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José Molero Zayas, catedrático de Economía Aplicada, Estructura e Historia, Universidad Complutense de Madrid.

Molero Zayas: “A partir de esta crisis, que nos conozcan por la ciencia, no solo por las playas”

Físicos, médicos, matemáticos, bioquímicos y economistas de prestigio internacional integran, entre otros perfiles académicos, el reducido equipo de 16 miembros del Grupo de Trabajo Multidisciplinar que asesora al Ministerio de Ciencia e Innovación del Gobierno de España en la gestión de la crisis de la COVID-19. José Molero Zayas, catedrático de Economía Aplicada en la Universidad Complutense de Madrid, es uno de ellos.

¿Cuáles son las prioridades a corto plazo del grupo de asesoramiento?

Vamos a hacer todo lo posible para ayudar, con datos, a la toma de decisiones del Ministerio. Por un lado, hay una orientación a corto plazo en la que participan expertos en todo lo que tiene que ver con la crisis de salud. Por otro, hay un segundo punto, en el que estoy incluido, sobre propuestas estratégicas como consecuencia de esta crisis. Es el menos inmediato, yo lo llamaría el “día después”. En mi campo de trabajo vamos a estudiar cómo deberíamos orientar la política científica y tecnológica del país.

¿Qué sectores económicos están aprovechando la actual situación?

Hay sectores a los que les está viniendo muy bien, como las plataformas online: Microsoft Teams, Zoom o Amazon, entre otros. Más allá de eso, la propia crisis ha demostrado algunas cosas. Un ejemplo que utilizamos en el Foro de Empresas Innovadoras es la fabricación de respiradores en España coordinados por un grupo español, que se ha hecho de la noche a la mañana, una reacción espontánea, innovadora, con nuestros propios medios. Al igual que ha sucedido en la Universidad Complutense, poniendo sus laboratorios al servicio del virus o fabricando material sanitario. De repente, un shock hace que se pongan en juego los mejores talentos y que estén saliendo cosas positivas. ¿Qué preocupa? Que sea flor de un día, que haya servido como mecanismo de reacción de la crisis y que después sea un “si te he visto no me acuerdo”. Una parte de mi misión es que, después de esa experiencia positiva, hagamos algo estructurado, no solo para ahora sino también para un futuro inmediato.

¿Valoraremos más la producción nacional?

Nos hemos tenido que poner a fabricar con una fantástica capacidad de reacción, pero si hubiésemos tenido una base estructural distinta, se podía haber hecho antes. Esto forma parte del mundo globalizado, pensar que podemos producir todo aquí es una utopía, no lo hace ningún país. Tendremos que ver de qué cosas debemos disponer. La política científica y tecnológica tiene que conseguir que tengamos un país más confiable en un futuro. No por la gente, que es muy válida, pero organizativamente nuestro sistema es más endeble que el de otros países más avanzados.

¿Acusamos la insuficiente inversión en I+D+i?

Sin duda. Desde la crisis de 2008, los presupuestos en I+D+i se derrumbaron aproximadamente un 40%. Ha sido uno de los países de toda la OCDE que más ha reducido sus presupuestos en esta área, mientras que en otros aumentó a raíz de la crisis. Y eso se tiene que notar. Equipos desmantelados, gente que se tiene que ir fuera, proyectos interrumpidos. Así se resiente el sistema. En parte estamos pagando esa reducción presupuestaria en innovación. A ver si aprendemos que no podemos recortar en cosas críticas. Afortunadamente, ahora podemos estar reaccionando porque no se ha desmantelado al 100%. Si nos hubiera cogido con un sistema más fortalecido y menos reducciones presupuestarias y contratos de personal eliminados, hubiéramos tenido más fortaleza. Pero ahora hay que pensar en el futuro.

¿Estamos peor que en el crack del 29? ¿Nos tenemos que preparar para lo peor?

Nadie duda de que ya ha comenzado una crisis que tendrá un impacto duro a corto plazo, no solo en España, y este será menor si las ayudas del Estado y de la Unión Europea son suficientemente grandes para amortiguarlo. El tema está en cuánto durará el impacto. Lo que dice el FMI sobre que en el corto plazo la caída de la producción va a ser muy alta es verdad, pero no acierta en la duración. La crisis del 29 no se resolvió hasta después de la Segunda Guerra Mundial. Mi impresión de que no acierta en esa comparación se debe, entre otras cosas, a que ahora la Unión Europea ha reaccionado mejor que en la crisis de 2008. Se está poniendo más dinero en juego y el Banco Central Europeo va a ser más flexible. Nos ayudará si aplicamos de forma inteligente las medidas y hacemos bien las cosas.

¿Qué factores clave pueden recuperar el PIB perdido?

Todos los informes insisten en no cometer un error frecuente en la crisis de 2008 en España: despedir a la gente de las empresas, descapitalizarlas de su mayor activo que es su personal. Hay más conciencia de evitar esto para que cuando las cosas funcionen mejor las empresas no hayan perdido a sus trabajadores y puedan reaccionar. También hay que intentar que el capital tecnológico no se pierda. Si hacemos eso, mantener personal y tecnología, podemos evitar que la crisis sea todo lo dramática que podría ser.

¿Se tendrá en cuenta la sostenibilidad a la hora de reconstruir la economía?

Es lo que vamos a proponer. En mi área del trabajo, el binomio básico es industria e innovación, pero esos grandes proyectos industriales hoy en día están alineados con la sostenibilidad. En Europa tienen bastante claro que la sostenibilidad es una oportunidad de inversión y de innovación y no un problema. Ahora mismo estamos concienciados, pero luego, cuando las crisis se pasan, la conciencia se olvida y tendremos que pelear para ello.

¿Cómo podrá reducirse el impacto en el sector servicios?

Está previsto que el mayor número de empleos perdidos se produzca en el sector turístico y en el de la construcción, porque han venido siendo un espejo ficticio de nuestra sociedad. Justo lo que proponemos es ir caminando a un modelo en el que la industria moderna y la tecnología lideren la economía del país. España debe ser conocida, además de por sus playas, por su ciencia, por su tecnología y por su capacidad de innovación. Soportaremos mejor otra crisis si trabajamos desde ahora. Aquí entraría también el papel de la Universidad, que no solo tiene por objeto investigar, sino también innovar. Hay que reivindicar más este rol.

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