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Fotografía de la gala final de 'OT 2023'.
Fotografía de la gala final de ‘OT 2023’. Amazon Prime Video

Operación Triunfo: retrato del artista adolescente

Rara vez nos planteamos por qué escuchamos la música que escuchamos o qué diferencia hay entre quien canta desde un escenario y esa misma persona cuando está en el ámbito privado.

Imagen, proyecto, figuración, campo artístico, autopoéticas: son palabras que corresponden a conceptos con los que los estudios literarios abordan cómo un artista se consolida como artista, cómo se diferencia de la persona que lo representa y por qué logra un determinado éxito frente a otros.

Todas estas cuestiones candentes en las aulas universitarias no se alejan de la sociedad. Prueba de ello es Operación Triunfo 2023. El formato, vigente desde hace veinte años, ha reunido a 16 personas, que se convierten en concursantes y que finalizan con la profesión de artistas. Y en cada uno de estos estadios les asaltan preocupaciones e intereses específicos. OT 2023 es el mejor retrato para la comprensión del artista adolescente.

Esto significa que los concursantes deben empezar a entender que, además de ser personas, están configurando una imagen y una identidad como artistas, y que ello repercute en su futuro. Recordando a Joyce, decimos que son “artistas adolescentes” no para señalar su edad biológica, sino para resaltar el periodo artístico en el que habitan.

¿Cómo se gestiona ser un desconocido y terminar convirtiéndose en referente? ¿Cómo se cambia el anonimato por la conciencia de que uno depende de sus seguidores en redes y de las escuchas? ¿Cómo les condiciona que aquello que hacen resulte opinable de forma masiva? Todos estos conflictos se observan con claridad en un formato que sabe que la música es tan importante como el reality.

Esta ambición bien medida

A ningún artista consolidado se le escapa que el mundo cultural exige proyectarse y programarse de cara al éxito. OT funciona como ámbito de educación del artista adolescente. Tal vez antes de entrar en la academia estos concursantes se conformaban con publicar covers o trabajar en una orquesta.

¿Y qué pasa a partir de Operación Triunfo? Que un equipo de profesionales los forma, los conciencia y mide muy bien la ambición de cada uno. De ahí que en las galas vayan probando estilos hasta que encuentren el que les encaja. En la adolescencia artística, como en la biológica, uno se viste con la ropa que le compran sus padres hasta que desarrolla una personalidad propia. Entonces, respetando la aprobación de los mayores, empieza a elegir su atuendo.

Pensemos en la rueda de prensa que los responsables del formato ofrecieron tras la final. María José Rodríguez, responsable de contenidos originales de Prime Video España, y Tinet Rubira, encargado de Gestmusic, presumieron de la arquitectura del éxito artístico. La mitad de la rueda de prensa consistió en un catálogo de triunfos, en la exhibición de cómo se mide la repercusión inmediata y la proyección futura.

En efecto, no existe el arte sin la performatividad (la capacidad de cierta forma de comunicación no solo de transmitir algo, sino de modificar la realidad), sin la adhesión del espectador. Rodríguez comenta abiertamente que OT era “ambición”, que “está en la calle”, que ha conquistado la “conversación social”. Y Laura Corradini, presentadora del formato, a quien en realidad conocemos por su nombre artístico (Chenoa), apunta que con OT “se forma una hermandad”.

El resto de la conversación se condensa en un discurso sobre todo lo que se ha medido en millones y en miles, y que supone la prueba del éxito del proyecto. Rodríguez y Rubira dejan claro que tan importante es la música como lo que la rodea, incluida la venta de merchandising.

El artista adolescente, transcurrida la final, aprende que hay que vender discos, entradas a conciertos, camisetas y hasta los muebles del reality en el que ha participado. Esto solo se consigue diseñando una imagen de autor, midiendo una ambición que será desmedida.

¡¡¡Aceleraaaaaaaaa!!!

