A finales del siglo XIX y principios del XX, una concatenación de observaciones sagaces y brillantes experimentos desembocaron en el hallazgo de la primera vitamina: la tiamina o vitamina B1.
No, la vitamina C no previene la gripe, ni siquiera reduce sus síntomas directos. Sin embargo, todo apunta a que este antioxidante sí reduce las secuelas por la inflamación derivada de la infección por el virus.
El tratamiento térmico de los alimentos es fundamental para aumentar su vida útil y su seguridad en el consumo. Pero también provoca ligeras pérdidas de nutrientes beneficiosos.
Catedrático del área de Biología Celular. Investigador asociado del Centro Andaluz de Biología del Desarrollo. Investigador en metabolismo, envejecimiento y sistemas inmunológicos y antioxidantes., Universidad Pablo de Olavide