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Mujer joven asiática trabaja en un ordenador portátil.

¿Tienen los días contados los trabajos fin de estudio tal y como los conocemos?

Los trabajos fin de estudio (TFE) son una parte fundamental del sistema educativo en la educación superior que marca el punto y final (o seguido) del paso del estudiante por la universidad. Sin embargo, también suponen una carga de trabajo considerable para los docentes. Correcciones, reuniones y papeleo que se suman a todas las demás tareas que realizamos cada curso académico.

Para algunos es un mero trámite hacia el título universitario, la realidad es que estos trabajos pueden ser de gran utilidad. A través de ellos, podemos descubrir cuáles son los temas más relevantes de las diferentes áreas de conocimiento.

¿Siempre la misma historia?

Hace unos cuantos años, la ANECA recomendó desvincular los trabajos fin de estudio de los prácticums (el diseño y organización de las prácticas de los futuros docentes) y de las programaciones. Sin embargo, un alto porcentaje de los trabajos siguen dedicándose a estos menesteres.

Añadido a ello, las temáticas tampoco parecen ser demasiado novedosas. En un reciente estudio longitudinal hemos analizado más de 600 trabajos fin de máster (TFM). En concreto, se trata de proyectos pertenecientes a la especialidad de inglés del Máster Universitario en Formación del Profesorado de Educación Secundaria Obligatoria y Bachillerato, Formación Profesional y Enseñanzas de Idiomas.

Entre las temáticas más destacadas en el ámbito de la lengua inglesa, encontramos un tema que a todos se nos hará conocido: la cultura en los países de habla inglesa, que copa casi el 25 % de los documentos revisados. A este aspecto cultural se le suman las destrezas del inglés, bien sean orales o escritas, de comprensión o de expresión. Hasta este punto, se podría decir que las dos temáticas más sobresalientes nos recuerdan mucho a tiempos pasados.

A pesar de lo comentado hasta el momento, la novedad del planteamiento la encontramos en la combinación de esas destrezas y la cultura anglosajona con otra áreas educativas. Particularmente, se entrelazan con metodologías activas y con el uso de herramientas digitales.. Apoyándose, en numerosas ocasiones, en un marco inclusivo que subraya la importancia de la atención a la diversidad.

En definitiva, podríamos llegar a cuestionarnos si las temáticas de los TFM se actualizan suficientemente o si, por el contrario, como ocurre con muchos de los que se han analizado, se sigue dando vueltas a los mismos temas.

Otros aspectos mejorables

Sea como sea, reflexionando acerca de los datos obtenidos, sería muy interesante poder comparar las temáticas encontradas en la especialidad de inglés con las de otras áreas del máster. Incluso, se podría contrastar estos datos con los obtenidos para los trabajos fin de grado de la rama educativa, bien sea de infantil o de primaria.

Del mismo modo, resultaría muy relevante conocer el punto de vista del profesorado de otras etapas educativas y no únicamente de los directores y directoras de los másteres. Así, se valoraría qué tipo de trabajos son más útiles para las personas que están a punto de incorporarse a las aulas.

Igualmente, sería fundamental conocer de primera mano cuáles son las políticas que tiene cada universidad en referencia a la existencia, o no, de repositorios públicos: ¿qué criterio se usa para ello? ¿Se suben todos los trabajos o solo los más destacados?

Desde aquí, deseamos mandar un mensaje a favor de la publicación en abierto, que permitiría hacer estudios de este tipo y poder comprobar, de primera mano, las áreas de interés que motivan a nuestro alumnado.

¿El fin del TFE ‘tradicional’?

En la actualidad, los trabajos codirigidos o los trabajos en grupo están empezando a cobrar protagonismo. Se trata de propuestas muy interesantes y que pueden activar otro tipo de competencias esenciales.

La creciente disponibilidad de herramientas de inteligencia artificial generativa, como ChatGPT, está generando encendidos debates en círculos académicos. Entre ellos, se baraja la posibilidad de que los estudiantes utilicen estas tecnologías para redactar no solo tareas, sino también sus TFE.

Esto podría suponer un cambio de las reglas del juego, tanto en referencia a la propia naturaleza de estos trabajos, como al respecto de las habilidades que los estudiantes desarrollarían a través de ellos. Además, este tipo de tecnología puede suponer un gran aliado para la accesibilidad y la igualdad de oportunidades en la educación superior.

En resumen, la influencia de la tecnología y las herramientas de IA en la redacción de los TFE es un tema que merece una consideración más profunda y plantea cuestiones fundamentales sobre el futuro de estos trabajos, tanto a nivel académico como ético. Es muy posible que, al igual que las clases, los trabajos fin de estudio tal y como los hemos conocido hasta ahora queden pronto en un vago recuerdo.

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