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Cinco días de abril: el fango y la luz

Al realizar un análisis lingüístico de la carta del presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, publicada el 24 de abril, y su declaración efectuada cinco días después, encontramos un ejemplo de uso de una estrategia muy efectiva desde el punto de vista de la comunicación y la persuasión: la metáfora primaria o metáfora de correlación, un mecanismo conceptual que puede convertir una simple carta en un huevo de pascua.

Las estrategias discursivas de la carta de Sánchez merecerían un artículo aparte, pero en este vamos a concentrarnos en un único párrafo y en concreto en la expresión que aparece en negrita:

“Sin ningún rubor, el Sr. Feijóo y el Sr. Abascal, y los intereses que a ellos les mueven, han puesto en marcha lo que el gran escritor italiano, Umberto Eco, llamó la máquina del fango. Esto es, tratar de deshumanizar y deslegitimar al adversario político a través de denuncias tan escandalosas como falsas.”

Pedro Sánchez atribuye a dos líderes de la oposición el haber puesto en marcha la máquina del fango. Con esta expresión activa una metáfora primaria bien conocida en los estudios de lingüística cognitiva:

LA MORALIDAD ES LIMPIEZA

LA INMORALIDAD ES SUCIEDAD.

Lo hace en la carta del 24 de abril y vuelve a utilizar la misma estrategia en su declaración del lunes 29 de abril, solo que en esta ocasión elabora la metáfora para erigirse en el líder de la limpieza de ese fango, objetivo para el que solicita la ayuda del resto de la ciudanía:

“Una reflexión colectiva que abra paso a la limpieza, a la regeneración, al juego limpio. Llevamos demasiado tiempo dejando que el fango colonice impunemente la vida política, la vida pública, contaminados de prácticas tóxicas inimaginables hace apenas unos años.”

“Pongamos fin a este fango de la única manera posible: mediante el rechazo colectivo, sereno, democrático, más allá de las siglas y de las ideologías, que yo me comprometo a liderar con firmeza como presidente del Gobierno de España.”

Cuestión de metáforas

¿Qué es una metáfora primaria? Las metáforas no son sólo un recurso literario propio de la poesía. Las metáforas son como los brackets.

Igual que los padres sabemos que allí dónde hay un niño o un adolescente es muy probable que haya unos brackets dentro de sus bocas, los lingüistas también hemos comprobado que allí donde hay un acto comunicativo, habrá con casi toda seguridad alguna metáfora.

Los humanos pensamos, vemos y entendemos el mundo en muchas ocasiones a través del filtro de esta operación conceptual.

Mediante las metáforas comprendemos ideas complejas y abstractas, como por ejemplo el amor, proyectando sobre ellas nuestro conocimiento acerca de conceptos más sencillos y cotidianos, como los viajes.

Este juego conceptual se plasma en el lenguaje cuando decimos, por ejemplo, que nuestra relación va cuesta abajo y sin frenos o que nuestro amor se ha estrellado contra un muro. EL AMOR ES UN VIAJE es una metáfora por semejanza basada en lo que ambos dominios (amor y viajes) tienen en común.

Las metáforas de este tipo son las más conocidas, pero existen otras que no se basan en la semejanza sino en la correlación.

MORALIDAD ES LIMPIEZA / INMORALIDAD ES SUCIEDAD es una de ellas.

Este segundo tipo de metáforas, conocidas como primarias, surgen de correlaciones habituales y repetitivas entre dos conceptos en nuestra experiencia cotidiana, es decir, de cosas o eventos que percibimos ocurriendo siempre de manera simultánea.

Un ejemplo clásico es la metáfora que correlaciona cantidad y altura. Sabemos que cuantos más libros colocamos uno encima del otro, más altura tendrá la pila de libros; que cuanta más agua añadamos a un vaso, más subirá su nivel, etc. Como explica George Lakoff estas correlaciones experienciales y persistentes terminan por crear sinapsis neuronales entre los conceptos de cantidad y altura, de forma que nuestro cerebro los acaba fusionando y eso nos permite usar uno de ellos en lugar del otro. Hablamos así de subir el volumen para expresar la idea de aumentarlo o bajar la ratio de alumnos para comunicar la necesidad de que haya menos alumnos por clase, etc.

