La recientemente estrenada película El maestro que prometió el mar, inspirada en la tragedia del maestro catalán Antonio Benaiges, recuerda la relevancia de una etapa histórica que contribuyó como pocas a querer modernizar España.
El tratamiento de la Segunda República en el cine no ha sido demasiado específico, a diferencia de la guerra civil española, mucho más abundante. En las primeras décadas, esto estuvo marcado por una memoria cinematográfica franquista negativa, suspicaz y prejuiciosa.
Porque, si algo iba a quedar claro para los vencedores de la Guerra Civil (1936-1939) es que el periodo anterior a la misma era el responsable de toda la violencia desatada (incluida la suya), por el bien de España. Obras como las de Josefina Cuesta o Paloma Aguilar, entre algunas de las más destacadas, recogen el planteamiento de las políticas de la memoria impulsadas por la dictadura (1939-1975) de demonizar la República, quedando patente en los diferentes filmes del periodo que aludían a ella.
La democracia echa la vista atrás
No sería hasta 1975, con el advenimiento de la democracia, cuando realmente el perfil de la época republicana cambiaría en el cine. Se codificarían además ciertas inquietudes propias de la Transición, como no repetir los errores del pasado, en realizaciones como Retrato de familia, Mi hija Hildegart, brevemente al final en Borrasca y en Tierra de rastrojos, una de las primeras películas que abordaría la represión franquista (en Andalucía).
En ellas, desde distintas perspectivas, se trataba la época republicana como un periodo de esperanzas fallidas, de gran proyecto ilusionante que acabó siendo destruido por la guerra, la violencia u otros motivos, advirtiéndonos así de los peligros de los extremismos.
Retrato de familia, inspirada en la novela de Miguel Delibes Mi idolatrado hijo Sisí, destacaría por presentar como novedad a una tercera España, ni franquista ni republicana, sino neutra. Ahora bien, el estimable filme trajo consigo una polémica en torno a las imágenes de un jovencísimo Miguel Bosé acostándose con la querida de su padre en la pantalla que ocultaron sus méritos.
Como curiosidad, en Borrasca, filme anarquista, la proclamación de la República, en cambio, se presenta al cierre de la misma como un régimen continuista (no de cambios profundos), desvelando el desengaño que tuvieron hacia ella ciertos sectores revolucionarios.
Los años 80
En la década siguiente el interés decayó. Cuando se conmemoraba el 50º aniversario del inicio de la contienda, en 1986, el Gobierno socialista decidió ignorar la cita Fueron entonces los historiadores y cineastas quienes se preocuparon por recordar dicha singladura.
En 1985, se estrenó Réquiem por un campesino español, basada en la novela corta de Ramón J. Sender, que cuenta la historia de un campesino, Paco el del molino, desde su nacimiento hasta el momento en el que los falangistas entran en el pueblo y acaban con su vida. La rica panorámica social y religiosa que ofrece vuelve a presentar la época republicana como un periodo de cambios y reformas, de justicia social y esperanzas, truncados de forma brutal por el conflicto.
En cambio, fueron más abundantes las series en las que se incluía el periodo republicano como en Los gozos y las sombras, Crónica del alba, el docudrama El balcón abierto, Vida privada, Lorca, muerte de un poeta, Vísperas, El olivar de Atocha, Los jinetes del alba y La forja de un rebelde.
La película sobre la reforma educativa
No sería hasta una década más tarde cuando el interés por la Segunda República despertaría proyectos cinematográficos destacables.
El primer filme sobre los años 30, aunque sin abordar la época republicana, sino sus meses previos, sería la comedia Belle Époque, galardonada con el Óscar de la Academia de Hollywood.
En 1998 se estrenaría la coproducción internacional Pasiones rotas, inspirada en la novela Mary Lavelle, de la escritora irlandesa Kate O´Brian. Este filme, a pesar de contar con un reparto nacional e internacional de lujo (desde Marisa Paredes y Paco Rabal, a Franco Nero y Frances McDormand), fracasó a nivel de crítica y público. La novela original, ambientada en los años 20 en el País Vasco, se trasladó a 1936 en Asturias. Presentaría una época republicana turbulenta con escasa credibilidad, sacando a relucir toda una serie de tópicos (los toros representan el gusto de los españoles por la sangre) y manidos estereotipos (derechas malas e izquierdas buenas).
También hay que tener en cuenta La lengua de las mariposas, basada en el libro de relatos de Manuel Rivas ¿Qué me quieres amor?. Su director, José Luis Cuerda, supo unificar los cuatro relatos de Rivas que componen la obra mientras llevaba a cabo el primer acercamiento a uno de los proyectos estrella de la Segunda República: la reforma educativa.
Tierna, poética y con un tono realista justo, presentaba el ideal de cambio que preconizó la primera democracia española, evocado a través de la relación de un veterano maestro (un genial Fernando Fernán Gómez) y su pupilo, Moncho. A la vez, radiografiaba las contradicciones existentes en España que acabarían desembocando en el conflicto. Como la película que abre este artículo, El maestro que prometió el mar, el filme describe el interés republicano en mejorar la enseñanza y el devenir de España, y también las consecuencias terribles del fin de ese sueño.
Dos años más tarde, se estrenaría otra de las escasas y contadas películas ambientadas casi íntegramente en la época republicana, Visionarios. La trama recrea los hechos verídicos acaecidos en la localidad de Ezquioga, en donde unos niños vieron la aparición de la Virgen, pero no llega a acercarse a las tensas relaciones que existían entre el laicismo y el tradicionalismo social.
Tras la memoria histórica
Todo el movimiento de la recuperación de la memoria histórica, a partir de 2000, y la aprobación de la ley de Memoria Histórica (2007) dieron lugar a un periodo fecundo en el que se abordaría de una forma más recurrente la represión franquista durante y tras la guerra. Esto se vería en filmes como El viaje de Carol, El lápiz del carpintero, Las 13 rosas y Los girasoles ciegos.
Más recientemente se ha tratado el tema de la guerra civil española en Mientras dure la guerra o La trinchera infinita, donde la época republicana es prácticamente un actor secundario.
Excepción a esto serían el logrado telefilme Clara Campoamor. Una mujer olvidada, centrado en su campaña por reclamar el voto femenino (que lograría), y la controvertida serie 14 de abril. La República. Fue acusada de ser “revisionista” por el Partido Popular, y no fue emitida por completo en la televisión pública hasta el regreso del PSOE al Gobierno.
Desde luego, es un balance desigual sobre un tema que todavía debería abordarse con mayor entidad en la gran pantalla, al tratarse del primer régimen democrático español.