Los ataques hutíes han alterado el orden del transporte marítimo global: cambian las rutas y aumentan las emisiones pero también los precios de los productos por la subida en los costes y los seguros.
Mil quinientos millones costó el hundimiento, en 2012, del crucero Costa Concordia. Los expertos consideran que la factura por el derrumbe del puente en Baltimore será aún más elevada para sus responsables.
La pandemia, la guerra en Ucrania y ahora los ataques terroristas en el Mar Rojo han puesto a prueba las cadenas de suministro globales: ¿cómo podemos hacerlas menos vulnerables?
Los ataques de Hamás sobre Israel, y la posterior respuesta israelí sobre la franja de Gaza, han desestabilizado el mercado petrolero. La evolución del conflicto marcará los precios en los próximos meses.
Los investigadores del proyecto eCCoSHIP han desarrollado un sistema para producir electricidad a bordo aprovechando los gases de escape del motor y emplearla para propulsar las naves.
En 2021 subieron la electricidad y el gas, fallaron las cadenas logísticas, los niveles de deuda rebasaron todo límite, repuntó la inflación. Habrá que ver si se trata de un reacomodo tras el desajuste provocado por el confinamiento o si se trata de una cambio estructural en el modelo económico.
En 2021 las cadenas de suministro globales han estado sometidas a una enorme tensión que no parece que vaya a bajar en el corto plazo. En medio de este caos, las grandes vencedoras están siendo las empresas de transporte marítimo.
El transporte marítimo busca mayor sostenibilidad en términos de emisiones de carbono y contaminación de los mares y, tras la covíd-19, enfrenta una posible relocalización industrial que reconfiguraría su estructura a nivel mundial.
El canal de Suez (1869) se construyó para permitir la comunicación marítima directa entre el Mediterráneo y los mercados asiáticos, donde las grandes potencias europeas tenían importantes inversiones.