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Niños jugando en una fuente en Estambul. Wikimedia Commons, CC BY

Un empujón para hacer mejor uso del agua urbana

Uno de los principales Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas, el número 6, es garantizar que toda la población tenga acceso al agua potable y a sistemas de saneamiento. Conseguirlo no será fácil, sobre todo ante las perturbaciones que irán viniendo. La clave estará en aumentar la resiliencia del sistema, entendida como la “capacidad de adaptación frente a una crisis o un estado o situación adversos”.

El cambio climático, el crecimiento de la población y el envejecimiento de las infraestructuras son algunos de los retos que se deberán afrontar para ello.

Dada la complejidad del problema, parece claro que solo la combinación de diferentes elementos podrá ayudar en este ambicioso objetivo. Necesitamos la infraestructura técnica que permita el tratamiento y el transporte para los usos requeridos. Al mismo tiempo, debemos reconocer que no se trata solo de un problema tecnológico.

Es innegable que el uso del agua tiene una importante dimensión humana, con factores relacionados con el comportamiento, la política y las complejidades sociales.

En especial, el ciclo urbano del agua es el resultado de relaciones sociales y políticas, de determinadas manera de ver el mundo. Por ejemplo, en relación con la naturaleza, podemos considerarnos un elemento aislado que puede hacer el uso que quiera de ella o, como parece más razonable, reconocer que formamos parte de ella y definir una relación que nos permita establecer un futuro mas sostenible.

Partiendo de esta premisa, un equipo multidisciplinar de investigadores del mundo académico y empresas del sector liderado por la Universitat de Girona (UdG) proponemos incrementar la resiliencia del ciclo urbano del agua utilizando “nudges” (que se podría traducir del inglés como “empujoncitos”).

Fundamentada en los últimos avances en psicología y economía, la teoría fue formulada por primera vez por el premio Nobel de Economía Richard Thaler y el profesor de Derecho Cass Sunstein en 2009. Afirma que, cuando tomamos decisiones, nos comportamos más como “humans” –humanos– que como “econs” –seres económicos–, en palabras de Thaler, y que no siempre la racionalidad guía estas decisiones.

La obtención y manejo del agua difiere de unos países a otros. DelightMoh / Wikimedia Commons, CC BY

Sin prohibir ni obligar

En este contexto, se propone que se pueden implementar actuaciones que, de forma efectiva, sin prohibir ni obligar, sino con sugerencias indirectas o incentivos, ayuden a que se tomen decisiones de una forma que beneficien el conjunto.

De ahí el concepto del “nudge” (“pequeño empujón”) que ayuda, sin coacciones, a los ciudadanos a actuar en situaciones complejas como las que afectan al uso del agua.

Algunos ejemplos ya se han puesto en práctica, como el de establecer comparaciones en el consumo de agua de un vecindario y hacerlas públicas, una experiencia que se ensayó en Costa Rica y supuso una reducción de un 4.9 % en el consumo de agua potable frente al grupo de control. Esto hace que los que gasten mas se sientan “avergonzados” y reduzcan su consumo.

Evidentemente, hay que aplicar esta intervención con mucho cuidado (por eso proponemos una acción integrada), porque podría suceder al revés, que la gente que gasta menos se ponga “al nivel” de los que más gastan.

En otro experimento, los investigadores comprobaron que, después de una serie de acciones de concienciación dirigidas a los huéspedes de varios hoteles, estos disminuían su gasto de agua, aun sin que se les ofreciera ningún incentivo económico para ello.

La aplicación de esta teoría, por otra parte, la vivimos en nuestra vida cotidiana, por ejemplo, cuando tenemos que escoger un producto en el lineal de un hipermercado donde están todos colocados con determinada intención o cuando recibimos recomendaciones de ciertas plataformas digitales a partir de nuestras elecciones anteriores.

En este sentido, hay que reconocer que el uso de nudges también ha planteado discusiones éticas sobre su uso para evitar manipulaciones o actuaciones coercitivas.

Ecosistema cooperativo

Ante el objetivo de aumentar la resiliencia del ciclo integral del agua urbana (incluyendo el abastecimiento, la potabilización, el saneamiento y la reutilización), ya hay experiencias previas de usos de nudges.

La novedad de nuestra perspectiva es ofrecer una visión integral que incorpore a todos los agentes sociales que intervienen (gobiernos, empresas del sector y ciudadanía). Partimos de la hipótesis de que solo así se tomarán las decisiones y medidas necesarias para alcanzar los objetivos planteados en las políticas públicas.

La idea está desarrollada en un artículo de la revista Chemosphere, en el que, a partir de la consideración del concepto de resiliencia en el ciclo urbano del agua, se analizan diferentes factores que pueden amenazarla, se identifican diferentes agentes sociales que están implicados y se articula la solución alrededor de cuatro vectores.

Relación entre superficies impermeables y escorrentía superficial en el ciclo urbano y el ciclo en la naturaleza. U.S. Environmental Protection Agency / Wikimedia Commons, CC BY

El nuevo orden del agua

En primer lugar, la llamada revolución Agua 4.0 incluye una serie de técnicas y tecnologías para hacer más racional y sostenible su uso, como la regeneración del agua residual o la recogida de aguas pluviales.

A continuación, la digitalización, una revolución en marcha que parece inevitable y con diferentes problemáticas, debería aplicarse de forma responsable. Por su parte, los sistemas descentralizados emergen como una oportunidad para hacer más resiliente y circular el ciclo urbano del agua en distintos entornos, al hacer más próxima la gestión.

Finalmente, la adaptación al cambio climático, con episodios de sequía e inundaciones cada vez más frecuentes, debe ser uno de los principales indicadores de resiliencia de cualquier sistema urbano de agua.

Como ejemplo paradigmático de sistema complejo, la gestión del agua necesita muchos tipos de aportaciones y esperemos que los nudges sirvan como un “pequeño empujón” que pueda ayudar, limitando las necesidades de prohibiciones y obligaciones.

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