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El futbolista Maciej Makuszewski se duele de una lesión durante un partido de la liga polaca de 2014. Shutterstock / Dziurek

¿Qué deportistas se lesionan más?

Nadie discute a estas alturas que el deporte aporta beneficios para la salud física y mental de gran valor a los que lo practican. Sin embargo, también lleva implícito el riesgo de sufrir una lesión. Entre las lesiones deportivas más frecuentes se han descrito los esguinces, las distensiones, las contusiones, las luxaciones, las fracturas y las laceraciones.

En la mayoría de los casos se trata de lesiones de bajo impacto que se resuelven en pocas semanas con el manejo sanitario adecuado.

Sin embargo, las estadísticas indican que alrededor del 20 % de los escolares se ausenta de la escuela al menos un día al año debido a lesiones deportivas, y 1 de cada 3 jóvenes busca atención médica por una lesión relacionada con el deporte cada año.

Además, hay que reconocer que en algunos casos se ha asociado la práctica deportiva al desarrollo de conmoción cerebral y o parada cardiaca. De ahí la recomendación de realizar chequeos médicos antes de la participación en prácticas deportivas, especialmente si estas son muy exigentes a nivel cardiovascular.

Las lesiones deportivas habitualmente se deben a la combinación de varios factores de riesgo, unos extrínsecos y otros intrínsecos. Los factores intrínsecos se refieren a la edad del propio deportista, sus alteraciones de salud previas o su estado emocional. El riesgo de contacto en el boxeo y el riesgo de caída en las gimnastas se consideran factores extrínsecos.

Contacto y saltos aumentan las lesiones

Se ha definido que los deportes de alto riesgo lesional son aquellos que implican contacto. Es decir, deportes individuales o de equipo en los que hay una interacción física directa o indirecta entre los diferentes deportistas, como ocurre en el fútbol, el baloncesto, el balonmano o el waterpolo.

De hecho, alarmadas por las elevadas tasas de lesiones graves y muy graves a nivel neurológico, traumático y ocular por contacto directo e indirecto en el hockey sobre hielo y el fútbol americano, instituciones estadounidenses han modificado los reglamentos de dichas disciplinas para reducir estas a través de su penalización. Los datos han mostrado que se trató de una decisión correcta, dado que las lesiones en dichos deportes en categorías juveniles se han reducido en más del 50 %.

Otra característica frecuentemente asociada al riesgo de lesión es la necesidad de saltar para el desarrollo de la actividad. Algo característico del snowboard, el atletismo, la gimnasia rítmica y artística o, de nuevo, el baloncesto.

Finalmente, los deportes que se practican en espacios interiores (techados) también se han relacionado con más lesiones. Este fenómeno podría deberse a que la mayoría de los deportes de contacto se celebran es espacios cerrados. De hecho, esta explicación tendría sentido con lo identificado en una investigación en la que determinaron que no había diferencias en el riesgo de sufrir una lesión al practicar fútbol en espacios interiores o exteriores.

Entrenamiento preventivo

Una metodología de entrenamiento segura debe programar correctamente el tiempo de las sesiones de trabajo. Asimismo, conviene incluir diferentes modalidades de trabajo muscular y articular, además de entrenar adecuadamente el gesto deportivo específico. Es decir, que los remeros y canoístas deben incluir en su rutina de entrenamiento ejercicios de movilidad y perfeccionamiento del movimiento de los miembros superiores (imprescindibles para el correcto desempeño de su práctica deportiva). De forma homóloga, los futbolistas deberían hacer lo mismo en relación a los miembros inferiores y los nadadores tanto de brazos como de espalda.

Además, dentro de la metodología de entrenamiento, el factor que más riesgo ha demostrado tener para los deportistas es la excesiva exposición a la práctica deportiva. O lo que es lo mismo, entrenar demasiado.

Dormir más y entrenar menos

Independientemente de la disciplina deportiva, hay que tener en cuenta los factores individuales, tanto físicos como psicológicos.

Por ejemplo, el riesgo de lesión aumenta en la ventana de los 20 a los 24 años. ¿Por qué? Es posible que se deba a que los deportistas jóvenes son los que más frecuentemente se exponen a más entrenamientos y de mayor duración.

Además, mantener estilos de vida inadecuados con hábitos entre los que se encuentran dormir menos de siete horas al día o el consumo de ultraprocesados y alcohol también incrementan el riesgo lesional, independientemente de la disciplina deportiva practicada.

¿Cómo prevenir las lesiones?

Asumiendo que si un deporte en concreto exige interactuar físicamente con otros participantes o saltar podría lesionarnos más fácilmente, el resto de los factores de riesgo sí son manejables por los deportistas y los profesionales que les rodean. Es decir, entrenadores, fisioterapeutas y médicos de los equipos deportivos pueden identificar a los individuos propensos a las lesiones y adaptar sus programas de entrenamiento y rehabilitación para que el riesgo de lesión sea mínimo.

Y como para tantas otras enfermedades y alteraciones de la salud, la capacidad individual para manejar aspectos de nuestro día a día como el descanso y la alimentación tendrá efectos notables.

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