La OCDE valoró el pasado año la Competencia Global de los estudiantes en uno de sus informes. El resultado es que los alumnos españoles están por encima de la media: el sistema educativo español los prepara muy bien para vivir en un mundo interconectado y entenderlo desde una perspectiva de globalización.
Una multinacional tributa en el país donde tiene sucursales o tiendas, pero esta premisa no encaja en el mundo digital, donde se puede estar presente en un país sin tener ninguna presencia física.
Chile, México, Colombia y Costa Rica ya han sido admitidos por la OCDE, pero formar parte de este selecto club no implica necesariamente una transformación económica.
A pesar de sus desventajas sociales y económicas, Portugal supera a España en educación. De hecho, es uno de los países cuyo modelo educativo es referente en el mundo. Uno de los grandes motivos es el grado de consistencia y de acierto de sus políticas y la puesta en marcha de un plan estratégico educativo bien definido.
A diferencia de 2008, las instituciones europeas ahora son conscientes de su papel y proponen programas sociales inéditos, planteando impuestos europeos, herramienta básica para la armonización fiscal.
La nueva reforma laboral que va a desarrollar el gobierno de coalición de España pretende recuperar el equilibrio de las relaciones entre los empresarios y los trabajadores. Sin embargo, también suprime algunas medidas que habían eliminado rigideces del mercado de trabajo.
Las fracturas económicas y tecnológicas fruto de la desglobalización están fraguando un nuevo orden mundial asentado sobre el deterioro de las clases medias y la concentración de poder, dinero y datos en pocas manos.
En el escenario laboral que viene la tecnología destruye empleos, crea otros nuevos y se trabaja por proyectos en vez de por horarios. En España se suma que el coste del despido sigue siendo uno de los más altos de la OCDE.
Tiempos modernos. Demasiado modernos. (fotograma de ‘Modern times’, Charles Chaplin 1936).