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En busca de protectores solares más naturales, eficaces y respetuosos con el medio ambiente

Ya sabemos que el sol, esa fuente de luz y energía imprescindible para nuestra vida, también puede ser un enemigo silencioso si no tomamos las medidas adecuadas. La aplicación tópica de fotoprotector es una de las prácticas fundamentales para proteger nuestra piel de los daños causados por las radiaciones solares, tanto a corto como a largo plazo.

A lo largo de los años, hemos sido testigos de mejoras significativas en la eficacia y comodidad de estos productos. No obstante, la investigación continúa, ya que aún quedan metas por alcanzar.

Problemas con el octocrileno

Uno de los principales desafíos es la prevención de alergias provocadas por algunos ingredientes de estos productos en determinados usuarios, como las causadas por el octocrileno. Ampliamente utilizado frente a los rayos ultravioleta B, este filtro solar presenta algunos aspectos negativos, como su fotoinestabilidad (cambios en su estructura química que le hacen perder eficacia), lo cual puede desencadenar un efecto irritante para la piel.

Además, estudios recientes también han identificado un daño ambiental relacionado con el uso de este compuesto y otros filtros solares. Es lógico, entonces, que varias líneas de investigación se estén centrando en encontrar alternativas más seguras y eficaces, preferiblemente de origen natural.

Los compuestos naturales, en el punto de mira

Otro aspecto crucial es la necesidad de ir más allá del Factor de Protección Solar (o SPF, por las siglas en inglés de Solar Protection Factor) y considerar otros beneficios biológicos aparte de evitar el eritema, como proteger la piel de una bajada de defensas, reducir el daño oxidativo o prevenir el daño del ADN, efectos que se generan tras una exposición solar.

Para solventar estos retos, es fundamental contar con moléculas de amplio espectro frente a los rayos ultravioleta y la radiación visible, sin depender exclusivamente de pigmentos como el dióxido de titanio y el óxido de zinc. Lo ideal es que, además, nos aporten un efecto complementario desde el punto de vista biológico.

Y aunque cada día se exploran nuevas fuentes de ingredientes naturales con potenciales efectos fotoprotectores, es insuficiente. También necesitamos que esos compuestos aumenten la estabilidad de las fórmulas, para evitar la degradación del producto y la pérdida de eficacia.

Flavonoides, carotenoides y otros activos prometedores

En este terreno, los flavonoides siempre han destacado por su actividad antioxidante y por su facilidad de acceso, ya que están presentes en numerosas frutas y verduras. Y entre todos los flavonoides destaca la morina, presente en plantas como el guayabo, la morera o la higuera.

La morina ha demostrado interesantes propiedades antioxidantes y fotoprotectoras, lo cual ha llevado a los investigadores a dar un paso más y modificar su estructura química para mejorar sus propiedades de estabilidad.

Así, un estudio reciente publicado en la revista Antioxidants determina que estas moléculas de origen natural podrían tener un papel crucial en la prevención del fotoenvejecimiento –lo que contribuiría a reducir el riesgo de cáncer de piel–, además de contar con estructuras químicas más estables y resistentes a la degradación.

En la misma línea, otros compuestos naturales como los carotenoides han demostrado contrarrestar la inflamación desencadenada en la piel tras la exposición a la radiación solar. Esto ha llevado a investigadores a buscar mezclas de activos naturales antioxidantes y antiinflamatorios que aporten efectos protectores.

Pero la búsqueda no solo se ha limitado al ámbito de las fuentes naturales terrestres. Así, compuestos aislados de microalgas y de otros otros organismos marinos como los aminoácidos tipo micosporina (MAAs) son reconocidos también por sus importantes actividades fotoprotectoras.

Buenos para la piel humana y el medio ambiente

Todos los compuestos naturales citados comparten una característica: son inocuos para el medio ambiente. Es imperativo seguir investigando el papel de estos agentes fotoprotectores para avanzar hacia fórmulas tópicas más seguras no solo para los seres humanos, sino también para nuestro entorno.

¡La piel es el órgano más grande de nuestro cuerpo, cuidémoslo!

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