Mandar tareas para casa puede ser útil y favorecer el aprendizaje y el rendimiento. Pero a medida que avanzan en su carrera académica, los alumnos empiezan a aburrirse y sentirse menos implicados.
Combinar el examen escrito tradicional con otros métodos de evaluación ayuda a lograr otros objetivos que no se centren en aprender contenidos sino en abrir la mente a nuevas herramientas.
La habilidad para divulgar pasión por la literatura e interés por las novedades literarias de los ‘booktubers’ se puede aprovechar para la formación de los futuros docentes.
Crear contenidos en línea en formato wiki puede convertirse en la manera de mejorar la capacidad de expresión escrita y motivar a la colaboración y el trabajo en equipo.
El cómic puede ser un aliado para enseñar casi cualquier materia. Se trata de encontrar el modo más óptimo y saber aprovechar la lectura para afianzar lo impartido.
La percepción, el compromiso y la actitud de toda la comunidad académica de un centro educativo marca la manera y la eficacia a la hora de innovar. El optimismo es algo más que un estado de ánimo.
Las innovaciones educativas no deberían incorporarse al sistema tradicional sino sustituirlo de manera progresiva y racional. La motivación de los estudiantes es la gran perdedora de esta transición.
Hacer prácticas y al mismo tiempo ofrecer un valioso servicio a la comunidad: el aprendizaje - servicio cobra especial sentido en el máster de lengua española de la UAM.
Para diseñar una infografía es necesario un esfuerzo de visualización y síntesis de conceptos y contenidos complejos que es útil tanto para aprender como para evaluar lo aprendido.
El ajedrez ayuda a desarrollar multitud de capacidades mentales. Aunque películas y series insisten en presentar ajedrecistas ‘torturados’, introducirlo en la escuela solo tiene ventajas.
La capacidad de enfrentarse a las materias con interés y perseverancia, manteniendo un esfuerzo constante: esa es la tenacidad, o el ‘grit’ tan de moda ahora. ¿Podemos ayudar a lograrlo?
Como la experiencia propia demuestra, el método invertido tiene ventajas y funciona siempre que hay compromiso del alumnado. No es la panacea que parece indicar su actual auge en trabajos académicos.
Doctor en Pedagogía, profesor del Departamento de Teoría e Historia de la Educación y Métodos de Investigación y Diagnóstico en Educación, Universidad de Málaga