Este año, en plena segunda ola de casos de COVID-19 y con la temporada de gripe a la vuelta de la esquina, la coincidencia temporal de ambos virus puede ser un problema muy grave.
Hasta el 50% de las menores de 25 años se infectan con el VPH tras mantener relaciones sexuales no protegidas. La mala noticia es que puede causar cáncer. Y la buena, que se previene con una vacuna.
El lugar y la época en la que vivimos condicionan nuestra vida y nuestras infecciones. Por eso es esencial incluir esta información en los estudios de impacto de, por ejemplo, la vacunación.
El argentino Diego Armus es historiador de la enfermedad y en esta entrevista reflexiona sobre la COVID-19, la incertidumbre y lo complejo que es gestionar una pandemia en contextos de pobreza y desigualdad social, característicos de América Latina. En esta región, donde las ciudades capitales están rodeadas por enormes círculos de pobreza, las estrategias sanitarias de las autoridades no pueden ser las mismas que se aplican en Europa. Sobre la aparición de una vacuna, Armus es cauto.
Aunque con más de 150 candidatos a vacuna en desarrollo hay señales para ser optimistas, en ciencia nada es cierto hasta que se demuestra y es mejor no pecar de un exceso de confianza.
Lluís Montoliu, Centro Nacional de Biotecnología (CNB - CSIC)
Hace unos días se anunciaba el probable lanzamiento, en el Reino Unido, de un programa de infecciones experimentales con el SARS-CoV-2 en voluntarios sanos vacunados con prototipos. ¿Es ético?
La vacuna ideal debería ser efectiva con 1 o 2 dosis, proteger a los grupos de riesgo, reducir la transmisión comunitaria, generar inmunidad duradera y ser susceptible de producirse a gran escala en poco tiempo.
Algunos investigadores de instituciones de prestigio están realizando y testando en sus propias carnes pruebas de vacunas “caseras”. O instando a que las creen y prueben los ciudadanos de a pie. Con el peligro que supone.
Los gatos padecen enfermedades causadas por coronavirus como la peritonitis infecciosa felina, muy letal. ¿Y si los medicamentos que la combaten sirvieran para curar la COVID-19 en humanos?
Naciones Unidas celebró este lunes su 75º aniversario con una cumbre virtual en la que líderes mundiales, con la excepción de un ausente Donald Trump, apostaron por la multilateralidad. El autor sostiene que la ONU necesita anteponer los intereses globales frente a los nacionales si quiere sobrevivir.
Ofer Raban, University of Oregon and Yuval Dor, Hebrew University of Jerusalem
Los ensayos de exposición en humanos conllevan riesgos importantes para los voluntarios, pero también podrían generar importantes beneficios para la humanidad: una vacuna para el coronavirus.
Hasta que fármacos y vacunas llegan a las farmacias y hospitales tiene lugar una larga carrera de obstáculos. Es un proceso caro que puede necesitar más de una década.
Recientemente se han publicado los primeros resultados en fase preclínica de una vacuna contra COVID-19 con una novedad: se administra por vía nasal. Mejor para evitar contagios, al menos en ratones.
La suspensión temporal de las pruebas clínicas de la vacuna contra la COVID-19 que desarrollan la Universidad de Oxford y la farmacéutica británica AstraZeneca ha derivado en convulsión mundial. Pero, ¿es para tanto? No, de hecho es una buena noticia.
Nueve farmacéuticas han firmado un compromiso por el cual no producirán la vacuna hasta finalizar todos los ensayos clínicos. La frenética carrera por la vacuna ha provocado una situación asimilable a la carrera espacial iniciada tras la Segunda Guerra Mundial, con la diferencia de que ahora hay muchas vidas en juego.
Acortar los tiempos para crear una vacuna frente a SARS-CoV-2, un virus que supone un gran desafío mundial, es posible. Pero siempre dentro de unos límites que no afecten a su eficacia y seguridad.
La vacuna desarrollada por el consorcio liderado por la Universidad de Oxford y la empresa farmacéutica AstraZeneca será probablemente una de las primeras en distribuirse contra COVID-19.
Científica del CSIC. Bioquímica de Sistemas de la división bacteriana. Comunicadora científica, Centro de Investigaciones Biológicas Margarita Salas (CIB - CSIC)
Bioquímica y bióloga molecular, inmunológa, experta en vacunas y profesora de investigación en Procesos Sanitarios en la Facultad de Educación y en Avances en Enfermedades Infecciosas y terapia antimicrobiana en la Facultad de Ciencias de la Salud, UNIR - Universidad Internacional de La Rioja
Catedrático del área de Biología Celular. Investigador asociado del Centro Andaluz de Biología del Desarrollo. Investigador en metabolismo, envejecimiento y sistemas inmunológicos y antioxidantes., Universidad Pablo de Olavide