El código QR (quick response code, en castellano “código de respuesta rápida”) supone la evolución de los códigos de barras. Es una imagen bidimensional de módulos en dos colores que contrastan –normalmente blancos y negros– y que, al leerse en una aplicación especial de un dispositivo móvil, dirige al usuario a contenidos almacenados digitalmente.
Su penetración se disparó en plena pandemia para evitar el contacto físico entre personas y objetos. Lo que antiguamente eran papeles o folletos se convirtieron en archivos a los que se accedía con el móvil. De hecho, actualmente, el principal uso de los QR lo copa la visualización de cartas de restaurantes (67,9 %), seguido del acceso a la información ampliada sobre algo (26,7 %), según la última encuesta de la AIMC sobre Internet.
Ante este contexto, los grupos audiovisuales son conscientes de este potencial de los códigos QR y del hecho de que los espectadores ven la televisión mientras están utilizando el teléfono: más de la mitad reconoce que experimenta el covisionado.
De esta manera, mientras ven información en directo en la televisión lineal pueden ampliar un determinado contenido si escanean el código con la cámara de su teléfono para ser redirigidos a la web de ese medio. Haciendo eso, las televisiones se aseguran de que la fuga de espectadores a Internet se realice en su propio ecosistema digital.
¿Cuánto crecen las noticias vinculadas a un código QR en TV?
En el estudio que hemos realizado analizamos la presencia del uso de estos códigos en 150 informativos de las grandes cadenas españolas (Antena 3, Telecinco y La 1). Concluimos que su uso es cada vez más habitual y que complementa principalmente informaciones relacionadas con la economía (22,5 %), la política y los temas internacionales (17,2 %), y los sucesos (16,6 %).
Mientras que en los informativos de Antena 3 los QR se integran en sus programas, utilizándose de manera muy frecuente y diversa, en las otras dos cadenas no están en el mismo nivel de implantación en el periodo analizado. La 1, en sus informativos, hace un uso tímido y centrado en secciones concretas y Telecinco apenas lo emplea en dos ocasiones que parecen más intentos de prueba que una estrategia. El hecho de que en dos de los tres casos estudiados los QR no tengan una repercusión significativa ni se detecte una estrategia de uso da a entender que este formato no está completamente desarrollado.
Sin embargo, si las cadenas de televisión recurren a este efecto llamada es porque de alguna forma obtienen réditos en su estrategia digital. ¿Se puede cuantificar el impacto, si existe? En cierto modo, sí. Aunque se trate de datos internos de cada grupo audiovisual, las visitas a las páginas web enlazadas en televisión pueden incrementar su tráfico entre un 10 % un 200 %, según aseguran las responsables de estrategia digital de las cadenas analizadas.
Nuevos códigos QR para discapacitados
El fenómeno de los QR ha evolucionado hasta el punto de convertirse en una herramienta que facilita la captura del QR para la población con problemas visuales. Antena 3 ha introducido estos códigos diseñados por la empresa española Navilens con una banda de colores que permite su lectura en movimiento, a una distancia de hasta cinco metros, con un ángulo de 160 grados y sin necesidad de enfocarlos o encuadrarlos.
Estos códigos, desarrollados en colaboración con la Universidad de Alicante, se usan también en los transportes urbanos de las principales ciudades de España y en otras áreas de Estados Unidos, Europa y Asia.
El interés de los grupos audiovisuales por crecer en los nuevos mercados ha transformado a los medios de comunicación tradicionales con estrategias transmedia como los códigos QR.
Es posible que si dentro de unos años miramos atrás, esta técnica para atraer internautas desde la televisión nos parezca antigua. Tal vez entonces todo estará integrado en un mismo dispositivo o nuestro teléfono móvil será capaz de captar automáticamente información complementaria de todo lo que nos rodea.
Por ejemplo, la nueva Apple Visión Pro, comercializada como un instrumento que integra el contenido digital en un entorno real, podría eliminar la necesidad de tener televisiones físicas en el salón del hogar. Esto simplificaría, además, las formas de interacción con los contenidos audiovisuales.
De momento, seguiremos teniendo que apuntar con la cámara del teléfono hacia el televisor para pasar de una pantalla a otra.