El huevo de pascua

La frase en la que Sánchez sugiere que la oposición ha puesto en funcionamiento la máquina del fango funciona comunicativamente a modo de huevo de pascua, escondiendo una metáfora primaria: LA INMORALIDAD ES SUCIEDAD, que asigna a sus contrincantes políticos. Las metáforas son irresistibles para el cerebro humano.

Como puede constatarse en los medios de comunicación y redes sociales, la frase ha prendido como una cerilla en un pajar entre los periodistas, los comentaristas y la gente de a pie que después comentaban la noticia.

Una de las características que hace especiales a las metáforas primarias es que tienen una base experiencial. Son corpóreas. Las percibimos como algo físico.

En el caso de la metáfora que nos ocupa, Grady (1997) señala que la correlación se establece entre los objetos con los que interaccionamos habitualmente (como la comida) y la evaluación que hacemos de ellos basada en su apariencia. Lo sucio no es atractivo y además es generalmente insano. A esto hay que añadir que tanto lo sucio como lo inmoral nos producen una sensación similar de desagrado. Incluso los gestos faciales que hacemos al percibir uno u otro son similares. Las dos sensaciones activan también regiones en nuestro cerebro que se solapan. Es decir, nuestro cerebro activa zonas similares al procesar la sensación de suciedad y la idea de inmoralidad. De esta manera terminamos fusionando lo moral (bueno) con lo limpio y lo inmoral (malo) con lo sucio.

Manos limpias

El nombre de la organización Manos Limpias es un ejemplo claro de cómo esta metáfora subyace a nuestra comprensión de la moralidad.

La fusión entre limpieza / suciedad y moralidad / inmoralidad está tan arraigada en nuestra mente que emerge en refranes, frases hechas y el lenguaje cotidiano sin que seamos apenas conscientes de ello (“juego sucio”, “mente sucia”, “conciencia limpia”, “higiene moral” , “limpiar los pecados”, “ensuciar / limpiar la reputación de uno”, “tener un historial limpio”, etc.).

La recurrente amenaza paternal de lavar la boca de los niños con jabón cuando dicen algo inapropiado es solo otra manifestación más de esta unión mental entre lo inmoral y lo sucio, como lo son también algunos ritos religiosos (los cristianos limpian el pecado mediante el bautismo, mientras que los musulmanes hacen abluciones para purificar su cuerpo antes del rezo).

El efecto Lady Macbeth

En la conocida obra de William Shakespeare, tras el asesinato del rey Duncan, Lady MacBeth pronuncia un famoso monólogo en el que exclama: “¡Fuera, maldita mancha!”, mientras mira sus manos ensangrentadas. “¿Nunca estarán limpias estas manos?”. La necesidad compulsiva de limpiar la sangre que mancha sus manos es una metáfora de su incapacidad para librarse del sentimiento de culpa por su colaboración en el asesinato del rey: Lo inmoral es sucio.

Lady Macbeth da nombre a un efecto cognitivo asociado a esta metáfora primaria que demuestra la solidez de nuestra asociación mental entre lo inmoral y lo sucio, así como las consecuencias de esta correlación.

Diversos experimentos psicolingüísticos han demostrado que los actos inmorales nos hacen pensar y hablar en términos de suciedad o de limpieza cuando sentimos culpa, como le ocurre a Lady Macbeth, y también que la suciedad dirige nuestra mente a pensamientos ligados a la inmoralidad e incluso puede influir en nuestros juicios morales sobre determinadas acciones.

Chen-Bo Zhong (Universidad de Toronto) y Katie Liljenquist (Universidad de Northwestern) llevaron a cabo un estudio experimental con dos grupos de personas a cada uno de los cuales le pidieron que tratase de recordar alguna acción personal, moralmente buena en un caso, y reprobable en el otro. Después los informantes de cada uno de los grupos tuvieron que resolver adivinanzas léxicas sencillas que consistían en completar palabras (ej. W~~H, SH~~ER).

