Los Gobiernos deben incentivar una innovación menos centrada en la automatización y más en tecnologías compatibles con las personas para generar mejores empleos y, así, una prosperidad económica más compartida.
En 2021 subieron la electricidad y el gas, fallaron las cadenas logísticas, los niveles de deuda rebasaron todo límite, repuntó la inflación. Habrá que ver si se trata de un reacomodo tras el desajuste provocado por el confinamiento o si se trata de una cambio estructural en el modelo económico.
El tiempo, y las crisis, han flexibilizado los objetivos de inflación del BCE. En 1998 debía ser menor al 2%, en 2003 por debajo pero en torno a esa cifra y desde julio de 2021 es del 2%, simétrico (ni arriba ni abajo) y a medio plazo (admite desviaciones temporales).
A las autoridades monetarias, que articulan las políticas antiinflacionistas, y al Gobierno, que maneja la política económica, les preocupa que la inflación haya venido para quedarse.
Este otoño la economía española se mueve: han subido la luz, la inflación, la deuda, Gobierno y sindicatos han acordado (sin la CEOE) subir el SMI… y llegan los fondos europeos que deberán ayudar a su reforma y modernización.
Eficiencia en la gestión de los fondos de recuperación, calma ante los extraordinarios e inevitables niveles de deuda pública y control sobre la inflación: tres puntos clave para la superar la crisis de la covid-19.
El fuerte impacto de la pandemia sobre la economía española ha llevado a la deuda pública al 125% del PIB lejos del compromiso del 60% con la Unión Monetaria, que tardaremos 20 años en cumplir.
La historia reciente de Venezuela ha estado ligada al petróleo. Ha sido fuente de divisas y ha condicionado la economía, la política y la vida diaria de los venezolanos.
El nombramiento de Janet Yellen como Secretaria del Tesoro la colocará al mando de la economía estadounidense. Desde ese puesto deberá enfrentar la crisis provocada por la covid-19.
Según algunos analistas, las guerras comerciales, la inestabilidad política, las oscilaciones en los precios, una mayor desigualdad, el empeoramiento del estado del bienestar, el cambio climático y la irrupción de nuevas tecnologías, todo sucediendo al mismo tiempo a nivel mundial, abocan al inicio de un nuevo periodo económico: la era del desorden.
Un dólar débil favorecerá las exportaciones de EE.UU., lo que tenderá a reducir el desequilibrio comercial estadounidense. Algo muy necesario para la economía norteamericana.
Un euro fuerte aleja el riesgo de inflación pero esconde peligrosas trampas: los productos de la zona euro se encarecen frente a los estadounidenses, perjudicando así a los exportadores europeos.
En pleno siglo XXI, hasta los gurús del neoliberalismo se oponen -a regañadientes- a que las grandes corporaciones puedan saltarse las reglas del juego, el ordenamiento jurídico y la regulación medioambiental.
La Comisión Europea ha presentado un ambicioso plan de recuperación económica pos-COVID-19. No habrá solo préstamos, sino también subsidios. Pero la cantidad propuesta todavía es insuficiente para resolver la crisis.
Las medidas económicas tomadas por la crisis del COVID-19 traen de vuelta al keynesianismo, que parecía haber perdido vigencia. Ahora es reconocida su eficacia incluso por los neoconservadores.
Argentina ha votado por el cambio. Alberto Fernández, un abogado de 60 años, derrotó al presidente Mauricio Macri con una campaña que enfatizaba la recuperación económica, la inclusión social y la unidad nacional.
Venezuela acaba de devaluar el bolívar en un 95 por ciento para aliviar la hiperinflación que hizo subir los precios a niveles inconcebibles. Un economista cree que no va a funcionar.
¿Cómo es que un país que alguna vez fue el más rico de América del Sur ahora al borde de la bancarrota? Un economista venezolano analiza el descenso de su país al caos.
Profesor Asociado de Economía Aplicada e Investigador del Instituto Universitario de Análisis Económico y Social (IAES) y de la Cátedra de Responsabilidad Social Corporativa, Universidad de Alcalá