La problemática social es una responsabilidad compartida por todos los agentes económicos, sociales y culturales. El desarrollo sostenible involucra un esfuerzo colectivo de personas, organizaciones e instituciones que se materializa en acciones específicas que generen un cambio.
Los museos son centros de generación de conocimiento y, en consecuencia, contribuyen al progreso de la sociedad que los acoge. Con su potencial de alcance a la población son una oportunidad para vehiculizar actuaciones de desarrollo integrador. Pero ¿cómo puede un museo de historia contribuir a la integración social?
Esa es la gran cuestión que deben plantearse los museos en esta década, y es la que afrontó el Museo Canario para abordar un periodo decisivo en sus 140 años de historia en plena era de la transformación digital.
El Museo Canario (EMC) es una institución científica privada sin ánimo de lucro, fundada en 1879, que conserva, investiga y divulga el patrimonio histórico de Canarias. En razón a su utilidad pública, y en ejercicio de la responsabilidad social, el Museo se marcó como objetivo contribuir a la integración social de barrios de su entorno, con un nivel de desempleo superior al 80 % antes de la pandemia, más de una cuarta parte de población sin estudios, y un índice de pobreza diez veces mayor a los del centro de la ciudad.
Un marco integrador
A partir de la definición del nuevo papel de los museos, impulsada por el Consejo Internacional de Museos (ICOM), la Unión Europea (UE) y la Agenda 21 de la Cultura, se diseña un rol inclusivo de las instituciones museísticas para la integración social de su entorno. Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) marcan el contexto de acción que una institución museística puede favorecer a través de su actividad.
La agenda internacional pasa por crecimiento inteligente, desarrollo sostenible y crecimiento inclusivo, y los museos tienen un papel relevante en la ciudadanía activa y en el desarrollo cultural de la sociedad.
Desafíos y oportunidades
El planteamiento se abordó de manera estratégica, con un proceso denominado Estrategia 3S: Safe, Smart & Sustainable, para lograr ser un museo seguro, inteligente y sostenible en su camino a la excelencia.
Así, El Museo Canario se convirtió en el primer museo del archipiélago y octavo de España en obtener la certificación Q de calidad turística,
De manera tradicional, los museos disponen de encuestas de satisfacción, pero en este caso era necesario ir más allá para conocer el grado de adecuación de la actividad a las expectativas de los visitantes y usuarios. Para ello, se desarrolló un análisis Importancia/Desempeño (IPA Analysis), en el que se estudiaron diversas áreas como las instalaciones, el personal, la dinámica de la visita, la experiencia inmersiva, así como el interés de la exposición y de las actividades. Esta es una herramienta poderosa, porque conceptualmente se basa en la empatía.
Los resultados le dieron una elevada valoración al desempeño del museo, superior al nueve sobre diez, además de afirmar que encajaba en las expectativas de los visitantes. Sin embargo, en algunas áreas se observaban disparidades de entre 0,13 y 0,33 que indicaban la conveniencia de orientar esfuerzos a una mayor interactividad para lograr una experiencia más inmersiva que incrementara el interés.
Actuaciones
Por ello se desarrollaron herramientas a través de las nuevas tecnologías que permitiesen revolucionar la visita como una experiencia inmersiva, interactiva y accesible, como piezas arqueológicas en 3D accesibles tanto en la visita física como en la visita virtual, y escenas de la vida aborigen o piezas arqueológicas en realidad aumentada.
El Museo Canario ha sido pionero a nivel mundial en la utilización de la realidad aumentada a través de tabletas y teléfonos inteligentes para recrear la antigüedad durante la visita. A ello se le unen elementos de accesibilidad como audioguías y guía en lectura fácil.
Todos estos recursos se insertaron en el marco de una serie de elementos didácticos y procesos educativos que constituyen la infraestructura metodológica propia que EMC ha denominado “History Thinking”.
Esta metodología se caracteriza por tres elementos esenciales:
Enseñar historia para desarrollar habilidades sociales y capacidades.
Fomentar valores trasversales de inclusión, sostenibilidad, solidaridad e igualdad.
Incorporar la innovación tecnológica a para una experiencia inmersiva de aprendizaje.
La innovación social como solución
No obstante, si ya hoy día cuesta esfuerzo atraer visitantes a un museo, ¿cómo hacer posible la captación de público en situación de riesgo de exclusión social o que requiere en especial atención?
La respuesta está en el enfoque inclusivo. El grado de atractivo de los museos, para todo el mundo, depende de su capacidad para combinar la innovación de la oferta de nuevas propuestas con la seriedad y el rigor científico de las mismas.
Para implementar este trabajo, se llegó a acuerdos con diversas organizaciones sin ánimo de lucro del entorno especializadas en inserción social, desarrollando competencias y valores a través del aprendizaje de la historia como herramienta de acción social. Con ello se pasa de acoger visitas con un número limitado usuarios de ONGs a trabajar con ellas de manera proactiva con programas y herramientas específicas.
Se espera alcanzar los quinientos beneficiarios directos de estos programas de innovación social en 2022, y que las valoraciones de desempeño superen a las expectativas en todas las variables en el próximo análisis anual. De esta manera, el resultado es un modelo colaborativo de innovación social basado en la consideración de las expectativas de los grupos de interés, en el que se aporta valor a las diferentes organizaciones de nuestra sociedad mediante las nuevas tecnologías.