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¿Hay que ser héroes para ejercer la docencia?

La profesión docente suele ser fascinante y gratificante, pero en ocasiones sus exigencias pueden provocar estrés y afectar al rendimiento laboral. Esto no impacta solamente en el bienestar de los profesores y profesoras, sino en la posibilidad de ofrecer una enseñanza de calidad, uno de los principales objetivos de desarrollo sostenible señalados en la Agenda 2030.

Algunos factores que afectan a la salud del profesorado son: las condiciones organizativas inadecuadas, la carga de trabajo no docente asociada a tareas burocráticas, el uso de las tecnologías de la información y comunicación, la falta de apoyo del equipo directivo y de colegas, las disputas por motivos de trabajo, o el comportamiento desafiante por parte del alumnado.

Si las exigencias laborales se mantienen en el tiempo y el estrés laboral se cronifica, se origina el síndrome de desgaste ocupacional (conocido como burnout), que afecta a docentes de todas las etapas educativas.

¿Cómo se pueden afrontar todas estas demandas? ¿Hay que ser héroes y tener superpoderes para ejercer la docencia de forma eficaz y no desfallecer en el intento?

Recursos que caracterizan a todo héroe: el capital psicológico

Las personas que ejercen la docencia pueden desplegar una serie de recursos que permiten afrontar las demandas laborales y desarrollar un mayor compromiso hacia la profesión y hacia la comunidad educativa. Una de las principales características que identifican a los docentes y las docentes más competentes es el capital psicológico.

El capital psicológico es un estado psicológico positivo de crecimiento personal caracterizado por la combinación de cuatro recursos principales: la esperanza, la eficacia, la resiliencia y el optimismo. Comúnmente, se utiliza el acrónimo HERO (o héroe) para denominar al capital psicológico, que resulta de la unión de las iniciales de cada término en inglés (hope, efficacy, resilience y optimism).

La esperanza hace referencia a la capacidad estimada para trazar las rutas hacia los objetivos que se pretenden conseguir y para motivarse y convencerse de poder lograrlos.

Por su parte, la eficacia se define como la confianza que tienen las personas en su capacidad para realizar ciertas tareas en una situación concreta.

La resiliencia es la capacidad para recuperarse de forma adaptativa después de haber experimentado algún acontecimiento trascendental, especialmente si es negativo.

Por último, el optimismo es la tendencia a esperar que ocurran sucesos positivos en el día a día.

Si una persona presenta el conjunto de estos recursos, es decir, si posee capital psicológico, es muy probable que disfrute de altos niveles de bienestar.

Compromiso, motivación y desempeño

El capital psicológico es una característica muy deseable en la docencia porque influye en el desarrollo profesional y en el personal. Si analizamos los estudios existentes sobre el capital psicológico en docentes podemos ver cómo influye en el compromiso con el trabajo, la motivación y el desempeño de la labor educativa.

Por otra parte, el capital psicológico parece cumplir un papel relevante en la promoción de la salud física, mental y social del profesorado. Es más, recientemente se ha propuesto que este capital podría actuar como un escudo de protección psicológica frente al burnout docente.

El capital psicológico no es un recurso reservado solo a docentes de determinada etapa: en todos los niveles del sistema educativo, desde educación infantil hasta educación superior, es posible encontrarlo.

Estos héroes… ¿nacen o se hacen?

Se ha planteado que el profesorado que tiene una personalidad proactiva (con iniciativa para provocar cambios y resolver problemas) suele presentar también un óptimo capital psicológico. Del mismo modo, la responsabilidad y la extraversión son características personales que se asocian al capital psicológico. También la capacidad para regular las emociones está claramente relacionada con el capital psicológico.

Además se ha señalado que el capital psicológico se desarrolla en el profesorado que considera que puede contar con el apoyo social de sus colegas de trabajo y de sus superiores.

Cómo conseguirlo

No obstante, cuando no se dispone de las citadas características personales o de la confianza hacia los demás, se puede potenciar el capital psicológico mediante la programación de intervenciones psicoeducativas específicas.

Las principales intervenciones de entrenamiento se centran en el desarrollo de la esperanza, la eficacia, la resiliencia y el optimismo. A modo de ejemplo, destaca un estudio denominado Revitalizing the HERO within Teachers, diseñado para promover el capital psicológico en el profesorado.

Esta intervención, que tiene una duración de dos meses, incluye la presentación de vídeos, la realización de debates y el análisis de casos y experiencias reales del ámbito educativo. También propone la práctica de estrategias saludables para el afrontamiento eficaz del estrés.

Los efectos de esta intervención son muy positivos, ya que capacitan al profesorado para superar los desafíos docentes y lograr sus objetivos, incrementando su autoeficacia profesional y mejorando las relaciones con sus colegas, con el alumnado y con sus familias.

Teniendo en cuenta lo expuesto, sería recomendable que las instituciones educativas tratasen de fomentar el desarrollo del capital psicológico entre los docentes, convirtiéndoles en “héroes y heroínas”, para incrementar su desempeño laboral y favorecer su bienestar y su crecimiento personal.

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