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El ladrillo pone en peligro El Cabezo de la Joya, patrimonio cultural y natural de Andalucía

La necrópolis tartésica de la Joya se localiza en el Cabezo de La Joya, un pequeño promontorio de terreno en pleno centro de la ciudad de Huelva.

Su descubrimiento en los años 60 supuso un avance muy significativo para el conocimiento sobre la cultura tartésica y para la arqueología onubense en particular. La ciudad de Huelva se convirtió en referente para la protohistoria internacional.

Tumba en proceso de excavación. Museo de Huelva

Las tumbas localizadas, de tipo aristocrático, contenían ajuares funerarios sin parangón en otras necrópolis tartésicas. Junto a los cadáveres se depositaron objetos muy ricos y diversos, como jarros de bronce, objetos de plata, oro, vasos de alabastro, o marfiles e incluso los restos de un carro decorado con ricos elementos de bronce.

Su excepcionalidad fue tal que favoreció la creación del Museo de Huelva en 1973, donde actualmente se localizan las ricas y singulares piezas exhumadas durante las excavaciones, piezas que incluso han sido solicitadas por algunos de los museos más importantes del mundo, como el Metropolitan Museum.

Geografía idónea

Dada su situación geográfica, los cabezos de Huelva proporcionaron un excelente lugar de habitación y enterramiento para las comunidades que los ocuparon desde la Prehistoria reciente. Desde sus alturas se obtenía una extensa visión de gran parte del espacio marítimo del Golfo de Cádiz y del continental más inmediato.

Además de la riqueza arqueológica que alberga, el cabezo de La Joya contiene un número importante de valores geológicos y naturales que conforman un paisaje único. Existe una variedad de rocas sedimentarias; y un registro paleontológico diverso y accesible, dentro del que destaca el hallazgo de varios ejemplares de ballena, muestra de la parte final de un depósito que tiene lugar entre los 7,5 y 2,6 millones de años.

Este paisaje excepcional se ha ido transformando considerablemente a lo largo del tiempo, sobre todo por la acción del hombre. Como principal consecuencia de esta, se ha producido la práctica desaparición de los cabezos y con ellos la de muchos restos arqueológicos de los asentamientos que se situaban en altura.

Desaparición de los cabezos

La documentación archivística ha permitido conocer el proceso de destrucción de los cabezos de Huelva ocupados desde la Antigüedad, comenzando por el desmonte de los del Molino de Viento y del Cementerio Viejo, desaparecidos completamente, así como los rebajes realizados en el de San Pedro y los de La Esperanza, de los que sólo ha quedado una parte.

Este proceso continúa en la actualidad con la reciente desaparición de otros cabezos como el del Pino. Se está generando una nueva topografía de la ciudad que poco tiene que ver con la que nuestros antepasados vivieron.

La destrucción o alteración de los cabezos ha llegado a su máximo exponente con el proyecto urbanístico aprobado por el Ayuntamiento de Huelva que pondrá en peligro la integridad del cabezo de la Joya. Operación autorizada pese a que se localiza dentro de la zona A1 de la Zona Arqueológica de Huelva, inscrita en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz con la categoría de Bien de Interés Cultural.

Infografía Edificios proyectados. Huelva Te Mira

Desaparición de un paisaje cultural

Tanto el Plan Especial de Reforma Interior de 2004 como la Modificación Puntual aprobada por el Ayuntamiento en 2018 únicamente consideran la presencia de evidencias arqueológicas en la parte alta del cabezo, sin tener en cuenta ni la posibilidad de localizarlos en la superficie donde se proyecta construir, ni el paisaje cultural asociado al yacimiento.

En este último caso, el hecho de que los bloques previstos superen entre 5 y 15 metros la altura máxima del cabezo hace que este quede escondido tras los bloques. Se pierde así la comprensión histórica del enclave, y sus relaciones visuales, y se incumplen los artículos 19 y 28 de la Ley de Patrimonio Histórico de Andalucía, en cuanto a contaminación visual o perceptiva y en lo que concierne al entorno de los Bienes de Interés Cultural respectivamente.

El PGOU de Huelva, vigente desde 1999, consideró los Cabezos como meros vacíos urbanos, de cara a aprovechar estos espacios ante el creciente boom de la construcción. Confirió unos coeficientes de aprovechamiento y edificabilidad muy elevados, despreciando sus condiciones orográficas y sus valores naturales, culturales, ambientales y paisajísticos. Coeficientes que, además, no cumplen con lo establecido en el reglamento de protección y fomento del patrimonio histórico español, ni con las leyes de Patrimonio Histórico de Andalucía y de Ordenación Urbanística, que exigen la adaptación del PGOU a los Bienes de Interés Cultura, caso de la Zona Arqueológica de Huelva.

Por ello, si la modificación puntual no los recoge, sería conveniente cambiar el planeamiento urbanístico actual en aras de la protección patrimonial.

Proponemos, por tanto, que esta zona quede totalmente liberada de cargas urbanísticas y que por el contrario sea el lugar elegido como área de interpretación patrimonial de la ciudad de Huelva.

Impacto del Plan urbanístico sobre el Cabezo de la Joya (Huelva). Huelva Te Mira

Monumento natural

El establecimiento de un Proyecto General de Investigación garantizaría que los intereses urbanísticos privados no prevalezcan sobre los intereses de la sociedad. La investigación no debe estar sujeta al desarrollo de un planeamiento urbanístico, sino a esta figura reglamentaria que garantice la correcta investigación de este hito arqueológico. Sobre todo porque, tras la prospección geofísica y la intervención arqueológica efectuadas en 2019, tenemos constancia de lo que toda la comunidad científica sospechaba: la continuidad de la necrópolis en las laderas medias del Cabezo, no solo en su cima.

El Cabezo de La Joya debería incluirse dentro de los Monumentos Naturales de Andalucía, junto al resto de cabezos de la ciudad, pues tampoco están incluidos. De esta manera, quedaría protegido, y la administración ambiental podría mejorar la gestión y garantizar la conservación de los excepcionales valores que alberga.

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