Los arquetipos literarios del héroe o la mala madre siguen estando presentes en la literatura actual. Entenderlos puede facilitar el acercamiento a los clásicos.
En los cuentos infantiles tradicionales siempre había un “malo”, pero los libros para niños que se publican hoy tienden a evitar este personaje antagonista. ¿Nos estamos perdiendo algo importante?
Elegidos con cuidado, los cuentos interactivos que se disfrutan en una pantalla pueden ser una buena herramienta para desarrollar algunas destrezas de lectura en los niños más pequeños.
Se cumplen cien años del nacimiento de Judith Kerr, autora de referencia en la literatura infantil y juvenil, gracias a los libros ‘El tigre que vino a tomar el té’ o ‘Cuando Hitler robó el conejo rosa’.
Leer no es aceptar, sino interpretar, ubicar, reflexionar y criticar. Entender la lectura como un acto que nos obliga a cuestionar nuestras creencias y argumentarlas es fundamental desde la infancia.
Desde comienzos de los 80, los personajes de este escritor recientemente fallecido engancharon a los lectores jóvenes no sólo con la lectura, sino con referentes previos de la literatura.
Charles Perrault fue uno de los primeros en ver el potencial de esta historia arquetípica, que sobrevive en nuestros días a través de sus versiones tradicionales y cientos de adaptaciones.
La literatura infantil es extensa y muy variada, desde los textos clásicos que hoy resultan alejados de la realidad del niño hasta las creaciones educativas ad hoc con poco valor literario.
La dislexia tiene una dimensión psicoafectiva que puede paliarse con la biblioterapia: recomendamos 13 libros cuyos personajes tienen dislexia y que la normalizan y permiten al lector empatizar.
Los humanos nacemos con fascinación por las historias: proponemos lecturas para niños y adolescentes, para que no pierdan esta fascinación, ajustadas a cada etapa de crecimiento.
Los libros de Harry Potter son una de las lecturas preferidas por los niños desde su publicación. Pero ¿fomentan los estereotipos de género o los revierten?
Los autores de literatura infantil y juvenil y los que escriben literatura fantástica parecen no contar con el mismo prestigio social que los de temas “adultos”. Es un error.
La autora de los libros de Celia y la pionera compositora y directora de orquesta se conocieron en un Madrid de antes de la Guerra Civil en el que proliferaban asociaciones de mujeres.
Las vacaciones parecen el momento ideal para fomentar el hábito lector de pequeños y jóvenes. Sin embargo, parece que los padres no usan el enfoque adecuado para fomentar el gusto por leer. Utilizar como referencia los hábitos lectores del adulto nunca es un buen punto de partida. Tampoco pensar que la literatura es mejor que la música o el cine.
Analizar la literatura infantil y juvenil y su consumo es fundamental para tratar de valorar cómo está influyendo, o no, en la construcción de estereotipos en el alumnado de primaria y de secundaria.
Escribir para los más pequeños no requiere de las mismas habilidades que hacerlo para adultos. Hay que ir al grano y hablarles de temas que conozcan, además de hacerlo con una estructura clara.
Profesora Asociada de la Facultad de Formación del Profesorado y Educación en el Departamento de Ciencias de la Educación área de Didáctica de la Lengua y la Literatura, Universidad de Oviedo
Profesora de Literatura infantil y lengua inglesa en la Facultad de Educación, Ciencias Humanas y Traducción, Universitat de Vic – Universitat Central de Catalunya
Profesora Asociada del Departamento de Investigación y Psicología en Educación y Orientadora Educativa en la Consejería de Educación de Castilla-La Mancha, Universidad Complutense de Madrid