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Ojo con ómicron y la gestión de los fondos europeos

Ομικρόν es una letra del alfabeto griego, como delta; también ambas son variantes del virus que causa la Covid-19, este mal cuya sexta ola amenaza con fastidiarnos las navidades y el principio de 2022. Las medidas que se adopten para prevenir el contagio masivo deberían basarse en las evidencias aprendidas, evitando el riesgo de incurrir en anteriores errores, demasiado repetidos durante la pandemia.

Los fondos europeos de recuperación han sido una alternativa de emergencia a los rechazados eurobonos, un mecanismo de mutualización de la deuda (compartir lo que se debe entre los países de la Unión) que aún podría ser cuestionado por el Tribunal Constitucional alemán. La competencia comunitaria para su aprobación ha sido forzada, así que el cuidado en su tratamiento nacional es muy recomendable.

Deberíamos ser inteligentes en nuestra forma de abordar ómicron y los fondos europeos. La inteligencia es la capacidad de emplear el conocimiento para alcanzar objetivos y resolver problemas. Nuestros gobernantes tienen la oportunidad de mejorar sus resultados porque ya hemos recabado mucha información sobre el virus, y también sabemos lo que pasa cuando hay que consensuar la posición de muchos gobiernos sobre cuestiones de interés común. La prudencia siempre es necesaria.

Si se toman decisiones desacertadas en los próximos días, los perjuicios sanitarios y económicos se multiplicarán. La pandemia y los fondos son los dos grandes temas de actualidad, y están interconectados porque afectan simultáneamente al presente y el futuro de las sociedades de Alemania, Holanda, Bélgica, Francia, Italia, España, Portugal… En fin, todas las naciones próximas. Cada país siente sus penurias, y al tiempo debiera promover la solidaridad con los demás.

Esto significa que debemos pensar en los otros cuando actuamos. Los más vulnerables pueden sufrir si la transmisión del virus se intensifica y vuelve a colapsar los sistemas sanitarios. Los responsables de las fianzas de los estados contribuyentes tienen que rendir cuentas a sus opiniones públicas sobre los niveles de endeudamiento asumidos por la comisión.

La etimología griega de ὂμικρόν (o pequeña) evoca el ojo. Se dice que las vocales expresan las emociones humanas internas, mientras las consonantes reflejan los sonidos del mundo exterior. El ojo permite recibir la información de fuera para actuar en consecuencia, así que no es extraño que digamos ¡Ojo! cuando presentimos un peligro inminente.

Así que ojo con la gestión de los fondos y con ómicron.

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