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Un repartidor con mascarilla pasa frente a una farmacia en el centro de São Paulo, Brasil en abril de 2020. Shutterstock / Nelson Antoine

Informe semanal COVID-19: medicina, sociedad, economía y futuro

La pandemia de la COVID-19 es la peor y más grande carrera de relevos de la historia. Sin vacunas ni tratamiento fiable en el horizonte, cuando baja la curva en una región sube en otra. La prevención y las medidas de aislamiento siguen siendo las formas más eficaces de controlar la curva. Pero en cualquier caso, la enfermedad sigue azotando no solo a nivel sanitario sino en todas las facetas de la vida.

De la Covid-19 y la medicina

El profesor Nial Wheate, de la Universidad de Sydney (Australia), cuenta cómo otro medicamento ya existente en el mercado y de bajo coste surge como posible opción para el tratamiento de la COVID-19. La dexametasona, un antiinflamatorio de uso común, ha sido empleada con éxito en el tratamiento de enfermos intubados. Aparentemente, este fármaco reduce la presión en los pulmones y mejora el proceso respiratorio de los enfermos graves. No obstante, estos resultados son preliminares y habrá que esperar a tener información más completa y detallada.

El profesor Sasongko, de la Universidad de Perdana (Indonesia), analiza las lecciones aprendidas de la decisión de Lancet, la revista científica más importante del mundo médico, de retirar un artículo relacionado con el uso de medicamentos antimaláricos en el tratamiento de la COVID-19. Tras su publicación, se demostró que la recogida de datos no había sido fiable. Si el origen de los datos es dudoso, también lo serán los análisis posteriores. La otra cuestión a debate ha sido la necesidad de optar por el modelo de ciencia abierta.

En la Universidad de Calgary (Canadá), las investigadoras Moossavi y Arrieta estudian la relación entre la flora intestinal y la gravedad de la infección por COVID-19. Está demostrado que el riesgo es mayor en personas con presión alta, diabetes y obesidad, estados asociados con alteraciones en la flora intestinal. Esta evidencia abre la posibilidad de trabajar sobre determinadas especies de microbiota que podrían mejorar estas condiciones.

Inspira suavemente por la nariz, espira suavemente por la boca. No estamos en una curso de meditación, es la técnica respiratoria que recomienda el profesor de la Universidad de California y premio Nobel de Medicina 1998 Louis J. Ignarro para aprovechar los beneficios del óxido nítrico (NO) que se produce en las cavidades nasales. La presencia de NO en los pulmones podría ayudar a luchar contra la infección por coronavirus pues dilata las arterias pulmonares y las vías aéreas, y aumenta el flujo sanguíneo y el oxígeno en pulmones y sangre. Además, al reaccionar con los glóbulos blancos genera agentes antimicrobianos que destruyen bacterias, parásitos y virus.

De la Covid-19 y la sociedad

David J. Peters, de la Universidad del estado de Iowa (US), explica cómo, a comienzos de la pandemia, las zonas rurales de Estados Unidos parecían estar mejor protegidas del coronavirus que las grandes ciudades. Esta falsa sensación de seguridad ha dado paso a un espectacular aumento en las cifras de contagiados en las áreas menos pobladas del país. ¿Las razones de este fenómeno? Una población envejecida, presencia de instalaciones como bases militares, prisiones e industrias cárnicas. Además, en estas pequeñas comunidades la falta de servicios asistenciales y sociales agrava la situación de vulnerabilidad.

El catedrático de Geografía Humana y presidente de la UNIR (ES) Rafael Puyol, analiza las consecuencias demográficas de la pandemia de covid-19 en España. Aumenta el crecimiento vegetativo de la población (más defunciones que nacimientos). Si en 2019 el saldo fue de -57 000 personas, en 2020 será mayor por las muertes provocadas por la pandemia, y en 2021 por el descenso de la natalidad. Además, el cierre de fronteras ahora, y luego el decrecimiento económico, influirán negativamente en la llegada de trabajadores inmigrantes.

La profesora Jackie Cassell, de Brighton and Sussex Medical School (UK), expone las razones por las que las autoridades sanitarias de Inglaterra a cargo de la gestión de la pandemia de COVID-19 podrían tener unos grandes aliados en los consejeros de las clínicas de salud sexual, donde se trabaja desde hace décadas en el rastreo de contactos. En el caso del coronavirus, el desafío está en que el posible infectado puede tener grandes dificultades para entrar en aislamiento (dificultades económicas, imposibilidad de mantener la distancia social…).

Suráfrica no ha podido mantener un confinamiento lo suficientemente largo para contener el virus, ni implementar sistemas de pruebas y rastreo de contactos que permitan contener los contagios. Un grupo de investigadores de la Universidad de los Witwatersrand (ZA), explican la importancia de redirigir los esfuerzos hacia la gestión de los espacios públicos, donde hay un alto riesgo de contagio. Para esto es indispensable que las autoridades brinden a la población información clara y precisa.