Se observó que aquellos que habían recordado un hecho inmoral tendían a completar los huecos formando palabras relacionadas con la limpieza (WASH-limpiar, SHOWER-ducha) en lugar de formar otras palabras también posibles (WISH, SHAKER). Recordar sus acciones inmorales había incrementado su necesidad de sentirse limpios físicamente.

Las personas en el grupo que habían pensado en acciones éticas no mostraron esa tendencia.

En un segundo estudio, los mismos autores analizaron si el recuerdo de una acción inmoral no solo influía en la accesibilidad mental de palabras relacionadas con la limpieza, sino si podía llegar a influir en la toma de decisiones.

Volvieron a pedir a un grupo de personas que recordaran alguna acción inmoral cometida en el pasado y después les ofrecieron un pequeño regalo por su participación en el experimento. Podían elegir entre un juego de toallitas limpiadoras o un bolígrafo presentados de manera que fueran igualmente atractivos. Aquellos que habían recordado una acción inmoral tendían a elegir como regalo el juego de toallitas limpiadoras en proporción estadísticamente significativa. La correlación entre moralidad y limpieza había influido en su elección.

En un experimento más reciente, Liljenquist, Zhong y Galinsky (2010) demostraron que la correlación entre moralidad y limpieza funcionaba también en sentido inverso, es decir, sensaciones físicas de limpieza motivaban acciones éticas.

En su estudio, aquellos participantes que se encontraban en una habitación que olía a limpio resultaron estar más predispuestos a colaborar en actividades de voluntariado o a hacer donaciones económicas que aquellos que habían sido colocados en una habitación con olor neutro.

Aunque estos estudios han sido objeto de controversia y de matizaciones que circunscriben el efecto a determinadas condiciones o a marcos más amplios, la conexión lingüística entre moralidad y limpieza se ha constatado en diferentes ámbitos y su posible relación conceptual se sigue investigando.

El fango

Asignando a la oposición el rol de operadores de la máquina del fango en su carta inicial y autoerigiéndose en el líder que llevará a cabo la limpieza de ese fango en la declaración del lunes, Sánchez ha activado la correlación que subyace a la metáfora primaria:

MORALIDAD ES LIMPIEZA / INMORALIDAD ES SUCIEDAD y esa asociación mental, como muestran los experimentos, es automática.

Imponer un marco conceptual como éste sobre sus adversarios en una carta tan mediática es una inteligente jugada comunicativa que tanto sus seguidores como sus detractores y los medios de comunicación (afines y contrarios) se han encargado de reforzar y amplificar durante estos días.

El problema que subyace a la activación del marco metafórico del fango y su correlación con la inmoralidad es que es muy difícil desactivarlo. La reacción lógica del oponente será negarlo, pero, como explica el profesor de lingüística cognitiva George Lakoff, para ello es necesario nombrarlo y, paradójicamente, cada vez que lo nombre lo estará reafirmando entre los receptores de su mensaje. El consejo del profesor Lakoff ante estas situaciones es que es mejor “atacar” que intentar defenderse. Esto implica no tratar de negar el marco que tu oponente te impone, no repetirlo, no tratar de argumentar en torno o en contra de ese marco.

La respuesta oficial del líder de la oposición, Alberto Núñez Feijoo, a la carta de Sánchez es impecable en este sentido. En su comunicado evita toda referencia a este marco conceptual utilizando circunloquios como “lanzar graves y gratuitas acusaciones a los demás” o “la oposición, nos llame lo que nos llame…”, etc.

Sin embargo, algunas de sus declaraciones a la prensa durante estos cinco días de reflexión caen en la trampa de repetir el marco, creando eco y amplificándolo: “De aquí al lunes dirá (Pedro Sánchez): ‘Para parar a la derecha y a la extrema derecha voy a seguir al frente del partido y a la vez voy a empatar en el fango’, ha pronosticado Feijoo en una entrevista radiofónica. El líder popular ha insistido en que "desde que ha llegado, él (Pedro Sánchez) se ha movido en el fango”.

