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Pacto Verde: ¿Una oportunidad para fortalecer los vínculos entre la UE y América Latina?

El Pacto Verde es, sin duda, una de las apuestas más importantes del actual gobierno (2019-2024) de la Comisión Europea, que busca hacer de Europa la primera región climáticamente neutra del mundo.

Una apuesta sin precedentes

En su discurso anual sobre el estado de la UE (SOTEU) –celebrado en el Parlamento Europeo el pasado 13 de septiembre– la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, desgranó las prioridades del organismo para los próximos meses –incluidas las elecciones europeas de 2024– y los retos a los que se enfrenta Europa en esta transición energética.

“Reconvertimos la agenda climática en agenda económica. Fijamos, de ese modo, un rumbo claro para la inversión y la innovación. De hecho, ya hemos recogido los primeros frutos de esta estrategia de crecimiento. La industria europea da muestras cotidianas de estar preparada para acometer esta transición y demostrar que la modernización y la descarbonización pueden ir unidas”.

Von der Leyen es consciente de la necesidad de abrir canales de diálogo y de articular mecanismos para una transición justa y equitativa, que ofrece a Europa grandes oportunidades, pero también amenazas. El pacto establece acometer reformas en:

  • Industria, para una Europa competitiva, ecológica y digital.

  • Energía, para una transición energética limpia y eficiente.

  • Transportes, para que este sea eficiente, seguro y respetuoso con el medioambiente.

  • Consumo, para que los productos fabricados en la UE duren más y sean más fáciles de reutilizar, reparar y reciclar.

  • Fiscalidad, para establecer un sistema impositivo con una estructura actualizada y exenciones y reducciones fiscales racionalizadas, que contribuya a alcanzar el objetivo de neutralidad climática (2050).

  • Vivienda, el objetivo es renovarlas y sanearlas para mejorar su eficiencia energética y reducir costes y consumo energético.

Pero los cambios que propone el Pacto Verde generan inquietud en numerosos sectores de la sociedad europea.

Los agricultores están preocupados por las limitaciones en el uso de determinados productos y el uso de la tierra, y por el aumento de sus costes de producción. Este colectivo fue citado específicamente en el discurso de la presidenta, aunque se refirió exclusivamente a los agricultores europeos.

Y cuando aludió al diálogo con la industria, también parecía referirse únicamente a la industria europea.

Dimensión internacional más que regional

Sin embargo, el Pacto Verde tiene una dimensión internacional indudable. De hecho, en su discurso del 13 de septiembre, Von der Leyen hizo referencia a la competencia no leal de actores globales como China –aludiendo a la controversia por su coches eléctricos anormalmente baratos–, en un guiño claro a los fabricantes europeos.

Por otra parte, faltaron referencias al cumplimiento normativo del Pacto Verde por parte de los países exportadores de materias primas y de aquellos que aspiran a ascender en la cadena de valor de la producción de energías limpias, que necesitan del apoyo y la contribución (también financiera, a través del plan de inversiones Global Gateway) de la Unión Europea.

Bajo este prisma parecen querer relanzarse las relaciones de la UE con América Latina, una región estratégica para Europa por los vínculos históricos que las unen, la riqueza de sus recursos, los valores comunes y la visión compartida de un mundo multilateral basado en reglas, y el compromiso por la defensa del clima y la biodiversidad. Así lo puso de manifiesto la declaración de la Cumbre de Bruselas, celebrada en julio de 2023.

¿Cuál será el papel de América Latina?

“Y hay muchos otros países del mundo que desean colaborar. Muchos dependen en exceso de un único proveedor de minerales esenciales. Otros, de América Latina o de África, quieren desarrollar sus industrias locales de procesamiento y refinado, en lugar de simplemente limitarse a exportar sus recursos. Por ello, a finales de este año convocaremos la primera reunión de nuestro nuevo club de materias primas fundamentales. Al mismo tiempo, continuaremos impulsando el comercio abierto y justo (…) El comercio inteligente genera empleo de calidad y prosperidad”.

En el discurso sobre el estado de la Unión, América Latina pareció haber quedado relegada al papel de mera proveedora de recursos que, por otra parte, son fundamentales para la transición europea. No obstante, sí se reconoció su aspiración de desarrollar industrias locales de procesamiento y refinado, en lugar de ser simples exportadores de materias primas.

Europa habla de alianzas o clubes de materias primas y de la fuerza de los acuerdos comerciales, y deja en manos del comercio abierto y justo los cambios que se puedan producir.

Inversiones estratégicas

En 2022 la Unión Europea lanzó Global Gateway, un plan de inversiones de hasta 300 000 millones de euros en inversiones fuera de Europa para “elaborar proyectos sostenibles y de calidad y garantizar que estos se ejecuten de manera transparente, no produzcan niveles insostenibles de deuda y aporten beneficios sociales y económicos duraderos a las comunidades locales”.

A través de Global Gateway, la asociación estratégica UE-América Latina y el Caribe contempla inversiones en infraestructuras, pero también en otros ámbitos que permitan generar valor añadido local y contribuir al crecimiento, el empleo y la cohesión social.

¿Será esto suficiente?

El Pacto Verde requiere un esfuerzo diplomático de primer nivel porque su impacto internacional también lo es. Posiblemente las medidas anunciadas no basten si, en la mente de la Comisión, la necesidad de generar trabajos dignos y la solemne promesa de no dejar a nadie atrás se circunscribe sólo a la esfera europea. La necesidad de transición y de no dejar a nadie atrás también afecta a la población de nuestros socios, especialmente a los del área latinoamericana.

¿Cómo se articularán los mecanismos para comunicar la normativa europea a los productores de los países socios, acompañarlos en su cumplimiento y fijar los parámetros de trazabilidad para que puedan operar en el mercado comunitario?

¿Cómo hacerlo con los pequeños productores, las comunidades locales o las pymes?

¿Cómo va Europa a adaptar los requisitos derivados del Pacto Verde para que los países socios los perciban como una oportunidad para acceder a un mercado de altos ingresos y no se conviertan en una nueva forma de proteccionismo?

¿Cómo hacer coincidir estos objetivos con la necesidad de evitar fugas de carbono y de proteger la biodiversidad?

Pedagogía europea

La necesidad de apoyo externo para que Europa alcance los objetivos que plantea el Pacto Verde requerirá de cierta pedagogía con sus ciudadanos, que deben interiorizar que la transición justa y equitativa también tiene una dimensión internacional. Que las exigencias en el mercado europeo no pueden ser las mismas que las que puedan plantearse a productores más vulnerables de otros países socios. Que, para ser justa, la transición ha de aplicarse de forma asimétrica, entendiendo que se necesita más tiempo de adaptación y más recursos para llegar a una meta común.

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