Las campañas electorales en redes sociales, como esta en la que estamos actualmente, están centradas en el marketing del candidato, dirigidas a un público segmentado y buscan más la viralidad que hablar de política y programas.
Los gestos y la forma de hablar son responsables de un 93% de la transmisión de un mensaje. Analizamos la credibilidad, eficacia e influencia que transmite cada candidato de manera no verbal.
Los candidatos Trump y Biden llevan más de 180 millones de dólares gastados en anuncios en Facebook. Es necesario un control y normas específicas si no queremos que el voto se mercantilice.
La Ley Electoral contempla la prohibición de que se publiquen encuestas cinco días antes de las elecciones, algo que no parece tener mucho sentido en plena era digital.
Bombardear a los electores con estímulos negativos y generar incertidumbre forman parte de la estrategia de las campañas electorales. Gestionar la ansiedad y el entusiasmo es fundamental.