Menu Close

Cómo prepararse para enseñar en la universidad

La enseñanza universitaria presenta un conjunto de desafíos específicos: la masificación del alumnado, la diversidad de perfiles de estudiantes, la docencia compartida con otras actividades como la investigación y la gestión, la incorporación de prácticas innovadoras y el avance de la digitalización (incluida la inteligencia artificial). Estos se añaden a las competencias necesarias en cualquier tipo de labor docente (planificación curricular, metodología, evaluación, etc.).

Sin embargo, y a diferencia de otros niveles educativos, a menudo al profesorado universitario no se le exige ninguna acreditación pedagógica para desempeñar la función docente. Este ha sido el caso en España hasta hace poco. En este sentido, la recién aprobada ley de universidades (más conocida como LOSU) marca, por primera vez, unas nuevas directrices y da prioridad a la formación docente. Además impone a las universidades la obligación de institucionalizar un programa de formación docente inicial en el profesorado:

“Para el desarrollo de su capacidad docente, las Profesoras y Profesores Ayudantes Doctores deberán realizar, en el primer año de contrato, un curso de formación docente inicial cuyas características serán establecidas por las universidades, de acuerdo con sus unidades responsables de la formación e innovación docente del profesorado”. (Art.78b).

No es una situación única de España: en muchas universidades europeas el profesorado que comienza su carrera no realiza una preparación específica para adquirir o desarrollar las competencias pedagógicas.


Read more: Lo que falta en las leyes universitarias


La importancia de los primeros años

En los primeros años como docente se construye la identidad profesional y la base de nuestro modelo de docente, lo cual condicionará nuestros rasgos de personalidad, motivaciones y actitudes durante toda la carrera profesional. Se trata de un periodo caracterizado por cierta ansiedad, desconfianza y grandes temores, debido a la inexperiencia en el rol de docente.

Además de los desafíos apuntados inherentes en la educación superior, el profesorado novel suele enfrentarse también a tensiones adicionales como la precariedad económica, inestabilidad en los contratos y la excesiva burocracia, en un sistema que sigue premiando, sobre todo, los méritos en investigación. Esto suele traducirse en una falta de tiempo para prepararse para la docencia.

¿Qué formación hay disponible?

En 2021 iniciamos un proyecto de investigación sobre el desarrollo profesional e iniciación docente en la universidad (#UniDPD). En estos tres años de andadura, hemos podido realizar una radiografía del estado de la formación inicial del profesorado en el sistema universitario español, analizando los programas disponibles (en términos de contenidos, competencias, duración, evaluación, etc.), algunos de los elementos más característicos de dichos programas en algunas universidades españolas y europeas (mentoría, portafolio, evaluación formativa, etc.) y la percepción de cómo se despliega dicha formación por parte de personal con responsabilidad académica, formador y profesorado novel.

Estas son algunas de las conclusiones que hemos extraído de la investigación:

  1. Es recomendable que los programas de formación inicial estén basados en un diagnóstico previo que tenga en cuenta las necesidades específicas de cada docente en su contexto. Parece lógico, pues no existe un enfoque único que se ajuste a todas las realidades. Por ello, es esencial adaptar los programas a las características y demandas de cada universidad, dando voz a ser posible al propio profesorado, sus formadores y al alumnado, destinatario directo de la acción docente.

  2. Se debe prestar especial atención a la selección de las personas mentoras y diseñar para ellas una formación y un sistema de incentivos. Contar con una sólida reputación en la enseñanza, habilidades para propiciar la reflexión del alumnado, un conocimiento profundo de la institución y unas habilidades interpersonales adecuadas, como la comunicación, la observación y la colaboración, son algunas cualidades que se destacan. Son menos relevantes los años de experiencia o el estatus profesional.

  3. Diseñar la política de profesorado a partir de un marco profesional de competencias compartidas para la selección, formación inicial y continua, evaluación y desarrollo profesional. Un excelente ejemplo lo constituye el Marco de Desarrollo Académico Docente (MDAD), impulsado por un grupo de trabajo de la Red Estatal de Docencia Universitaria (REDU).

  4. Igual de importante es hacer un seguimiento del funcionamiento del programa de formación. ¿Ha funcionado bien? ¿Ha cubierto las expectativas de las personas participantes? ¿Qué impacto ha tenido en el aprendizaje del profesorado, en su concepción sobre la enseñanza y en la institución? Por tanto, debe diseñarse cuidadosamente su evaluación y que esta vaya más allá de cuestionarios de satisfacción.

Vincular investigación con docencia

Otro aspecto importante es vincular la actividad docente con la investigadora. Este enfoque se conoce como Scholarship of Teaching and Learning (SoTL) en inglés. El SoTL implica, en esencia, que el docente se convierta en investigador de su propia práctica. Su objetivo es aprender sistemáticamente sobre la enseñanza y compartir esos aprendizajes con la comunidad académica.


Read more: ¿Influye la personalidad en la calidad de un docente?


Esto significa, por ejemplo, observar críticamente cómo se enseña, evaluar la eficacia de diferentes métodos de enseñanza y aprendizaje y reflexionar sobre cómo estos impactan en el rendimiento del alumnado.

Redes de trabajo en equipo

Esta labor no debe asumirse en solitario. Es recomendable trabajar en la creación de redes en el ámbito universitario que promuevan el trabajo en equipo y la cooperación en este ámbito. Para ello, existen iniciativas a nivel nacional e internacional, como las diferentes asociaciones científicas de docencia universitaria. Y, por supuesto, también podemos aprovechar todo el potencial de las tecnologías digitales en el aprendizaje docente.

Esto puede ayudar a compartir experiencias, recursos y buenas prácticas entre facultades y universidades, enriqueciendo así la formación inicial del profesorado universitario. Precisamente esta idea de construir un espacio colectivo en torno a la formación del profesorado universitario es la que nos motivó a abordar esta investigación y compartirla a través de este medio.

Want to write?

Write an article and join a growing community of more than 182,600 academics and researchers from 4,945 institutions.

Register now