La pandemia aún no ha terminado, pero estos líderes mundiales ya han ocupado su lugar en la historia por no haber combatido eficazmente el mortal coronavirus. Algunos de ellos ni siquiera lo intentaron.
En vez de priorizar una política integral y solidaria respecto a la migración, la UE prefiere seguir confiando las fronteras exteriores a países como Marruecos, dispuestos a provocar una crisis humanitaria y migratoria para satisfacer sus intereses políticos.
El plan de Marruecos consiste en crear condiciones para obtener réditos que generen una situación de conflictividad que no traspase las líneas del derecho internacional, pero que condicione las decisiones internacionales a su favor, por ejemplo en el conflicto del Sáhara.
El descontento con la gestión de la pandemia por parte de los gobiernos y el ansia de libertad tras el confinamiento han avivado la difusión de este pensamiento, sobre todo entre los jóvenes.
Existe una relación entre la corrección política, nacida en forma de “tolerancia represiva” en los campus estadounidenses, y la posverdad, ese desprecio de la realidad en aras de las emociones.
Los occidentales viven volcados en sus logros personales y mantienen una cierta distancia con su familia, grupo o clan, mientras que se adhieren a agrupaciones sociales por vínculos profesionales, ideológicos o de otro tipo.
Gabriela De la Paz, Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey
¿Qué podemos esperar del regreso de los demócratas al poder en EE. UU.? La autora cree que habrá buenas noticias en protección del medio ambiente, políticas que sanen la fractura con la población afroamericana y leyes migratorias. Destaca la figura de Kamala Harris, la vicepresidenta, hija de inmigrantes, que con su presencia trae a la primera escena política muchos temas que Trump despreció.
Gabriela De la Paz, Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey
Donald Trump sacó provecho político de dividir a los norteamericanos y deja un país fracturado y con una gran cantidad de votantes convencidos de que hubo fraude en las elecciones. La especialista en política estadounidense Gabriela De la Paz desmenuza el legado de una administración de pocos logros y muchas “verdades alternativas” de la que los republicanos hoy intentan separarse.
Un día de historia y esperanza, y no de miedo. Así ha calificado Joe Biden la jornada en la que ha sido investido presidente de Estados Unidos. La herencia que deja su antecesor es una sociedad dividida y tensionada a límites insoportables. Biden tiene mucho trabajo por delante para restañar las heridas y unir el país.
Ni siquiera ha dejado a los científicos indiferentes. Donald Trump ha generado tanta evidencia para psicólogos y sociólogos a través de su comportamiento, que han tenido una gran producción desde que se puso a los mandos del Gobierno de EE. UU.
Las inquietantes imágenes de la semana pasada, en las que observamos cómo algunos ciudadanos escalaban el Capitolio y ocupaban las oficinas de sus representantes políticos, no eran solo aberraciones de un régimen que es saludable en otros aspectos, sino expresiones de una nación en declive.
Los medios de EE.UU. suelen llamar “violentas” las manifestaciones vinculadas a los afroamericanos y “alteraciones” las de otros grupos. Esas etiquetas han modelado la opinión pública, pero el asesinato de George Floyd y los hechos del Capitolio han hecho que las principales cadenas revisen sus coberturas.
La posibilidad de una destitución inmediata, como proponen los demócratas en la Cámara de Representantes, tendrá consecuencias no solo para la carrera política de Trump, sino para el futuro de ambos partidos.
Las imágenes del asedio al Capitolio han entrado con fuerza en los libros de Historia y suponen una pésima noticia, porque las democracias necesitan procedimientos y valores que están siendo cuestionados.
Ni el ‘impeachment’ ni la enmienda XXV (por incapacidad mental o física del presidente) parecen opciones viables para destituir a Trump antes del fin natural de su mandato el 20 de enero.
Donald Trump ha sido un presidente populista. Comprender las raíces del populismo en los EE.UU. y en otros lugares es esencial para hacer frente a su ascenso y su amenaza a la democracia.
Clayton Besaw, University of Central Florida dan Matthew Frank, University of Denver
Los partidarios de Trump irrumpieron en el Capitolio de los EE.UU. el 6 de enero, interrumpiendo la certificación de Joe Biden como presidente electo. Los autores, expertos en golpes de estado, explican que esta insurrección violenta no fue técnicamente un golpe.
Mientras Donald Trump seguía alimentando con falsas acusaciones su teoría de una elección “amañada”, la violencia en el Capitolio muestra que Estados Unidos se ha convertido en un estado frágil.
El anuncio del presidente saliente de Estados Unidos supone un duro golpe a la parte saharaui pero, sobre todo, al Derecho Internacional y a la tradición iusinternacionalista estadounidense.