La mujer Ashéninka con la cara pintada irradiaba una confianza calma y paciente mientras estaba de pie en las orillas arenosas del río Amonia y se enfrentaba a los madereros que amenazaban su comunidad Amazónica.
Los madereros habían excavado un sendero sobre los árboles de caoba y cedro que ella había plantado, y bloqueado las quebradas de las que su comunidad dependía para beber agua y pescar. Ahora, los foresteros querían convertir el sendero en un camino más ancho para tener acceso a las imponentes selvas tropicales que unen la frontera peruana con la brasileña a lo largo del río Yurúa-Juruá.
María Elena Paredes, como presidenta del comité de vigilancia de Sawawo Hito 40, dijo que no, y su comunidad la apoyó.
Ella sabía que no solo representaba a su comunidad y a las otras comunidades indígenas peruanas, sino también a sus primos brasileños que también dependen de estos bosques, aguas y peces río abajo.
Los residentes indígenas de las fronteras Amazónicas entienden que los madereros con sus tractores y motosierras son la punta de lanza de un camino que permite a los cocaleros, traficantes de tierras y otros acceder a los territorios indígenas tradicionales y a sus recursos. También se dan cuenta de que sus comunidades indígenas pueden ser las únicas presentes para defender el bosque y detener a los invasores y constructores de caminos.
Las elecciones de octubre en Brasil y Perú pueden ser un punto de inflexión para alejarse de la deforestación, la construcción insostenible de carreteras y el ataque a tierras indígenas –o los resultados de la elección pueden continuar aumentando la presión. Después de una primera ronda electoral más reñida de lo esperado el 2 de octubre, la carrera presidencial de Brasil se dirige a una segunda vuelta el 30 de octubre.
Crecimiento explosivo de caminos ilegales a medida que el gobierno se retira
Durante la pandemia de COVID-19, la selva Amazónica ha sido testigo de un crecimiento explosivo de caminos informales e ilegales.
Los departamentos Amazónicos de Ucayali, Loreto y Madre de Dios, Perú, vieron incrementos de 25% en la expansión de caminos entre 2019 y 2020, y de 16% entre 2020 y 2021. En la Amazonia brasileña, los caminos están incrementando a tal ritmo dentro de la selva que los investigadores están recurriendo a inteligencia artificial para mapear la expansión.
Los caminos son la infraestructura más dañina para la selva tropical, provocan deforestación y una serie de impactos culturales y ambientales.
Las investigaciones demuestran que los territorios indígenas son cruciales para salvaguardar los ecosistemas forestales y las inmensas reservas de carbono. Estos territorios, los cuales cubren alrededor de un tercio de la región Amazónica, actúan como una zona de amortiguamiento contra la expansión de caminos, lo cual reduce tanto la deforestación como los incendios.
Pero las comunidades indígenas cercanas a la frontera entre Perú y Brasil están experimentando un ataque en sus países de origen.
Cuando la pandemia obligó al estado a reducir el monitoreo y la aplicación de la ley en las zonas selváticas remotas, los constructores de caminos ilegales, madereros, mineros y traficantes aumentaron su presencia y ritmo de trabajo. La ausencia del Estado les dio un respiro relativo de la aplicación de la ley, y en Brasil, fueron incitados por la retórica anti-ambiental, anti-indígena y anti-ciencia del presidente Jair Bolsonaro.
La combinación de la construcción de caminos, del calentamiento/desecamiento de los bosques, inducido por el cambio climático, con la deforestación asociada está empujando a la selva Amazónica hacia un punto de inflexión que puede, en tan solo unas décadas, convertir la selva y reserva terrestre de biodiversidad más grande del mundo en una sabana escasamente arbolada dominada por pastos. Miles de incendios están quemando la Amazonia brasileña hoy mientras escribo esto a finales de septiembre de 2022.
Las elecciones podrían cambiar el rumbo
Unas horas río abajo de donde ella confrontó a los madereros, María Elena Paredes y otros líderes indígenas peruanos se reunieron con sus contrapartes brasileños en septiembre de 2022 para discutir estrategias para detener las invasiones. Los líderes brasileños incluyen a Francisco Piyãko e Isaac Piyãko, dos hermanos Ashéninka que se postularon para las elecciones a nivel federal y estatal, pero perdieron ante el giro conservador hacia la agroindustria en el sur de la Amazonía.
Aunque esta elección brasileña incluyó más candidatos indígenas que ninguna otra en la historia brasileña, 186 candidatos representando un incremento del 40% con respecto a 2018, pocos de ellos ganaron.
Dos mujeres indígenas con fuertes plataformas anti-Bolsonaro surgieron de la elección como diputadas federales: Sônia Guajajara representará al estado de São Paulo y Célia Xakriabá al estado de Minas Gerais. Marina Silva, exministra de medio ambiente y excandidata presidencial del Partido Verde, también ganó la elección como diputada federal en el estado de São Paulo. Otros siete candidatos indígenas autodeclarados ganaron en una variedad de niveles, pero la mayoría de ellos son partidarios de Bolsonaro que no se postularon en una plataforma pro-derechos indígenas y pro-ambiente.