Pese a la buena gestión de las autoridades neozelandesas de la pandemia de COVID-19, después de 23 días sin positivos, esta semana se confirmaron dos casos: el de dos mujeres provenientes de Inglaterra a las que, por razones de humanidad, se les permitió saltarse la cuarentena (llegaban para a ver a su padre moribundo). Esta situación ha puesto de nuevo en alerta al país y ha obligado a suspender cualquier exención de cuarentena. Con esto ha quedado claro que, pese al fin de la transmisión comunitaria, se deben mantener los controles sobre los factores de riesgo.

La profesora Lauren Ball de la Griffith University (AU) lo dice alto y claro: Los “certificados de limpieza de covid-19” que piden algunas escuelas y centros de trabajo son una pérdida de tiempo y recursos y dan una falsa sensación de seguridad. Un test negativo no contempla la posibilidad de que una persona esté incubando la enfermedad.

De la covid-19 y los ‘gadgets’

Los profesores Fuller y Mitchell, de la Universidad de los Witwatersrand (ZA), exponen los motivos por los que los sensores térmicos no son efectivos como medida de control sanitario en los espacios públicos. Y es que para detectar la fiebre se debe medir la temperatura interna del cuerpo, mientras que las cámaras térmicas y los termómetros de infrarrojos miden la temperatura en una superficie.

La falta de materiales de protección y otros insumos para la gestión de la COVID-19 ha generado diversas soluciones Do It Yourself, al más puro estilo McGyver. Aunque imaginativas y voluntariosas, no todas han sido eficientes. Por ejemplo, la caja de intubación con la que se buscaba proteger a los sanitarios, hacía el proceso más largo y arriesgado para el paciente. Stuart Marshall de la Universidad Monash explica que el proceso de aprobación de material médico es largo y riguroso y es que las agencias reguladoras necesitan tener la evidencia de que los materiales funcionan y, además, son seguros.

De la Covid-19 y la economía

Aunque la pandemia parece haber movilizado a las sociedades occidentales hacia un cambio, el profesor del INSEEC (Francia) Julien Pillot plantea: ¿están preparados sus ciudadanos para asumir subidas de precios resultantes de una mayor transparencia fiscal, social o medioambiental de las empresas, a gastar menos, a consumir mejor?

“El mercado bursátil no es la economía” con esta frase de Krugman el profesor Gunther Capelle-Blancard de la Universidad Paris 1 Panthéon-Sorbonne explica la desconexión de las bolsas con el mundo real. Al principio de la pandemia siguieron boyantes, cuando la COVID-19 llegó a Europa entraron en pánico y ya han vuelto a recuperar la euforia como si los contagios, las muertes y el confinamiento de medio mundo no significaran nada para la economía.

Richard Shearmur, profesor de la McGill University (CA) expone cómo, a menos que los empleados sean debidamente recompensados por los gastos que asumen, el teletrabajo puede convertirse en una variante del “capitalismo parasitario”. Y es que los empleadores podrían ahorrarse mucho dinero en gastos corporativos.

El turismo se enfrenta al reto de reinventarse tras la pandemia. Para la profesora Anna Leask, de la Universidad Edinburgh Napier (UK), una opción para Escocia sería la de fomentar el turismo interno: a sus ciudadanos les preocupa la posibilidad de contagios y la posterior saturación de su sistema sanitario.

El profesor Pere Suau, de la Universitat Oberta de Catalunya, estudia los retos a los que se enfrenta el sector aéreo con la crisis de la COVID-19. Es más que probable que la crisis altere los procesos de la aviación comercial: desde el redimensionamiento de la oferta y la demanda de viajes hasta la operativa aeroportuaria.

La covid-19 y su impacto socioeconómico regional

La caída en la demanda y los precios de sus exportaciones, el desplome del turismo y la disminución de las remesas a causa de la COVID-19, provocará la mayor crisis económica de América Latina y el Caribe desde la Gran Recesión. Tras la pandemia, la desigualdad y la pobreza serán más acuciantes. Estos son los resultados del análisis del profesor René Hernández, de la Universidad de Alcalá (ES).

The International Growth Centre (UK) explica cómo la inestabilidad política y una limitada capacidad financiera hacen de Sudán un Estado frágil, que debe ser apoyado, sobre todo, en este periodo de pandemia. Mientras no haya vacuna la prevención y el cuidado son esenciales, y particularmente difíciles en aquellos países cuya debilidad institucional dificultan su gobernanza.

La covid-19 y el futuro

Los profesores Ikhwan y Yulianto de la Universidad Gadjah Mada (Indonesia) exponen cómo la COVID-19 puede ser un buen motivo para que ciencia y fe caminen de la mano. Los líderes religiosos pueden ser de gran ayuda para las autoridades sanitarias a la hora de convencer a muchos creyentes de la importancia de la prevención ante la pandemia de COVID-19.

La lucha contra la COVID-19 nos está preparando para el futuro: un futuro en el que veremos aparecer y tendremos que enfrentar nuevas pandemias. David Murdoch, de la Universidad de Otago (Nueva Zelanda) explica cómo se hace indispensable reforzar las investigaciones epidemiológicas, desarrollar modelos de gestión de brotes y diseñar planes de emergencias flexibles y adaptativos que nos permitan estar preparados para afrontar la próxima pandemia.

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