Si las cucharas de madera son seguras a nivel microbiológico o es mejor usarlas de plástico, metal o silicona es objeto de debate. De lo que no hay duda alguna es de que los estropajos son el principal foco de contaminación de las cocinas.
Los linfocitos T son imprescindibles para defendernos de amenazas como virus, bacterias o células tumorales. Sin embargo, necesitan pasar por un intenso proceso “educativo” antes de estar listos para el combate.
El estudio de los microorganismos en ambientes degradados podría revelar nueva biodiversidad y ayudar a conocer mejor los procesos de restauración ambiental natural
Los IG Nobeles pueden sonar a chufla, pero premian investigaciones innovadoras que “primero te hacen reír, y luego pensar”. Un equipo español ha ganado en la última edición por sus trabajos con el chicle.
Las bacterias responsables de producir el 25% del oxígeno que respiramos pueden mantenerse flotando en la zona del océano donde reciben sol y nutrientes gracias a un largo “cabello” llamado pili.
Todo hace pensar que la pandemia de 1890 no fue causada por un virus de la gripe sino por un coronavirus. Éste se habría quedado con nosotros en la forma del HCoV-OC43, uno de los responsables de los catarros invernales.
Consumido junto con el maíz en la cocina precolombina, el huitlacoche, un hongo parásito, constituye una fuente de aminoácidos esenciales que compensa el déficit nutricional de su planta huésped.
En un beso apasionado de 10 segundos nos podemos transferir 80 millones de bacterias. No hay que alarmarse, la mayoría son beneficiosas, y la higiene es fundamental para evitar las perjudiciales.
El 17 de septiembre de 1683 Anton van Leeuwenhoek envió una carta que cambiaría el curso de la ciencia. Había descubierto unos “animálculos” que hoy llamamos microorganismos.
Para el coronavirus causante de la covid-19 acabaremos siendo un organismo donde la variante adaptada a los humanos contagiará pero sin crear grandes problemas de salud.
La variante delta o B.1.617.2 se identificó por primera vez en India en octubre de 2020. En cuestión de meses, se ha extendido a cerca de 100 países de todo el mundo, convirtiéndose en la variante dominante en más de una docena de ellos.
El deshielo nos permite estudiar nuevos microorganismos nunca antes vistos por el ser humano. Esto trae grades posibilidades, pero no está exento de riesgos.
La falta de exposición a ciertos patógenos puede tener consecuencias impredecibles en el futuro, y puede prolongar los efectos de la pandemia mucho después de su finalización.
En los enfermos de párkinson, a veces los temblores y la rigidez van precedidos de síntomas gastrointestinales, como el estreñimiento. La causa podría ser la alteración de la microbiota intestinal.
Los hongos -o lo que solemos llamar mohos- pueden crecer en casi cualquier lugar donde haya humedad y materia orgánica, desde el suelo hasta los alimentos, pasando por las prendas de vestir y el interior de los hogares.
Como sobrevivir en condiciones extremas de anaerobiosis significa no disponer de oxígeno, ciertas bacterias respiran liberando y bombeando electrones y con ello producen electricidad.
Contratada Doctora Interina. Departamento de Ciencias Médicas. Área de Microbiología. Laboratorio de Virología Molecular., Universidad de Castilla-La Mancha
Profesor Titular de Universidad, Departamento de Ciencias Médicas, Área de Microbiología, Laboratorio de Virología Molecular, Universidad de Castilla-La Mancha
Catedrático del área de Biología Celular. Investigador asociado del Centro Andaluz de Biología del Desarrollo. Investigador en metabolismo, envejecimiento y sistemas inmunológicos y antioxidantes., Universidad Pablo de Olavide
Profesora Contratada Doctora. Microbióloga y miembro del grupo de investigación "Hongos y Levaduras de Interés en Agroalimentación", Universidad Complutense de Madrid