Stalin no solo asesinaba sino que también borraba a la gente de la historia. En concreto, de las fotos. ¿Por qué hacía eso, cómo lo hacía y en qué casos sucedió?
La inmensa mayoría apoya la democracia, pero cunde la desafección. El desencanto hacia los representantes políticos crece favoreciendo que los regímenes democráticos liberales sean desafiados por regímenes autoritarios iliberales.
Dieciséis años después de publicar la distopía ‘Un mundo feliz’, el novelista Aldous Huxley retrató un mundo posapocalíptico en ‘Mono y esencia’, un libro que no tuvo tanto éxito en su momento y que ahora está de plena actualidad.
Un análisis de las representaciones de la ciencia ficción permite encontrar un amplio abanico de futuros distópicos y apocalípticos, de futuros utópicos transfeministas, sostenibles, decoloniales e interraciales.
La mercantilización de la información genera la sobreinformación y ya resulta imposible distinguir la frontera entre realidad y propaganda, hechos factuales y manipulación de la realidad.
El autor reflexiona sobre el significado del término utopía y sus implicaciones para la sociedad. Las utopías son inalcanzables, pero esto no es algo negativo; deja la puerta abierta a la mejora.
Las fracturas económicas y tecnológicas fruto de la desglobalización están fraguando un nuevo orden mundial asentado sobre el deterioro de las clases medias y la concentración de poder, dinero y datos en pocas manos.
El modelo de negocio dominante en la industria digital no prefigura un futuro tecnológico emancipador. La dietética digital plantea una desconexión parcial y temporal, necesaria para reprogramarnos y reconectarnos.
¿Cómo recordar el mayor conflicto del siglo XX? No es posible hacerlo sin contemplar atónitos la brutal agresión nazi, que creó de las cenizas del Tratado de Versalles un imperio afortunadamente efímero.
Muchos libros ‘re-editados’ durante los 40 años de dictadura siguen en circulación tras años de democracia, sin haberse corregido los cambios impuestos por el franquismo.
Hoy en día, la falsa protección que tenemos ante la cesión de datos y nuestra propia actitud ante estos hechos se asemejan cada vez más al mundo distópico de ‘1984’.