Cuando nos vemos en la necesidad de usar baños públicos, la experiencia suele ser negativa. Bien porque no se nos permite el acceso o porque se descuida su limpieza. Esto está llevando, entre otras cosas, a la proliferación de problemas de urogenitales por “aguantar las ganas”.
Todos, en mayor o menor medida, hacemos uso de los baños públicos. A veces intentamos evitarlos porque, a decir verdad, están bastante lejos de ofrecer el mismo confort y bienestar que nos proporciona el hogar.
Cuando surge la necesidad perentoria, y entramos en un baño público, nos encontrarnos con que el asiento del váter no está impoluto. En esta desagradable situación, ¿qué deberíamos hacer?