La situación económica en América Latina es, cuanto menos, compleja. La pandemia de covid-19 y la guerra de Ucrania han causado diferentes problemas. Y, aunque también existen grandes oportunidades de…
La guerra comercial EE.UU.-China, la pandemia y la crisis de suministros dejaron al descubierto la fragilidad de la globalización. Se habla de un viraje hacia una regionalización de las economías.
Los países en desarrollo sin litoral necesitan una mayor integración comercial internacional. Las economías ricas deben promover y facilitar la participación de los países sin costas en la toma de decisiones relativas al comercio.
La pandemia ha hecho crecer la desigualdad y ha abierto brechas en el mercado laboral español. Una mayor regulación puede ayudar a amortiguar los efectos de esta crisis sanitaria, social y económica.
El transporte marítimo busca mayor sostenibilidad en términos de emisiones de carbono y contaminación de los mares y, tras la covíd-19, enfrenta una posible relocalización industrial que reconfiguraría su estructura a nivel mundial.
Uno de los efectos de la pandemia es que cada vez más empresas europeas o americanas están revirtiendo su estrategia de trasladar a los países asiáticos la fabricación de sus productos.
El problema de la planta de aluminio de San Cibrao, en Lugo, no es que no sea rentable, sino que su rentabilidad está por debajo de la que otras plantas, en otras localizaciones, ofrecen a Alcoa.
La deslocalización permite a las grandes corporaciones maximizar sus beneficios, pero esos rendimientos pueden generar consecuencias sociales muy negativas. Una de ellas, el trabajo forzado.
Organizar reuniones remotas con los teletrabajadores no solo sirve para organizar tareas. También reduce el aislamiento que causa la deslocalización y la falta de interacción social entre compañeros.