Menu Close

¿Qué hay que tener en cuenta para evaluar a un docente?

La evaluación en el ámbito educativo ha sido siempre motivo de preocupación, de reflexión y de transformación del marco pedagógico.

El término evaluación está sujeto a diferentes interpretaciones. Con mucha facilidad, los estudiantes, y la sociedad en general, poseen una visión reducida y sesgada de su significado. A menudo la entienden únicamente como medida para determinar si el estudiante supera una asignatura, un curso, un nivel o una titulación completa.

Sin embargo, la evaluación es mucho más. Debe ser una herramienta que ayude a la mejora de la calidad educativa. Y la calidad educativa, según las últimas investigaciones, depende en gran medida del profesorado y sus competencias. Es decir, las competencias de los docentes determinan un mejor o peor, o mayor o menor aprendizaje del estudiante.

Por tanto, la evaluación educativa debe analizar tanto el aprendizaje del alumnado, como el programa de enseñanza y la propia labor de los docentes. Ha de ser un proceso de indagación sistemática, de reflexión crítica del proceso de enseñanza-aprendizaje y de todos los agentes que intervienen en él. Su fin es facilitar la toma de decisiones informadas y orientadas a la mejora de la calidad del proceso.

Evaluación de y para el profesorado

La evaluación del docente ha de partir del conocimiento de las labores que desarrollan estos profesionales en el aula. También tiene que tener en cuenta la influencia que estos ejercen sobre el proceso de aprendizaje del estudiante y en los factores de mejora.

Debe ayudar a la observación y verificación de progresos y a ofrecer caminos de evolución al propio docente. Tiene que estar al servicio del propio profesorado, quien tiene la obligación de buscar ser cada vez mejor en su labor formativa.

Cómo definimos la calidad en la docencia

Uno de los elementos fundamentales de los procesos de evaluación es el qué: debemos tener claro qué es lo que estamos evaluando. En el ámbito de la evaluación docente, la respuesta nos obliga a identificar y organizar las competencias que debe reunir un profesor.

De ahí la importancia de construir un marco de referencia de competencias y cualidades profesionales para los docentes que responda a las necesidades cambiantes y que sea promovido en cooperación con todas las partes interesadas. Este primer paso demanda la necesidad de investigaciones rigurosas que permitan construir un marco de referencia consistente y acertado.

La nueva ley de educación española, LOMLOE, apunta en esta dirección. El 27 de enero de 2022, cumpliendo con el compromiso adquirido, el Ministerio de Educación y Formación Profesional, presentó un documento para el debate con 24 propuestas para la mejora de la profesión docente, incidiendo en la formación inicial, el acceso a la profesión docente, la formación permanente y en el desarrollo profesional. Este documento destaca la necesidad de establecer un marco de competencias profesionales docentes como referente para la detección de necesidades y la planificación en la formación inicial y permanente del profesorado.

Se trata de un compromiso que supone un avance importante, ya que hasta la fecha España no cuenta con un marco común de referencia de competencias profesionales docentes.

La importancia del contexto

Una evaluación auténtica sobre las competencias y el rendimiento docente exige un análisis contextualizado. Es indiscutible que las competencias de un maestro de infantil difieren en gran medida de las de un profesor de secundaria o universidad.

Si bien comparten competencias docentes básicas, en el perfil competencial de un docente de áreas científicas se identifican competencias prioritarias que no lo son en especialistas en áreas sociales y humanidades, y a la inversa.

¿Quién evalúa?

Para lograr que el ejercicio de análisis y reflexión sea auténtico y pleno conviene que la evaluación sea compartida, y que participen tanto el propio docente como otros compañeros de nivel o de área, los estudiantes y las familias de los estudiantes, e incluso los equipos directivos del centro educativo.

Conseguir que este proceso de evaluación produzca mejoras en el desempeño profesional del profesorado requiere que todos los agentes implicados aúnen esfuerzos para realizar una evaluación:

  1. Realista: lo que se evalúe debe estar presente en la propia actividad docente.

  2. Relevante: lo que se evalúa ha de considerarse útil y valioso en la propia actividad docente.

  3. Orientada en todo caso hacia la mejora de la acción docente y del propio proceso didáctico.

  4. Que sea una oportunidad y causa de mejora en la labor docente.

El sistema universitario español cuenta con modelos de evaluación de la calidad de la actividad docente en los que participan tanto el colectivo docente como los estudiantes y quienes desempeñan cargos de responsabilidad académica.

En esa misma dirección ya se encuentra trabajando el Ministerio de Educación y Formación Profesional a través de la reforma para la mejora de la profesión docente en las etapas no universitarias.

Docentes no universitarios

La implantación de un proceso de evaluación en todo el sistema educativo, y no solo en la etapa universitaria, permitirá definir el progreso alcanzado por el profesorado orientándole en su desarrollo profesional docente.

También proporcionará evidencias sobre los criterios de calidad que cumple la actividad docente y facilitará la identificación de áreas de mejora que orienten decisiones para seguir trabajando para el incremento de la calidad educativa.

Want to write?

Write an article and join a growing community of more than 182,500 academics and researchers from 4,943 institutions.

Register now