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Activistas por el clima reunidos en Melbourne (Australia) en mayo de 2021. Shutterstock / Christie Cooper

Asambleas ciudadanas para el clima: ¿por qué son fundamentales?

El cambio climático es un fenómeno de impacto global que en la actualidad representa el mayor desafío para la humanidad. Por ello, todas las medidas para mitigar sus efectos deberían ser tomadas con el mayor consenso y compromiso posible.

Como consecuencia, han surgido numerosas iniciativas ciudadanas destinadas a alzar propuestas de fondo local, pero trasfondo global. Estas iniciativas “glocales” se han orientado hacia dinamizar economías, superar la pobreza y delincuencia, etc. En general, siempre han tenido éxito. Ya que, aunque sea poco, siempre mejoran la situación.

Con respecto a los efectos del cambio climático hay que tener en cuenta varios aspectos fundamentales:

Por ello, y con el fin de mitigar los efectos negativos del cambio climático, es fundamental entender la importancia de la participación ciudadana. Cualquier medida que se adopte en consenso tendrá un impacto positivo local y global. Así como un mayor respaldo social.

De este modo, llegamos al desafío que desde hace décadas se nos plantea con el cambio climático: alcanzar un nivel de concienciación amplio. Proceso que ha sido arduo, aunque aún existen posturas negacionistas con un amplio apoyo social. Por ello, la necesidad de diálogo entre ciudadanía y los distintos órganos de gobierno es fundamental. Y es este el contexto en el que han surgido las asambleas ciudadanas.

¿Qué son las asambleas ciudadanas?

Las asambleas ciudadanas son grupos de trabajo donde se reúnen todo tipo de ciudadanos para discutir aspectos que conciernen a la sociedad (como es el cambio climático). El objetivo es incentivar y solicitar mejoras en aspectos tan diversos como la legislación, el urbanismo, la sanidad, etc. De esta forma, y en base al diálogo y consenso, se establecen objetivos y se realizan recomendaciones en torno a los siguientes principios:

  1. Fomentar y promover la transparencia de los procesos.

  2. Impulsar la participación ciudadana, más allá de las elecciones, hacia un nuevo modelo social participativo que fomente el diálogo entre la sociedad y sus políticos.

  3. Crear un espacio de debate sobre políticas y temas relevantes para la sociedad que sea un fiel reflejo de la opinión ciudadana.

  4. Establecer objetivos y recomendaciones para mejorar las propuestas que las administraciones promueven.

No todas las asambleas ciudadanas son iguales. Algunas de ellas parten de movimientos espontáneos, mientras que otras responden a procesos reglados. Además, en cada país tienen una representación e importancia diferente. Su influencia en las administraciones y gobiernos locales responde a unos estándares democráticos elevados en los que la ciudadanía no solo tiene representación por el voto.

La Asamblea Ciudadana para el Clima en España

Es probable tener asociaciones, organizaciones o grupos de trabajo próximos a cada uno de nosotros para hacer propuestas o interferir en las realizadas por los órganos de gobierno local o estatal. Todas ellas están abiertas a nuevos miembros y opiniones.

En España, la constitución de la Asamblea Ciudadana para el Clima responde a un proceso reglado administrativamente por concurso público en el que una empresa consultora ganadora seleccionará a 100 ciudadanos siguiendo criterios de igualdad y paridad, para guiarlos hasta alcanzar consensos sociales, que, por supuesto, no serán vinculantes.

Si no es vinculante, ¿de dónde surge y a qué responde?

Hay que remontarse al 21 enero de 2020, momento en el que el Gobierno declaró la emergencia climática y ambiental en España. Con esta declaración se presentaron 30 acciones entre las que destaca la creación de la Asamblea Ciudadana del Cambio Climático. Pero, ante la demora del Ejecutivo, en febrero de 2021, Extinction Rebellion exigió la inmediata puesta en marcha de la asamblea .

Extinction Rebellion, en adelante XR, es un movimiento ambiental fundado en Reino Unido en 2018 e inspirado en los movimientos por los derechos civiles que promueve la desobediencia civil no violenta para presionar a los gobiernos a tomar políticas activas frente a los desafíos que presenta el cambio climático. Cuando se fundó, numerosos académicos dieron su apoyo a la organización que en la actualidad tiene gran influencia internacional.

¿En qué consistirá?

A través de una consultora se seleccionarán 100 participantes que respondan a la diversidad española con presencia de juventud en un equilibrio numérico entre mujeres y hombres. La empresa seleccionada contratará a un equipo de expertos independientes que definirán los contenidos y objetivos a alcanzar.

Estos expertos también ofrecerán información para que los participantes realicen propuestas que consideren adecuadas. A su vez, el Gobierno asignará un secretario que estará a disposición de la Asamblea.

Asimismo, los participantes dispondrán de “embajadores de puertas afuera” para la comunicación junto con otro personal experto en asambleas deliberativas para informar y darles todas las herramientas. Estos aspectos pueden perjudicar el nivel de participación real de los 100 seleccionados, ya que pueden verse abrumados por la cantidad de información y opiniones de los numerosos expertos, dinamizadores y gestores, así como por la labor del secretario, el cuál les incitará a tratar de alcanzar un consenso no vinculante de acciones contra el cambio climático.

XR, ya ha expresado su disconformidad con esta propuesta del Ministerio ante la posibilidad de que la sobredosis de información y supervisión desvirtúe el valor real de la libre opinión ciudadana.

La iniciativa ya ha pasado el proceso de audiencia e información pública, vigente hasta el 16 de junio. A partir de ahora, el Gobierno resolverá el concurso contratando a la consultora que formará la asamblea, la cual comenzará a funcionar en otoño.

¿Cómo se ha hecho en otros países?

Cada asamblea ciudadana responde a la concienciación de participación en la vida política de cada ciudadano. En Europa, todas responden a procesos participativos similares patrocinados por cada gobierno. Pero su funcionamiento y número de participantes ha sido independiente. En algunos casos, como el francés, Emmanuel Macron se comprometió a incluir en su ordenamiento 146 de las 149 medidas consensuadas. En países no democráticos, estas iniciativas son inviables y se toman desde las propias administraciones.

Pero si el cambio climático es global, ¿qué sentido tiene estas asambleas nacionales?

Cualquier gesto, por pequeño que sea, siempre es positivo y es un ejemplo para el resto de países. Una participación ciudadana libre ayuda a un debate y un consenso mayores sobre propuestas que todos debemos adoptar. Aunque existan diversas opiniones sobre el valor real de las asambleas, éstas son necesarias. Y, sí, mejorables, como todo. Pero inician un diálogo que cada uno de nosotros también debemos tener ya que se nos agota el tiempo.

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