La España vacía del siglo XXI nace con el éxodo masivo desde las zonas rurales hacia las grandes ciudades, a mediados del siglo pasado. Y el envejecimiento de la población ha venido a dar la puntilla.
La despoblación de las zonas rurales europeas no es casual: la falta de programas de formación y de oportunidades de empleo convierte a sus jóvenes en ‘ninis’ o los empuja a otras zonas con mejores perspectivas.
La aplicación de políticas públicas de desarrollo regional no siempre consiguen sus objetivos (y, a veces, obtienen justo el efecto contrario). De ahí la importancia de la planificación y el análisis.
Los desequilibrios territoriales han comenzado a adquirir nuevas dimensiones en la última década. Regiones de España quedan en un segundo o tercer plano, afectando a la cohesión social y territorial.
Incrementar la movilidad rural con sistemas de transporte flexibles podría ayudar a compensar la retirada de dotaciones e infraestructuras de los pueblos, pero su despliegue es todavía muy limitado.
La masificación de las ciudades es la consecuencia de la despoblación del campo. Pero existen problemas a ambos lados: tanto el mundo urbano como el rural deben adaptarse a los cambios.
Neurociencia y cableado, claves para encontrar soluciones complementarias a trabajos que requieran menos presencialidad y para diseñar políticas de desarrollo rural que ayuden a ese trasvase.
Después de hacer un recorrido por las distintas leyes educativas que ha habido en España desde el siglo XIX, se puede concluir que la LOMLOE es una de las que propone más claramente una mejora de la calidad en las escuelas rurales y un mayor apoyo a su funcionamiento.
La obra de Delibes, que cumpliría cien años el 17 de octubre, muestra su preocupación por problemas hoy acuciantes, como la degradación de la naturaleza, la despoblación rural y el desarrollo ilimitado a costa de la salud planetaria.
Se necesitan políticas públicas y medidas fiscales que favorezcan a quienes decidan desarrollar sus actividades económicas y sus proyectos de vida en la denominada España vaciada.
La España rural interesa poco a los políticos, aunque en los últimos años se ha comenzado a hablar del problema de la despoblación. Pero agricultura y ganadería siguen sin ser temas de agenda electoral por el escaso peso del voto en estas zonas.