el procedimiento habitual de solicitud de asilo.

El comienzo de la guerra en Siria en 2011 provocó que más de 12 millones de sirios hayan tenido que abandonar sus hogares. Casi 7 millones como desplazados internos y más de 5 millones han solicitado asilo en el extranjero, principalmente en países vecinos como Turquía, Líbano o Jordania. La situación no ha mejorado, y desde mayo 2022 las solicitudes de asilo aumentaron, volviendo a los niveles de 2015 y 2016.

El número de solicitudes provenientes de Afganistán aumentó hasta los 3 millones de refugiados en 2022. El 80 % de la población que se encuentra en esta situación de desplazamiento interno son mujeres, niñas y niños. La tasa de reconocimiento de refugiados afganos se redujo de 66 % en 2021 a 54 % en 2022, debido a que hubo un mayor número de decisiones que otorgaron protección humanitaria temporal en vez del estatus de refugiado o protección subsidiaria.

El caso de Venezuela es también relevante. Más de 7 millones de venezolanos se han visto obligados a abandonar sus hogares desde 2015 por la situación de inseguridad e inestabilidad económica en su país, siendo Colombia y Perú los dos principales destinos (2,48 y 1,49 millones respectivamente), seguidos por Estados Unidos, Ecuador, España y Chile.

Variaciones climáticas y desastres naturales

Otra de las principales causas del desplazamiento forzoso son las variaciones climáticas y los desastres ocurridos como consecuencia. El Banco Mundial estima que para 2050, más de 140 millones de personas podrían verse obligadas a emigrar debido a desastres climáticos tan solo en las regiones de América Latina (17 millones), África Subsahariana (86 millones) y sur de Asia (40 millones).

Según el International Displacement Monitoring Centre, en 2022, 8,7 millones de personas se desplazaron internamente como consecuencia de estos desastres, un 45 % más que en 2021. Más de la mitad de los desplazados recientes se han producido debido a inundaciones.

Existen casos muy relevantes de estos desastres. Por ejemplo, El corredor seco de Centroamérica es la región que abarca Nicaragua, Honduras, Guatemala, Costa Rica y el Salvador y que es conocida por sus condiciones climáticas extremas. Desde huracanes hasta terremotos e inundaciones, los 11 millones de habitantes de la región se enfrentan a reiterados desastres naturales.

Otra de las causas que generan migraciones forzadas son la persecución o el acoso por la orientación política o sexual o de identidad de género. Por un lado, existen aún muchos sistemas autoritarios en los que se produce una persecución sistemática a la oposición. Por otro, las relaciones sexuales consentidas entre personas del mismo sexo están penalizadas en 62 países y existen penas capitales en 11. Identificar el número exacto no es fácil ya que los registros en ocasiones no especifican el tipo exacto.

Por último, los factores económicos afectan también a los desplazamientos. La búsqueda de mejores condiciones económicas no entra dentro de los factores que permitan el reconocimiento del estatus de refugiado bajo la Convención de 1951, sino que suele catalogarse como migración voluntaria. A menudo estos factores van asociados a la inestabilidad política, al conflicto o a la vulnerabilidad por las variaciones climáticas.

Derechos en los países de acogida

Ante el creciente número de desplazados y las causas subyacentes mencionadas, se plantean diversos temas de debate que resultan fundamentales para mejorar su situación como la inserción laboral, los derechos de los refugiados en el país de acogida, los marcos necesarios para gestionar y normalizar la migración a largo plazo, el impacto del cambio climático en los desplazamientos forzosos y desinformación sobre la migración al usarse como arma de la polarización política.

La situación actual de los desplazamientos forzosos sigue desafortunadamente agravándose ante un mayor número de personas huyendo de sus lugares de origen. Es fundamental seguir visibilizando su situación para que toda persona en el mundo tenga derecho a una vida digna y próspera.


Una versión de este artículo se publicó originalmente en inglés en IE Insights, el ‘hub’ de conocimiento de IE University.


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