Al igual que han irrumpido en nuestras vidas, los ‘influencers’ también se han convertido en personajes de las ficciones audiovisuales. Sin embargo, no siempre se ofrece una buena imagen de esta figura.
En el Día Internacional del Orgullo Friki, el autor analiza el concepto del frikismo y a ese grupo selecto que aprende de aquello que le gusta e influye en los cambios culturales.
Las redes sociales han creado otras formas de leer en grupo, y nuevas figuras prescriptoras alejadas de las tradicionales: los ‘bookinfluencers’ y ‘booktubers’.
La publicidad crea necesidades en los jóvenes para fomentar su consumo. Y lo hace a través de productos culturales de entretenimiento y de comunidades digitales con miles de seguidores. Ellos se dejan llevar.
Venta de publicidad, contenido inapropiado para menores, comunicación comercial encubierta… Los “influencers” viven en un limbo legal facilitado por muchas de las plataformas para las que “trabajan”. La nueva Ley General de Comunicación Audiovisual podría acabar con esta impunidad.
La economía ha cambiado y el sistema fiscal debe adaptarse y aplicar una presión fiscal que no desincentive la actividad económica y a la vez asegure los ingresos necesarios para mantener el estado del bienestar.
Los padres están obligados por ley a proteger la imagen de sus hijos. Los menores de 14 años no pueden tener presencia en las redes sociales. ¿Por qué hay cientos de niños “influencers” entonces? En Francia ya se ha propuesto una Ley del Youtuber Infantil, mediante la cual se requerirá permiso administrativo para este tipo de actividad.
Muchos videojuegos utilizan el gancho de los “cofres botín”: los jugadores consiguen o compran esta especie de “sobres sorpresa” para intentar obtener, de forma aleatoria, mejores personajes, accesorios u otros productos. Son tentaciones que en muchos casos se convierten en adicciones, especialmente entre los menores.
Se supone que los “nativos digitales” poseen un dominio sofisticado de internet y una verdadera “cultura” de redes. Pero la realidad demuestra que los mayores de 30 son mejores en el uso de internet.
Catedrático de Comunicación Audiovisual y Publicidad en la Universidad de Valladolid y Director del Laboratorio LipsiMedia Ad-Lab, Universidad de Valladolid