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Diferentes universidades organizan actividades culturales con presos y presas, como visitas a museos. I Wei Huang / Shutterstock

El papel de la universidad en las cárceles

La divulgación y el diálogo con la sociedad son un eje fundamental de la actividad de la universidad y forman parte de su compromiso con los ciudadanos. Conectar con su contexto inmediato y su territorio a través de la docencia, la investigación y la difusión de dicha investigación debe ser una prioridad.

Más allá del desempeño de su actividad diaria, la universidad también tiene una responsabilidad en la inclusión social y la igualdad de oportunidades; llegar a espacios de exclusión como los centros penitenciarios forma parte de este compromiso de llevar la cultura y el conocimiento más allá de las barreras sociales.

Evitar la burbuja de la homogeneidad

La exclusión severa pasa inadvertida para la mayoría. La universidad puede ser un espacio adecuado para la reflexión acerca de cómo afrontar la lucha contra la marginación, haciendo de la cultura y la ciencia herramientas de acción.

Las personas privadas de libertad viven en un contexto de aislamiento social. En el sistema judicial perviven modelos de macrocárceles, con mucha burocracia para la participación de la sociedad, falta de personal técnico, de recursos humanos profesionales para atender las necesidades psicosociales y educativas, sin centros de inserción social en el caso de las prisiones vascas y sin recursos suficientes para medidas alternativas.

La universidad tiene los recursos para activar redes comunitarias de innovación social y poner en contacto diferentes sectores profesionales y colectivos, y tiene un compromiso con la formación cultural e intelectual de las personas privadas de libertad, como parte de su derecho fundamental al pensamiento reflexivo y crítico.

Un programa de conferencias

Una de las maneras de poner en práctica este papel de la universidad es la creación de ciclos de conferencias como los que organiza desde el Campus de Álava la Universidad del País Vasco, con la colaboración del equipo educativo de la prisión de Zaballa y de la ONG Sidalava.

Presos y presas son partícipes y protagonistas de una sesión de información y formación de calidad y actualidad ofrecida por una persona experta. Las actividades se dirigen a toda la comunidad de la prisión (personas presas, personas funcionarias, personal educativo, sanitarias, del trabajo social, etc.), como ejemplos que fomentan las relaciones y dan oportunidades a la creación de redes de contacto.

El profesorado universitario tiene la oportunidad de sumergirse en un espacio desconocido en el que puede reconocerse en una dimensión no sólo académica sino también humana. El personal de prisiones (sanitarias, de vigilancia, miembros del equipo de tratamiento, etc.), el equipo educativo y profesorado de la cárcel, así como las personas voluntarias de la ONG Sidalava encuentran apoyo por parte del mundo universitario; finalmente, la universidad genera un espacio de oportunidad para desarrollar y visibilizar su compromiso social y solidario.

Programas en marcha

Hay diferentes universidades españolas que llevan a cabo programas de formación y divulgación de científica en prisiones. La Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM) implica a gran número de investigadores e investigadoras en su programa Divulgación en prisión: una ventana abierta a la ciencia, como iniciativa dirigida a las prisiones de su comunidad: Albacete, Alcázar de San Juan, Cuenca, Herrera de la Mancha, Ocaña I, Ocaña II y el Centro de Inserción Social de Ciudad Real “Concepción Arenal”.

Organizan talleres, ponencias de distintas áreas de conocimiento y salidas programadas con los internos e internas, aproximando las investigaciones realizadas a las personas privadas de libertad con el objetivo de generar vínculo de conexión con la cultura.

La Universidad de Extremadura lleva a cabo proyectos de divulgación científica en el Centro Penitenciario de Badajoz, con programas radiofónicos. Además, desarrollan talleres de divulgación científica de la mano de investigadores de la Universidad de Extremadura en colaboración con la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología y el Ministerio de Economía, Industria y Competitividad.

La ONG Solidarios organiza Aulas de la Cultura en las que toman parte investigadoras e investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). En 2023 se realizaron una treintena de conferencias en Madrid (Valdemoro, Navalcarnero, Soto), Granada (Albolote) y Sevilla (Sevilla I), con los objetivos de fomentar la cultura como elemento de reinserción y de crear espacios de encuentro y tender puentes con el exterior.


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La UPV/EHU en el Centro penitenciario de Zaballa

En febrero de 2024, había 1 619 personas privadas de libertad en Euskadi, 880 en Álava. Las conferencias universitarias buscan contribuir al desarrollo comunitario a través de iniciativas que respondan a necesidades detectadas. El proyecto busca la implicación de profesorado de las diversas áreas conocimiento mediante impartición de conferencias y también la participación del estudiantado como parte de su proceso formativo.

El programa se inició en 2010 y se encuentra en su décimo quinta edición. En total han participado más de 70 profesoras y profesores de la UPV/EHU, en su mayoría del Campus de Álava, primero en la Cárcel de Nanclares de la Oca, ahora en el Centro penitenciario de Araba–Zaballa.

Las profesoras y profesores conferenciantes pertenecen a las Escuela de Ingeniería, de Economía y Empresa, Facultades de Educación y Deporte, de Farmacia, de Letras y de Relaciones Laborales y Trabajo Social.

Anualmente, se celebran entre siete y nueve conferencias con una participación de alrededor de 70 presos y presas. Además de una exposición titulada La UPV/EHU investiga en cáncer. Contra el cáncer también en Zaballa, se organizan visitas culturales y encuentros anuales para reforzar las relaciones mantenidas y el mutuo conocimiento.


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Romper barreras

Todos estos programas facilitan que el profesorado universitario se implique en hacer llegar la cultura y el conocimiento a los centros penitenciarios y crear espacios de encuentro para la reflexión y el conocimiento mutuo. Son oportunidades para romper barreras, para la humanidad y la solidaridad.

Una cárcel más abierta a la sociedad y con mejores opciones de formación y acceso a los últimos avances en ciencia y conocimientos académicos evita el aislamiento social y cultural de los presos y su alejamiento del mundo exterior. La prohibición expresa de acceso a internet en las cárceles les va dejando al margen de la evolución de la sociedad.


Este artículo se ha escrito con la colaboración de José María Loizaga Arnaiz, del área penitenciaria de Sidálava, y Montserrat Montero Gómez, coordinadora docente del Círculo Centro Penitenciario de Álava-CEPA Paulo Freire.


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