Hoy en día somos conscientes de que un exceso de radiaciones solares, especialmente las de más alta energía o radiaciones ultravioleta (UV), son nocivas. Pero no solo lo son para nuestra piel, sino también para nuestros ojos.
Las gafas de sol no están catalogadas como producto sanitario, sino como EPI. Eso permite que las encontremos en gran variedad de establecimientos y no todos garantizan la protección ocular que deberían.
La presencia de productos como antibióticos, antirretrovirales y fungicidas en el medio ambiente puede tener efectos negativos para la salud de las personas.