Estos resultados colocan, en gran medida, el futuro de la Amazonía en manos de las elecciones nacionales de Brasil.
De un lado de la elección está Bolsonaro, un populista que se ha burlado de los pueblos indígenas, de ambientalistas y de la ciencia mientras debilita a las agencias ambientales e indígenas incitando a los mineros, madereros, ganaderos y líderes agroindustriales a talar el bosque.
Del otro lado está Luiz Inácio Lula da Silva - comúnmente llamado Lula – un veterano del Partido de los Trabajadores y expresidente brasileño que aboga por la nula deforestación. Da Silva tuvo 48.4% de los votos en la primera vuelta, frente al 43.2% de Bolsonaro.
Perú también tuvo elecciones el 2 de octubre, pero a nivel regional y municipal. En la región de Ucayali, el 37% de los candidatos fueron indígenas. Los gobernadores elegidos en los departamentos amazónicos de Ucayali, Madre de Dios y Loreto (43% del territorio peruano) no son indígenas, sino un ex-gobernador y cocalero, un ex-gobernador y minero y un médico acusado de corrupción.
En el distrito de origen de María Elena Paredes, Yurúa, los residentes indígenas a favor de la conservación sí eligieron su candidato, proporcionando una de las pocas señales positivas para el movimiento en pro del medio ambiente en la Amazonía.
Sin una adecuada representación pro-ambiental e indígena, los caminos y el desarrollo extractivo avanzarán, haciendo el lado peruano del bosque aún más vulnerable. Una victoria para la sostenibilidad, la conservación y la cultura en Brasil puede permear a través de las fronteras políticas de Perú y de los otros siete países que comparten el Amazonas, de la misma manera que la intervención de Paredes en Perú impidió que los tractores arruinaran el bosque y los arroyos que desembocan en Brasil.
Un trabajo peligroso: Defender el Amazonas
Como líderes, Paredes y otros defienden sus bosques y su gente, y también son blanco de violencia.
En las tierras fronterizas Amazónicas, el peligro amenaza desde múltiples direcciones y rara vez se hace justicia. El asesinato del periodista Dom Phillips y el activista Bruno Pereira en junio de 2022 fue solo el último ataque de alto perfil.
Hace 15 años, el legendario líder indígena, Edwin Chota, protestó por la carretera que hoy bloquean Paredes y su comunidad. Él y tres colegas fueron asesinados a tiros en 2014 después de recibir amenazas de muerte provenientes de madereros y traficantes. Los asesinos permanecen libres en las fronteras Amazónicas.
Este verano, visité la tumba de Chota junto con más de 20 de los familiares que le sobreviven y miembros de la comunidad de los cuatro defensores asesinados. La mayoría de estas familias temen regresar a sus hermosos bosques en la comunidad fronteriza de Saweto y, en su lugar, permanecen en las afueras de la ciudad de Pucallpa, hacinadas en casas en ruinas con electricidad intermitente y sin agua limpia.
Lejos de su comunidad, los niños no pueden construir conocimiento ambiental y cultural del bosque.
Cinco representantes de Saweto se encontraban entre los 120 líderes de 13 etnias indígenas fronterizas Amazónicas que participaron en nuestro taller de NASA donde discutimos el uso de imágenes satelitales para monitorear cambios en el bosque y el clima. A través de la integración del conocimiento ecológico indígena con el análisis geoespacial de la selva y el clima, los científicos y los grupos indígenas pueden, ambos, monitorear mejor la Amazonía cambiante.
Las madres, padres, e hijos indígenas nos comunicaron su deseo de recibir capacitación y educación que les permita proteger su territorio, adaptarse al cambio climático y construir a un futuro sostenible. Nuestro proyecto NASA SERVIR está creando plataformas basadas en el análisis de imágenes satelitales. Estas plataformas pueden ser usadas por las comunidades indígenas, organizaciones no gubernamentales y agencias gubernamentales para monitorear carreteras, deforestación y cambio climático.
La defensa indígena es crucial
Toda la humanidad está sintiendo los efectos del cambio climático. Nuestros colegas indígenas reconocen que en sus comunidades ya están ocurriendo cambios en la temperatura, el ciclo del agua y las estaciones.
Defensores ambientales de la tierra, como Paredes, están trabajando para mantener el bosque más grande del mundo en pie frente a las amenazas que no solo dañan la Amazonía. Si la selva Amazónica se convierte en sabana, habrá repercusiones en los climas de América del Sur, el Caribe, América del Norte y en todo el mundo.
Todos pierden si los defensores indígenas de la Amazonía no tienen el apoyo y oportunidades educativas necesarias para estar seguros, prósperos y empoderados para proteger su hogar en la selva.
Este artículo fue traducido por Yunuen Reygadas. Publicado originalmente en inglés. También disponible en portugués.
Este artículo se actualizó el 11 de octubre de 2022 con los resultados de las elecciones.