Cuando se desea desactivar un marco negativo, lo más eficaz sería, explica Lakoff, elegir otro marco narrativo que sea atractivo y que incorpore la postura que se quiere defender. Esto es lo que hace Feijoo en su respuesta oficial a la carta a la ciudanía de Sánchez cuando se refiere a ésta como “espectáculo de adolescente”, o dice textualmente: “Sé que muchos de ustedes están hartos de guiones en los que el protagonista es siempre el mismo, y el conjunto de ciudadanos no alcanzan ni la consideración de figurantes”. Un marco metafórico similar activa la portavoz de grupo popular al referirse a la carta como un episodio de una “telenovela”.

El marco inicial podría quedar desactivado si la oposición logra que estos nuevos marcos que equiparan la carta de Sánchez con un episodio de una telenovela, un teatro o un espectáculo adolescente prendan en la opinión pública y se hagan dominantes.

Pero quizás sería más inteligente contrarrestar la metáfora primaria inicial con otra del mismo tipo en lugar de usar metáforas por semejanza que carecen de base experiencial y corpórea y, por tanto, del automatismo de las anteriores.

Intentar desactivar una metáfora primaria, corpórea y experiencial (INMORALIDAD ES SUCIEDAD/FANGO) mediante una metáfora por semejanza (metáfora del teatro/telenovela) se antoja en términos cognitivos como intentar curar una herida con un trozo de cinta adhesiva en lugar de con una tirita. Parecen lo mismo, pero no funcionan igual, ya que ambos tipos de metáforas activan resortes cognitivos diferentes.

La luz

La evaluación de un comportamiento no solo se ve influida por la activación de marcos desagradables como el fango. Existen otras metáforas primarias que también están implicadas en nuestras apreciaciones y valoraciones de la realidad.

Igual que el cerebro fusiona conceptos como la limpieza / suciedad y la moralidad / inmoralidad, también evalua la bondad de los actos metafóricamente en términos de salud (por ejemplo, tener pensamientos enfermos) o de rectitud física (una persona torcida).

En un estudio publicado en 2019 observamos que en publicidad, otro contexto comunicativo en el que la persuasión es esencial, destaca el uso de la metáfora primaria LO BUENO ES LUMINOSO, que se manifiesta a menudo visualmente y que también nos permite evaluar la realidad desde una perspectiva experiencial y corpórea. Desde nuestra infancia experimentamos físicamente los beneficios de la luz. Allí donde existe nos sentimos seguros, podemos orientarnos, interactuar con los objetos que vemos y evitar tropiezos. Crecemos asociando la luz con lo bueno, mientras que la oscuridad queda unida en nuestra mente al miedo y a la inseguridad.

¿Se ha preguntado alguna vez por qué en muchos anuncios el producto refleja brillos o está rodeado por un halo luminoso? Estos efectos son solo formas de activar esta metáfora primaria que nos lleva a percibirlos de manera positiva a través de la asociación experiencial entre la luz y lo positivo.

En un reciente estudio hemos constatado la presencia de esta metáfora tanto en artículos tangibles, como en aquellos que tratan de vendernos servicios inmateriales.

Captura de pantalla de distintos anuncios con brillos.

Como las lingüistas del Grupo ICON de Cognición en Acción han mostrado repetidamente en relación con diversos ámbitos de la actualidad, la creación de narrativas metafóricas apropiadas en las que enmarcar las ideas que se pretenden comunicar es una estrategia comunicativa altamente efectiva. Introducir metáforas primarias bien elegidas en esas narrativas podría aumentar su efectividad activando proyecciones conceptuales de base corpórea y experiencial muy potentes.

El lenguaje es más poderoso de lo que pensamos. Una sencilla carta o declaración pueden contener metáforas con efectos sorprendentes sobre nuestra visión de la realidad e imponer un marco narrativo muy difícil de desactivar. Es necesario tener todo esto en cuenta antes de menospreciarlas, así como al intentar buscar marcos narrativos alternativos lo suficientemente potentes como para contrarrestar sus efectos.

Frente al fango, quizás, la luz.

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