Hablemos, pues, de la imagen. El diseño de los concursantes, de un Juanjo, un Martin, un Lucas, una Bea, una Chiara, un Álvaro, en suma, un “triunfito”, pasa por múltiples procesos de reconocimiento, construcción y legitimación, que son además indisociables de la inscripción previa de los caracteres personales.

Cada uno de ellos es una firma, icónicamente representada, por un lado, en gestos (un corazón coreano, que popularizó Álvaro Mayo), objetos (un Google Pixel 8 que patrocinaba el programa) o decisiones performativas (una jota, cantada por el zaragozano Juanjo). Por otro, la asociación a cierto tipo de vestimenta (una americana larga en el caso de Violeta), maquillaje (el eyeliner utilizado por todos) y, en general, el aspecto físico (el bigote de Martin), acaban conformando una identidad artística a contracorriente.

Un caso ilustrativo es el de la ganadora, Naiara. Su técnica vocal, reconocida desde el primer momento, ha dejado espacio suficiente a otras marcas ficcionales. Esta asociación ha condicionado sus actuaciones, esto es, la disposición autorial en el escenario: desde su origen orquestero a la versión tecno de “Despechá”, pasando por la fotografía con su Audi, al que le cambió los aros por corazones, y su coche a pedales.

Así, las gafas que lleva puestas en la rueda de prensa final (para ocultar los rastros de la fiesta de la noche anterior), además de hacer explícita la unión entre el formato-OT (un programa de música) y el fenómeno-OT (un acontecimiento social), permiten a Naiara consumar su propia “operación triunfo”.

Paul Thin y Naiara en la rueda de prensa final de _OT 2023_.
Paul Thin y Naiara en la rueda de prensa final de OT 2023. Operación Triunfo Oficial/YouTube

Baby, hello

Desde la perspectiva del productor de una imagen, la marca Paul Thin, segundo finalista, no es más que un medio para obtener capital social y estético a partir de la experiencia vivida. El sujeto proyectado en cada interpretación de Pablo basa su condición creativa en una forma distinta de interpretar una canción: la producción musical.

La marca Paul Thin, por tanto, es causa y efecto del proceso de creación. Su identidad como autor y como personaje se ve reforzada por los medios que rodean esa ficcionalización y que influyen directamente en la manera de construir la imagen de sí mismo.

La evolución de la ‘marca’ Paul Thin.

Pablo da forma, a través de su “personaje” Paul Thin, a lo que significa para él “hacer música”, una actividad poiética (derivación del término griego poiesis, que significa ‘acción, creación, fabricación’) que supera con creces la interpretación de canciones, la grabación de álbumes y la participación en giras y firmas de discos.

Su “sello propio”, como se han encargado de repetir durante el concurso, encarna una performatividad que trasciende a partir de este momento su música y redefine el espacio subjetivo de la creatividad, alejado de la técnica y vinculado a cualquier tipo de aparición pública.

Operación cante

En el ámbito cultural estamos habituados a considerar la obra artística de manera autónoma, como si esta existiera sin la dependencia de su autor o de los mecanismos de producción que la impulsan. Esto ha desencadenado dos efectos negativos:

  1. se suelen separar arte y vida: parece que la ficción no tiene más trascendencia que la de embellecer el mundo;

  2. se asimila en exceso lo artístico a lo real: negamos la ficción hasta el punto de creer que lo que dice un autor es lo que dice la persona que vive bajo esa máscara.

La imagen autorial y la obra Operación Triunfo se han conformado como un gran relato siempre en proceso. Para nada tiene que ver con cantar ni afinar, como nos ha recordado Pucho (C. Tangana) en su entrevista con Jordi Évole.

La presencia constante y consciente, tanto de la corporalidad como de la palabra de los concursantes, supone una actualización de la identidad creativa como estrategia de representación.

El hecho de que la mayoría de las cuestiones que hemos planteado tengan para nosotros respuesta es motivado por los estudiantes universitarios. Su ánimo por reconsiderar las categorías con las que pensamos la cultura revela la fragilidad de mantener separaciones ilusorias entre arte y vida. Esa es nuestra Academia, nuestra Operación Triunfo.

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